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domingo, 12 de noviembre de 2017

Mis amigos de Guilin


Con China somos Sur-Sur.
Hay rasgos que compartimos los chinos y los argentinos que no compartimos con los países del Primer Mundo.
Por ejemplo, esa manera de ser amigo que no importa nada más.
Así es mi primo Zhenghuan (y así lo tiene a maltraer la novia).

Vino su mamá de China y ayer le compró un departamento.
Me pidió que lo acompañara. Tenía que llevar mucha plata.
Fuimos con la mamá y la novia.
Ellas hablaron con el escribano, el de la inmobiliaria, los vendedores.
Con el Primo cada tanto nos mirábamos o estábamos con el celular. Bostezamos un par de veces. El primo se quiso ir afuera a fumar, la novia lo miró duramente, y bueno.

Hoy me invitó a almorzar para agradecerme que lo hubiera acompañado.
“Ayudame a cocinar”, me pidió. “En un rato viene mi vieja y termina de cocinar ella”.
Lo ayudé sacando fotos del proceso de la comida: Pescado en salsa de ostra, sopa de tofu y carne de vaca, chauchas y arroz.

El primo empezó por sacarle las agallas al mero de 800 gramos que compró en el Barrio Chino.



Puso en agua un bloque de tofu.


Limpió la almeja, gigante, no muy agradable al sentido que busca afinidades visuales, pero que hace furor en China y se llama geoduck o almeja rey.


Remojó el mero con agua con harina, que “le quita el olor a sangre, que es muy fuerte, sobre todo la sangre que emana la columna vertebral.


Puso a remojar también la almeja de comparación inevitable.


Al llegar su mamá la cocina empezó a tomar forma. El mero fue a parar a un wok, con salsa de soja, un poco de azúcar, la almeja cortada en trocitos y otros ingredientes.
(Ustedes dirán que en ESOS ingredientes está la clave del gusto; puede ser).


 



Mientras, la novia cortaba las chauchas, que recibirían unos minutos de hervor y pasarían a ser salteadas en un wok junto con carne de vaca + INGREDIENTES.


La lechuga sería puesta en remojo un tiempo generoso, antes de ser salteada sola.



El tofu fue cortado en dados grandes y echado al agua hirviendo, que también recibió carne de res con hueso (hueso y sopa son grandes compañeros), y pimientas chinas sin nombre en español.



Y violá.
La salsita oscura era salsa de soja picante con cilantro -más ingredientes.




La mamá que cocinó, Lu Shaolin, me recibió con su marido en su casa en Guilin hace dos años. Me llevaron de paseo a lugares maravillosos. Me atendieron como si fuera un hermano de ellos que me había ido de China cuando era niño.
Esa manera de ser amigo que no importa nada más.




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