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martes, 31 de mayo de 2011

Entrevista a José Sacristán


Collioure, sur de Francia, 1939. José Machado encuentra en un bolsillo del gabán de Antonio, su hermano muerto, un papel con unos versos últimos, “Estos días azules y este sol de la infancia”. José Sacristán decidió tirar de aquellas palabras como quien tira de la punta de un ovillo, para hallar todo el largo de la vida del poeta.

“Me he tomado la libertad de interpretar el último poema de Don Antonio como su deseo de volver a Sevilla”, dice el actor español en Buenos Aires. Ha titulado la obra Caminando con Antonio Machado. De la muerte en el exilio al huerto claro de la infancia, donde madura el limonero.
*  *  *

No hay modo de que José Sacristán tenga 73 años. Se le busca una mínima señal reveladora de la vejez y se fracasa. En cambio, está el galán de siempre, con su inquebrantable seguridad en sí mismo y su larga cara de perro humano, con esos ojos que tan bien pueden derretir de ternura a quien los mire, o atemorizarlo con seca dureza.
— ¿Quién es Antonio Machado para usted?
— Para mi generación Don Antonio, Miguel Hernández, Rafael Alberti, León Felipe… todos ellos son testigos formidables de un tiempo muy doloroso de España. Han escrito en la herida. Don Antonio era el más, por su condición de maestro, y maestro de pueblo. Hemos leído a aquellos poetas en la clandestinidad, y tomado de ellos más que la obra poética: aprendimos un comportamiento personal. Eran para nosotros referentes morales, apoyo ético en nuestra vida, gente a la que no había que traicionar, no sólo leer. Hacer esta obra es una especie de deber cumplido.


La nota completa en: http://www.clarin.com/espectaculos/teatro/Jose-Sacristan-Hacer-deber-cumplido_0_490750964.html



lunes, 30 de mayo de 2011

Puerto Deseado


El chico sabía que lo iban a retar, pero no podía dejar de hacerlo. Acostado boca abajo sobre la lancha, se estiró en la proa hasta asomar la cabeza para tener bajo sus ojos el agua transparente, y unos centímetros bajo el agua, el delfín que había visto. Y entonces sucedió algo que jamás podrá olvidar en su  vida: también el delfín estaba mirándolo. La lancha iba muy rápido, el delfín se movía dentro del agua helada a la misma velocidad, y aún así el chico y el delfín se miraron a los ojos, curiosos, inteligentes. Hicieron contacto.



jueves, 26 de mayo de 2011

Las piruetas del psicoanálisis

Para Gabi

Psy es una obra del nuevo circo, creada y ejecutada por la compañía de Quebec Les 7 Doigts de la Main. Siete dedos de una mano es una imagen que anticipa un toque de humor y delirio. Cada uno de los once personajes es víctima de una tribulación de la mente: está el hipocondríaco, el paranoico, el obsesivo compulsivo, etc. Lo confiesan en una terapia de grupo (“soy Lily y soy agorafóbica… un poquito”) y a partir de entonces el espectador va reconociendo en la conducta de cada uno, a lo largo de los números, los síntomas de su desarreglo. La relación buscada con el público parece tibia, pero con su afición al psicoanálisis los argentinos se hacen una fiesta con el juego de identificar tics y manías. Les 7 Doigts hablan de un asunto que los argentinos saben suyo, con el lenguaje del nuevo circo. El grupo de terapia impulsa a la agorafóbica a vencer el miedo a los espacios abiertos… subiéndola a un trapecio. Al comienzo está aterrorizada en el espacio abierto del cielo, pero con el aliento de los demás se va soltando hasta que aparecen piruetas que son de una técnica acabadísima (el tirabuzón sobre el trapecio es asombroso) y un riesgo al filo de lo que puede soportar el espectador. Cada hazaña es mayor que la anterior y con la ovación del público, Lily avanza hacia la cura.


 Más tarde Claire nos hace padecer con ella su insomnio a tres metros del piso abrazada a una almohada y adherida magistralmente al palo chino. Allí asume todas las posiciones posibles hasta hacer perder la noción de que el palo es vertical, o de que el palo existe… el espectador es confundido por la ilusión de que Claire flota, quieta, hacia arriba, hacia abajo.
Cuando llegue la hora del adicto entraremos en su mundo oscuro, solitario, aturdido, huyendo siempre dentro de un círculo del que no puede salir, girando en la rueda alemana. Con talento consumado el artista controla la rueda, pero en cualquier momento cae en su poder y es víctima de ella, atrapado en su interior mientras la rueda gira frenéticamente.

(...)

Les 7 Doigts de la Main ya fue bien recibida el año pasado en Buenos Aires. Fue creada en 2002 y juega en la misma categoría del Cirque du Soleil. Cada uno de los jóvenes que están en escena es maestro en su especialidad, y todos son acróbatas, bailarines, actores y malabaristas consumados. Sólo concibiendo que los jóvenes artistas de Psy son en realidad ángeles se hace comprensible su habilidad sobrehumana, su hermosura y su carisma. Claramente son magos, tienen cuerpos prestidigitadores.
La creación del espacio con los cuerpos en movimiento es impronta del nuevo circo. El nuevo género ha dejado atrás el circo tradicional, pero vuelve a él cada tanto para nutrirse. Ha sido clave circense el lúdico sometimiento de miedos fundamentales: a las bestias (las domina el domador), al ridículo (los payasos), al fuego (el lanzallamas), a las alturas (los trapecistas), etc. Cambian algunos objetos del miedo, pero seguimos teniendo miedo. Hoy tememos que los disturbios de nuestra mente desbarranquen nuestras vidas: el circo debía enfrentar ese terror. En Psy se retrata con exactitud el arco virtuoso que va de los cuerpos estáticos del psicoanalista y el paciente en el consultorio, al éxito de la terapia: la vida entera en movimiento.
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Lo mejor es la colaboración que no entró en la edición, de la psicoanalista Gabriela Chaia:

Lo leve y lo grave en Psy

La relación con la gravedad es algo que pasa por el cuerpo y por la psique, que vienen en un sólo "paquete". Lo leve y lo grave son cuestiones con las que lidiamos cotidianamente desde cuando nos pesa una pena hasta cuando nos levantamos de la cama, de la silla, o corremos. Asistir a ese momento en que un niño conquista el equilibrio de la bipedestación, eso que tanta alegría y júbilo causa a familiares y amigos, eso que le llevó tanto tiempo, tanteos y caídas tiene su paralelo en el alma. Sentirnos caídos, decaídos, pesados es bien diferente a la hora en que volamos de alegría y estar parados nos pesa menos que de costumbre. Les 7 Doigts cuentan en Psy una historia muy de los dolores actuales, recurriendo a sus artes, a sus acrobacias. En el fondo somos todos equilibristas y acróbatas. Ya lo dijo Buzz Lightyear, lo importante no es volar... sino caer con estilo.




Dos de Aimee Mann

save me 
From the ranks of the freaks
Who suspect they could never love anyone 





It's not going to stop
It's not going to stop
It's not going to stop
'Til you wise up



martes, 24 de mayo de 2011

Palavra de mulher



A veces los brasileños me llegan a casa en barra.


Palavra de Mulher
de Chico Buarque

Vou voltar Haja o que houver, eu vou voltar
Já te deixei jurando nunca mais olhar para trás
Palavra de mulher, eu vou voltar
Posso até
Sair de bar em bar, falar besteira
E me enganar
Com qualquer um deitar
A noite inteira
Eu vou te amar
Vou chegar
A qualquer hora ao meu lugar
E se uma outra pretendia um dia te roubar
Dispensa essa vadia
Eu vou voltar
Vou subir
A nossa escada, a escada, a escada, a escada
Meu amor eu, vou partir
De novo e sempre, feito viciada
Eu vou voltar
Pode ser
Que a nossa história
Seja mais uma quimera
E pode o nosso teto, a Lapa, o Rio desabar
Pode ser
Que passe o nosso tempo
Como qualquer primavera
Espera
Me espera
Eu vou voltar



lunes, 23 de mayo de 2011

Cuál es el camello y cuál el dromedario



Esta es una célebre canción didáctica de Titas de 1989 aprox.

Le letra dice:


O Camelo e o Dromedário  

Há uma questão que há muito tempo me incomoda
Qual será a vantagem de se ter uma ou duas corcovas?
O que iremos formular é somente um questionário
Qual diferença haverá entre o dromedário e o camelo?
E entre o camelo e o dromedário?

Postos frente a frente causam a mesma impressão
Mas quando postos de lado faz-se logo a correção
O camelo difere do dromedário que só tem uma corcova
O dromedário já difere do camelo por ter lá suas duas corcovas
Há muitas coincidências entre os nossos dois ruminantes
Mas quando chamados em ordem alfabética
É o camelo que vem sempre antes
O camelo está na letra "c" de quase todo abecedário
A letra "d", por sua vez, traz sempre a figura do dromedário

Haverá mesmo uma rusga entre os dois mamíferos quadrúpedes?
Ou desavenças são propriedades apenas de nós, humanos bípedes?
Só se anda de dromedário no deserto do Saara
Mas quem já viu aonde dorme o camelo lá na Guanabara?
O camelo é o Pão de Açúcar com a Urca vistos em relevo
Mas o dromedário é o Corcovado, só o Cristo é que não pode vê-lo

Será que, por ter duas corcovas, o camelo passa mais tempo sem beber água?
Ou pelo contrário, com um peso maior, beba mais água que o dromedário?
Será que o bom dromedário com sua única corcova tem por cima mais espaço
E ficaria assim nosso amigo camelo exposto a um maior cansaço?

Aquele que acertar a primeira resposta
Receberá duas corcovas em suas costas
Por outro lado
Aquele que só acertar a segunda
Não tardará a ficar com uma enorma corcunda


martes, 17 de mayo de 2011

Eterna lectura


Me impacienta, me irrita ver el mismo libro durante meses. No acabo nunca de leerlo. Mi ritmo de lectura me resulta agónico. No soy más inteligente que nadie, pero tampoco soy infradotado.

En principio, no puedo leer, sino que estudio. No puedo no estudiar el texto: cómo está escrito, cómo se estructura la propuesta, cómo se construye el narrador, qué público construye el autor y qué público construye el narrador interno de la historia; qué tengo que ver con ese público, qué léxico usan el autor y el narrador, qué ritmos, qué tiempos, cuáles son sus trucos para sugestionar, qué eligen esconder deliberadamente, qué piensan sobre los personajes sin decirlo, cuánto quieren a cada personaje, qué incógnitas siembran; por qué eligen la lógica con que estructuran el texto, cuáles son los antecedentes de la historia, qué pasará después del final; cómo podría decirse mejor esto o aquello, o cómo no podría decirse mejor, si el escritor estaba borracho al escribir o si tal descripción está relacionada con tal trastorno, si tal claridad sería el efecto de las drogas… Esto, entre muchos otros pensamientos que me distraen.

Pero no sólo me brotan preguntas y sus hipótesis respuestas referidas a las artimañas del texto. Lo que leo me dispara otra cantidad de pensamientos e ideas que se alejan de los temas, para complementarlos o para divagar. Los textos bien me aburren y entonces los abandono (se me ha transformado en precepto ético la máxima de Borges de que sólo hay que leer aquello que atrape el interés y descartar lo que no, sin miramientos ni concesiones) o bien me disparan fuegos de artificio a cada paso. Leo de Mansilla que los ranqueles le decían lauquen a la laguna y: claro, está explicando que los ranqueles vinieron del sur, adonde a su vez habían llegado del oeste; no los nombra pero se refiere a los mapuches, ¿no existiría la denominación mapuche cuando escribió Mansilla?, y ha habido esa modificación, de lafken a lauquen, f a au, bastante extraña, y justo estos días le estuve dando vueltas a lafken, en el texto sobre Pehuenia, tanto que la puse como palabra final del capítulo Mapu, la tierra, y ah, otra, Mansilla nombra un mapo y lo traduce como lugar, tierra es lugar,mapo para los ranqueles, Mapu para los mapuches; muy bien, y es así, traducir nunca es traducir la palabra, eso es sólo fantasía de traductor facilista: traducir es siempre ir de una forma de pensamiento a otra, y la distancia entre el español y el mapuche debe ser tanta como entre el español y el chino —la traducción facilista debe ser un encanto para los ecologistas, que han heredado el facilismo más tonto, y posiblemente malintencionado, del primer mundo, un facilismo antihumanista, que disfraza la crítica verdadera con una pose crítica, y así no cuestiona nunca el fondo de la cuestión, y es con ese facilismo que los ecologistas incorporan a todos los indios a la naturaleza, y esa línea le cabe de lleno a la satisfacción con que descubren que mapu es tierra, y siendo che, gente, mapuche es gente de la tierra, queriendo decir gente del medioambiente, gente que no se ha escindido de la naturaleza, nada más que porque esa boba fantasía simple es una fantasía que estructura el ecologismo, en tanto es inofensiva, es no mirar la dimensión social del hombre para concentrarse en una desproblematizada dimensión natural, claro, con una naturaleza mascota, una naturaleza de peluche, y no creo que haya algo más alejado que esa pavada de la naturaleza que concebirían los lenguajes mapuches, si es que concebían a la naturaleza, y no tiene por qué relacionarse con lugar, porque bien podría decirse gente del lugar, gente del sitio o gente de por acá…
Bien, todo eso con una sola palabra, lafken. Y no es que aparece una de esas palabras disparadoras cada 50 páginas. Aparecen en cada página. Varias en cada página. Y encima me ha crecido ese otro lóbulo cerebral, Google. Así, no hay avance posible en la lectura. Por lo menos, no hay avance lineal. Présteseme un libro y olvídese del asunto.

Finalmente, este infierno de la eternidad de la lectura, el infierno de entrar y no llegar al final, tiene esta tercera forma: a lo largo de mi vida se me han clavado como clásicos algunos libros. Como amigos que me hacen ser quien soy, como las pertenencias que me hacen feliz, siempre están esperándome, esperan que vuelva de vez en cuando, esperan mi visita. Y en cada visita charlamos largamente de las novedades, reflexionamos sobre ellas en la charla, las saboreamos y les damos vueltas, y también nos volvemos a reconocer y a enamorar. Es muy jubiloso estar juntos, y eso hace que el encuentro sea fecundo, de modo que al despedirnos nos vamos con muchas ganas de volver a encontrarnos. Esto explica que no tenga mucha apertura ni paciencia con obras llamémosle nuevas, que exigen de mí una persona muy diferente. No es que no me abra o no me deje atrapar, sólo que los libros deben ser cada vez más sólidos y sustanciosos para arrancarme de las obras de Greene, Hemingway, Vonnegut, Castaneda, Dostoievsky, Bioy, Onetti, Pushkin, Calvino, Rulfo, London, las policiales negras, el Nuevo Testamento, y todos esos viejos que destartalo, vuelvo a comprar y vuelvo a destartalar con los años.


lunes, 16 de mayo de 2011

Qué hiciste


Paula Logares, nieta recuperada: “Le pregunté al que hasta ese momento era mi papá, «¿Qué hiciste con mis padres?»”
    ¿Cuántos años tenías?
    Fue cuando me recuperaron… Tenía 8…9.

Cetro


Ved al orangután, que pasa de ser un tierno joven con unos ojos enormes plenos de inocencia, a un feo viejo con la cara que se ha ensanchado hasta hacerse un óvalo enorme, con los rasgos concentrados en el centro. Los ojos se le han hecho pequeñitos y no se dignan mirar a los demás.
Por seguir vivo, el orangután se ha ganado que lo miren a él. Lleva puesta una rotunda expresión de soberbia. Esos ojitos miran con altiva impertinencia, con astucia y sabiduría, e inteligencia. Nadie dirige sus pensamientos; él los gobierna y piensa lo que quiere.
El viejo orangután es impune, y para serlo es que porta aquel rostro tan feo, feo, feo, reconcentradamente feo. Es como si dijera he llegado a rey, puedo ser tuerto, deforme, maltrecho. Puedo ser como quiero. Tan feo como se me antoje. He llegado a rey con esta cara que causa impresión de tan fea que es. No he llegado porque fuera bonito, llegué siendo feo, ahora ustedes respetarán esta horrible cara gigante. Fíjense, dice con sus ojitos que no miran, cómo les parezco noble, grande, fuerte, capaz de ser temerario y en un segundo tan generoso que daría mi vida por defender a todos ustedes, a cualquiera de ustedes, sin dudarlo. Sientan cómo soy querible, cómo mi fealdad me hace querible. Sientan cómo sienten en su interior, ¡qué hermoso es tan feo! Mi fealdad no es mi perjurio: es mi cetro. Soy el rey feo, infinitamente más interesante, complejo y fuerte que un rey bello.








Todo tipo

Se comía todo lo que podía. Como decían: la Gorda no deja títere con cabeza. Cada vez que aparecía  uno, lo embestía con determinación de bombero. No jugaba. Un día contó que soñó que era el tiburón de la película Tiburón, en la escena en que lo colgaban de la cola. Pero a ella la colgaban de las manos y le salían del vientre todo tipo de hombres: el técnico nuevo que entró a Sistemas, el señor que viene a vender publicidad para su revista de seguridad industrial, el gordo del depósito, el cliente de Santa Fe que se presenta personalmente cuando viene a Buenos Aires.


Guía para la contemplación de los indios yaquis

Insisto con esta guía, que me parece perfecta.

  1. Las hojas secas
  2. Las pequeñas plantas
  3. Los árboles
  4. Los insectos
  5. Las piedras
  6. La lluvia
  7. La distancia
  8. Las nubes
  9. El fuego
  10. El humo
  11. Las sombras
  12. Las estrellas
  13. El agua

domingo, 15 de mayo de 2011

Pescadito


Juan y Sofi
    ¿Puede ser que a los cuatro meses se mueva?
Juan la mira a los ojos.
    Qué se yo.
    Yo lo siento.
Juan sigue mirándola mientras con la mano busca, debajo del grueso pulóver y una, dos camisetas, el vientre de Sofi. Ella le lleva la mano hasta un lugar. Se quedan en silencio.
Al fin Juan dice:
    Se mueve.
    Pero no puede ser, a los cuatro meses.
    A lo mejor es un pedo, pero lo siento.
    Siento que me comí un pescadito.
    ¿Qué, alguna vez te comiste un pescadito vivo?
    No, boludo, pero se siente así.
Juan sonríe. Sofi dice:
    Qué asco.
Luego ya no sienten nada. Siguen mirando la tele.
Al rato Sofi dice:
    ¿Y si sale feo?
    Y, a lo mejor sale feo.
    Todos dicen qué lindo, qué lindo, pero a lo mejor es feo.
    Los otros días había un montón de chicos, y uno era feo. Tenía anteojos… era así y tenía anteojos, y estaba vestido… Era como un hombrecito, ¡era feo!


Cena


Gran habilidad de muchos humanos, la de montar una escena de elaborada sofisticación en una elegante, exquisita, primorosa, distinguida, refinadísima cena. Que es, como dice Manuel Vicent, una ronda de personas que hablan mientras se meten comida por un agujero de la cara.



sábado, 14 de mayo de 2011

Viaje a Pehuenia 3. Mapu, la tierra


El Sr. F. informa que los mapuches hicieron un arreglo con el gobierno provincial de Neuquén en virtud del cual cederían tierras para la creación de un ejido urbano que preveía un porcentaje para emprendimientos turísticos. Sin embargo, a poco andar notaron que en varios de los lotes en que debían construirse hoteles, cabañas y otros albergues, se erigían casas de funcionarios. Los mapuches se quejaron y comenzaron a revisarse las concesiones. El Sr. F. no tiene gran fe en el resultado de la revisión.

 

En algunas araucarias hay clavadas cruces rojas de las que cuelgan flores. Le llaman “descansos”; son la liturgia sincrética con que los mapuches recuerdan a sus muertos. Antonio nos habrá de referir que “antes los mapuches dejábamos a los muertos junto a una araucaria. Era un árbol sagrado para nosotros; por su gran antigüedad creíamos que guardaba la memoria de todos los tiempos. El alma del muerto pasaba a la araucaria, y así vivían nuestros muertos para siempre”. Antonio nos señalará una loma en que las araucarias parecen reunidas; más atrás comienza una pared de roca gris desnuda que en realidad es un cerro cortado, coronada en lo alto por una fila de araucarias triunfantes. “¿Ven todas esas araucarias? Para los antiguos mapuches, cada una era un pariente muerto. Y así vivían juntos en el mismo territorio, vivos y muertos, humanos y araucarias”.


En algunos lugares del paraje hay una capa de 12 metros de tierra y piedras volcánicas. La dejó una erupción que ocurrió hace 600 años. Las piedras son del tamaño de granos de uva. Les llaman chicharrones, como a los granos de grasa solidificada que se usan para hacer panes.

En un campo hay un círculo de unos 30 metros de diámetro, rodeado por una hendidura como las huellas de un camino. La depresión es causada por los caballos que corren en círculos durante los días que los mapuches celebran el nguillatún, una ceremonia de rogativa que se lleva a cabo en el verano. Dispuestos en arco dentro del círculo se suceden una cantidad de reparos hechos con troncos y ramas, parecidos a caballerizas rústicas. Allí se guarecen las personas que participan del rito. En el medio hay una hilera recta de cuatro ñires, otra de tres araucarias jóvenes y luego otra de siete ñires. El lugar me sugestiona y siento ver en las filas de árboles, filas de hombres.




Moquehue significa lugar de enamoramiento. Pero nos apuntan que también podría significar lugar del espanto. Nos refieren del criminal francés Le Pen, amigo del autoproclamado rey de la Araucania y la Patagonia Orllie Amoine, y concesionario privado del control de la frontera, y nos cuentan de su predilección por asesinar mapuches. En una oportunidad Le Pen encerró a una gran muchedumbre de mapuches junto a un arroyo y los mató. Hoy el arroyo se llama Las Ánimas.

Villa Pehuenia está a 12 kilómetros del límite con Chile, a 130 kilómetros de Temuco y a 320 kilómetros de la ciudad de Neuquén. A 30 kilómetros está en actividad el volcán Llaima. Cuando fue el terremoto en Concepción la tierra de Villa Pehuenia tembló feamente.

Los alojamientos, restaurantes y otros servicios brindados por quienes no son mapuches dependen en gran parte del Parque de Nieve, administrado por mapuches. A su, vez, el Parque de Nieve Batea Mahuida depende de que la gente que va a visitarlo tenga donde alojarse, comer, etc. El acuerdo es forzoso. El Parque de Nieve es el primero concesionado a una comunidad aborigen en Argentina. Los no mapuches se quejan de que es administrado sin ansias de progreso. Los mapuches no contestan; hacen las cosas con sus tiempos y sus razones. Dicen que el líder mapuche que tuvo la iniciativa para abrir la comarca para que llegaran los no mapuches en calidad de turistas y de emprendedores que sacarían partido de los turistas, ese hombre habría dicho que estaba sembrando el futuro de los mapuches, porque de sin otra actividad que criar un puñado de animales se extinguirían.




Desde lejos se observa cómo un viento descomunal arranca la nieve depositada en la cresta del cráter del Batea Mahuida y forma una nube que brilla blanca al sol y se mezcla con el nimbo que pasa por allí. 
Desde esa cresta se ve, mirando hacia Chile, una colección de volcanes: Lanín, Villarrica, Callaqui, Llaima, Lonquimay, Sierra Nevada y Copahue. En los días claros se ve el océano Pacífico.

Papá Noel nos lleva al grupo de periodistas en su auto particular a recorrer el circuito de lagunas. Entre otros, los diarios Tiempo Argentino y Clarín van acomodados en el Renault con que Papá Noel anda con su nieto, al que —naturalmente, tratándose de Papá Noel— llena de caramelos, galletitas de chocolate, copos de azúcar y otras delicias que arrancan el escándalo de los padres y hacen felices a nieto y abuelo.
Papá Noel no se hace el simpático. Quiere regalarle a los muchachos y las chicas que han venido de tan lejos el pequeño rincón de la comarca donde está su corazón. En esas lagunitas Papá Noel ha vuelto a encontrar la intimidad de un lugarcito propio en este vasto mundo. No explica mucho, sólo recita los nombres de las lagunas: Laguna Verde, Pichún, Coihuilla, Matethue, La Redonda. Uno de nosotros pide a Papá Noel detenerse para sacar fotos. Apunta la cámara al reflejo sobre la superficie metálica del agua de los árboles verdes, amarillos, naranjas y rojos. Una brisa borronea el reflejo del bosque, pero más abajo, la cima del farallón prehistórico de piedra volcánica que está detrás del bosque se ve más nítido que la realidad, y aparecen delineadas con perfección imposible las araucarias que se recortan contra el cielo.
Papá Noel presentará al final del recorrido a una familia que vive allí, una familia de abuelos, hijos casados, hijas solteras, nietos, parientes que han venido de lejos a pasar unos días. Los chiquitos montan a caballo y los más chiquitos andan colgados de la madre; las mujeres ya están haciendo tortas fritas y cebando mate, los hombres trenzan tientos mientras charlan. Papá Noel retransmite a la abuela lo que le han preguntado los periodistas: qué significan los nombres de las lagunas. Ella dice que Matethue es donde se toma mate, Pichún es el vapor que se levanta del agua a la mañana y Coihuilla son los renacuajos. Su hijo nos puntualiza “en mapuche es lafken: laguna”.

















viernes, 13 de mayo de 2011

Cascarudos 2. Típica asignatura pendiente


Tatiana fue la mujer ideal desde mi juventud. Como soy un caprichoso con caprichos indeclinables, aceché infatigable y pertinazmente la oportunidad y cuando llegó, el Destino me la cedió amablemente. Vivimos un tiempo de desquite fervoroso, hicimos cada cosa que nos habíamos perdido de hacer por años. Me llenaba de dicha estar al fin con la persona con quien debí estar desde el primer momento y con quien compartiría el resto de mi vida.


Pero esta es una de esas típicas, remanidas, recalcitrantes historias en que el Destino es un personaje ególatra que no soporta ni un minuto que otros sean el centro de atención que sólo debería ser Él. Tati y yo sólo teníamos ante nosotros a nosotros mismos, uno al otro. Nada más había y entonces el celoso Destino jugó la carta sádica que a veces hace aparecer, innoble, ilícitamente, para recordarnos a todos que es Él quien manda. Sin miramientos destrozará cualquier cosa, por preciada y maravillosa que sea, con tal de recuperar el protagonismo. Ocurrió que de repente, sin que nada hubiera mediado, empezaron a instalarse momentos desabridos. Eran pausas, primero esporádicas, luego sostenidas y al fin toda la relación estaba poblada de manchones de sabor a nada. Fue algo muy amargo. Cuando acepté que lo que sucedía era irreparable y no tendríamos futuro cerré la puerta y me fui. Ella lo tomó muy mal. Sufrimos, pero no había remedio. Había llegado a su fin la hora de sacarnos de encima para siempre la nostalgia de la época en que nos conocimos y fuimos tan felices.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Amigos cascarudos


Esos amigos de la adolescencia y la primera juventud. Se tienen con ellos las aventuras iniciales como persona que se ha desgajado de la familia y se ha lanzado sola al mundo y por eso aquellos amigos son tan fundamentales.

Serán siempre una parte de uno.

Son los compañeros de la mutación; cuando éramos gusanos cada uno estaba en su casita, pero estábamos juntos cuando emergimos del capullo como cascarudos.

Esos amigos se mandan todo tipo de cagadas, viven intensamente, se necesitan, compiten, se apoyan. Viven ese momento de la vida que es dorado. Una época que les sellará la identidad.

El casamiento y la familia, el trabajo, la migración impondrán distancias entre ellos. O sea, la larga etapa que sigue a aquel breve y feliz momento.

Algunos, sin embargo, logran hacerse un espacio para seguir viéndose y hacer algunas cosas juntos. Algunos consiguen seguir cultivándose en la relación con algunos amigos cascarudos.

Es una suerte de pecado no intentar eso. Después de todo, tuvimos un solo momento glorioso, pero también tenemos solo una vida.










Viaje a Pehuenia 2.

Argentina


Toda la Patagonia es territorio fronterizo. En el aeropuerto de Neuquén, ciudad que ya debería estar muy incorporada, te recibe como un golpe un avión de la Fuerza Aérea, plantado en un parque como emblema. Grita “¡Esto es Argentina! ¡No se confundan!” Imperan aún la Campaña del Desierto y la hipótesis de que los chilenos nos quieren arrebatar la Patagonia.




El manto vivo del otoño


Vamos por el desierto sembrado de piedras volcánicas, arrojadas a la planicie hace millones de años. Tomamos una curva que sube una larga cuesta y al salir de la curva se descubren ante nosotros montañas amablemente cubiertas por una espuma hecha de borbotones estáticos verdes claro, amarillos, anaranjados del color del ladrillo claro, rojos ferrosos, verdes oscuros, grises y ocres. La paleta es distinguida, a la vez sobria y vivaz. Los colores tienen una iridiscencia sugestiva. El conjunto produce un creciente sentimiento de belleza en el alma. Uno quisiera ver toda la vida el tapiz que tiene ante sí.












Cuando yo haya muerto


Otra vez en la verde y desierta
Patagonia andina.
Otra vez rodeado de las
Nubes frías,
la lluvia fina e incesante
sobre el lago.
De nuevo las gotas de agua
agarradas al vidrio,
el frío en las manos y
en los huesos.
Otra vez el lago llano,
las nieves remotas, las
rocas clavadas en el mundo.
Vuelvo siempre a este paisaje,
lo creo eterno.
Seguirá lloviendo sobre los pinos,
cuando yo haya muerto.


(Es interesante que este poema —los poemas se me presentan cada muchos años— apareciera justo el día en que, habiendo desistido de cierta persona, me quedé pensando que dejo pasar las mujeres en la certeza de que un día llegará la que se me acomoda perfecto en un costado. Sé cuánto me gustará, cuánto nos entenderemos, cuán mágica es. Y pensé que en realidad ya se me terminó el tiempo para encontrarla. Me voy a ir de este hermoso, querido, querido mundo, pensé, sin haber estado realmente en cuerpo completo y alma entregada, con una de esas mujeres con quienes yo habría sido realmente yo).

lunes, 9 de mayo de 2011

Otra vez

Siento que luego de estos videos que presento más abajo, ya no tendré nada más que decir sobre las elecciones —todas las elecciones en Argentina, las presidenciales, municipales, todas.

Hace un rato me llamó un amigo. Es un joven amigo, de la generación que comenzó a nacer en la segunda mitad de los 70. Debe tener unos 33 ó 34 años. Está reconstruyendo la manera en que han vivido trabajando los operarios de la petrolera estatal YPF. En nuestra charla me comentó que habló con un realizador para que sus investigaciones lleguen a la gente como documentales para televisión.

Mi amigo tenía un serio entusiasmo. No tenía ninguna duda de que su proyecto es realizable. Para él cambiar las cosas es cuestión de animarse, empezar y trabajar hasta lograrlo.

Un reflejo de cinismo me tensó. Pertenezco a la generación a la que la dictadura de 1976 le enseñó que cualquier intento de ganar el poder es castigado con el horror infernal de la tortura y la muerte. Vimos cómo los militares masacraron a la generación que nos precedió, nuestros hermanos mayores, que habían vivido la revolución de Cuba, las muchas revoluciones, sabían que los vietnamitas le torcieron el brazo a los Estados Unidos, habían visto el mayo francés y la primavera de Praga, y muchos habían peleado porque Perón volviera, y Perón volvió. Ellos sabían que el mundo injusto podía ser transformado, que lo podían cambiar ellos, y estaban seguros de que lo harían. Tenían la misma ingenuidad que tiene mi amigo.

De repente me avergonzó mi mordacidad, porque no es más que la derrotista marca de la castración. Los que sobrevivieron entre nuestros hermanos mayores están en el poder, y permiten a nuestros hermanos menores que se larguen a hacer, los animan a cambiar el mundo. El poder pasará de unos a otros; mi generación nunca se atreverá a disputarlo ni podrá sostenerlo. Lo que nos toca es alentar, a los que gobiernan ahora y a los que gobernarán en breve.














domingo, 8 de mayo de 2011

Viaje a Pehuenia 1. Mientras tanto el Cielo

Arranco hoy con la crónica de un viaje que hice recientemente a Villa Pehuenia, provincia de Neuquén.


1. Mientras tanto el Cielo

A cada paso por la notable Patagonia lo detiene a uno una visión que le hace pensar “¡Dios mío, qué lugar para vivir!” La vista queda extasiada, los pulmones llenos del mejor aire que respiraron, el cuerpo se siente bien y sobre todo, el sentido de la maravilla está en un estado de fiesta. El planeta Tierra es maravilloso en la remota Patagonia.
Se ha sentado uno en un tronco caído, apoyado en la cima de un cerro. A sus pies tiene un lago planchado, en el que los árboles de la otra orilla se reflejan con extraña nitidez. Hacia el sur el lago se pierde más allá del horizonte, entre islas de piedras y sobrecargadas de árboles oscuros. Enfrente hay unas lomas suaves que trepan hasta unas sierras redondas y detrás asoman, a una distancia enorme, los picos nevados. Están hechos de colosales rocas afiladas. Son los gigantes emperadores de la cordillera, los que discuten de igual a igual con las tormentas más brutales, los vientos indómitos y los fríos más despiadados. Confirman que existen los gigantes que batallarán hasta el fin de los tiempos.
En un radal cercano se persiguen dos pajaritos negros con el pecho blanco. El sol los ilumina y ellos pían y juegan al amor. Uno siente que esto es el Cielo e inmediatamente tiene la certeza de que al morir no será premiado con un lugar tan conmovedor como este. Piensa entonces que no verá el Paraíso de nuevo y toma la decisión de quedarse en la Patagonia. Me quedaré en el Cielo hasta que muera.



viernes, 6 de mayo de 2011

En el final de Viaje a Ixtlán

Hace unos días me dijeron que Castaneda es el mejor escritor latinoamericano del siglo XX. Me lo fundamentaron de modo que pude protestar, pero no rebatir. Castaneda cierra Un viaje a Ixtlán con un cuento formidable, y cierra el cuento con un fragmento de un poema de Juan Ramón Jiménez:


...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
  Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; 
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
  Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...


Poco después está el final del libro:


Señaló un valle oscuro en la distancia.
- Si todavía no sientes que sea tu hora, no vayas a la cita -prosiguió-. Nada se gana forzando las cosas. Si quieres sobrevivir, debes ser claro como el cristal y estar mortalmente seguro de ti mismo.
Don Juan se alejó sin mirarme, pero don Genaro se volvió un par de veces y, con un guiño y un movimiento de cabeza, me instó a avanzar. Los miré hasta que desaparecieron en la distancia y luego fui a mi coche y me marché. Sabía que aún no había llegado mi hora.





jueves, 5 de mayo de 2011

Secreto en el taller de cuentos de El Pobre de Asís

Romina, Soledad y Sebastián están coordinando el taller de cuentos en el hogar de la fundación El Pobre de Asís. Allí están alojados hombres que no tienen donde vivir. Todos han pasado un tiempo largo o muy largo en a calle. O sea, la causa o la consecuencia de haber pasado mucho tiempo en la calle no es algo bueno.

Uno de esos hombres, llamémosle Horacio, padece una psicosis grave. Su destino como pobre que padece esa afección es deambular como un fantasma negro por los pasillos y los parques sórdidos del Borda, chocándose sin verse con los otros fantasmas sin cara.
A ese hombre el jueves pasado Soledad acompañó a contar escribir la historia que transcribo a continuación.
Leerla fue para mí recibir una patada adentro del pecho. No sé qué le habrá causado a Soledad cuando le tomó el dictado a Horacio, y después, cuando la transcribió. No sé qué le habrá sucedido a él ni a los otros, cuando Soledad les leyó la historia. Lo que sí sé es que es asombroso y no quisiera decirlo así, pero mágico, que este hombre haya pasado del balbuceo ininteligible del primer taller hace menos de dos meses, a contar esta historia conmovedora.

Yo tenía una novia, una tucumana hermosa que anoche la encontré en sueños. Me preguntó si yo era Horacio, yo le dije “¿vos sos Marta?”, “¿y vos sos Horacio Duarte?, retrucó ella. Finalmente respondí, “sí, soy Horacio y vos sos mi primer amor, el primer amor nunca se olvida ¡Qué tarde llegué! Vos ya tenés hijos… cómo me hubiera gustado haber tenido algo juntos”; “nunca es tarde”, fue su respuesta.
Yo fui medio tarambana y por mi enfermedad la perdí a ella, mi primer amor. Mi secreto es seguir pensando en ella, mi tucumana…
La sigo queriendo, la extraño, siempre la llevaré en mi corazón.

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En el encuentro en que Horacio escribió esta historia todos escribieron en base a la consigna: "En su desvarío ella parecía conservar un margen de lucidez para defender aquel secreto".