jueves, 30 de noviembre de 2023

La casta adorada 301123

Hace muchos siglos hubo una sociedad gobernada por una casta que elegía mujeres para asesinarlas en ritos sangrientos, para festejar el cumpleaños del rey se despedazaban 100 bebés, el príncipe, por diversión, prendía fuego los campos de cultivo.

Aunque los parientes y amigos de las víctimas se desesperaban, la mayoría de la gente de aquel reino asistía a los ritos, amaba la casta y festejaba sus crímenes.

Vivían con la esperanza de una nueva brutalidad.

Aquellas personas adoraban ser violadas.


lunes, 27 de noviembre de 2023

El instante fatal

¿Qué es eso que nos sucede, cuando en el primer instante de ver a alguien en un flash ya sabemos lo que pasará con esa persona al final del camino, que puede ser a unos minutos o podría estar dentro de algunos años —y eso nos hace desistir de la amistad?


Años enamorados

Hacía cuatro años que estábamos enamorados.

Cuatro años, y cuando hablábamos por teléfono no podíamos cortar.

— Cortá vos.

— No, cortá vos.

— Cortamos juntos a la una, a las dos, a las tres —nos reíamos.

Para ella no significaba nada, porque era una chiquilla, pero yo estaba muy asombrado, porque ya tenía casi 50 años y nunca me había sucedido aquello.

Ahora lo recuerdo, casi 30 años después, y pienso que nunca más me pasó.

Nunca estuve enamorado en mi vida.


Consentidos

Mi hermana y yo somos fuimos muy consentidos por nuestra madre.

Y así nos quedamos. 

Nos encanta. 

Rondamos los 60 años.

Nos creemos privilegiados, como si fuéramos bebés. 

Creemos que tenemos derecho a que nos den todo lo que necesitamos.

No somos vagos, pero no queremos que nuestros padres desaparezcan.


viernes, 24 de noviembre de 2023

Subsuelos

Mi cabeza —


No.

Va de nuevo.


Esta cabeza (porque no es “mi”; de eso se trata) piensa por sí misma.


Tiene subsuelos y en cada subsuelo trabajan, se entretienen, se agitan, se pelean entre sí, hacen orgías, deliran, pensamientos.

Y está la terraza, también (“este tiene gente en la terraza”).


Si me apuran o si estuviera más ocioso de lo que estoy, podría hacer la lista de los subsuelos, ponerle un nombre a cada uno por el tipo de pensamientos que están ahí.


“Sueños”, ponele.


Es decir, yo pienso lo que decido pensar, lo que me propongo pensar, pero eso es acá, en este lugar.

En la planta baja.

Es la más importante, claro, porque de estos pensamientos salen las decisiones que afectan a los demás.


No necesitan ustedes ser capciosos para decirme que son los pensamientos de los subsuelos y de la terraza, e incluso de otros lugares que no sospecho, los que mandan sobre los pensamientos conscientes.




Los pensamientos de cada lugar tienen decisiones propias.

Ellos me comandan, y ¿alguien los comanda a ellos?


En ocasiones visito un subsuelo.

Podría hasta decidir pasar una temporada en un subsuelo.

Podría mudarme allí.

Y no por eso estaría loco.


Podría andar con mi consciencia por los diferentes subsuelos. 

Por supuesto que no podría percibir todos los pensamientos, y debe haber subsuelos —o, insisto, espacios que desconozco— en los que no puedo entrar.


Pero por muchos me puedo mover.


Podría dedicarme a eso cuando me jubile.



Ficción y mentira

 Quien quiere que sea publicado lo que escribe debe someterse a alguien que edite lo que hace. Es decir, debe someterse a que su amor por sí mismo, por lo que hace, sea modificado, para que sea aceptado o vendido, mejorado, o siquiera comprendido.

Si uno que escribe siente que lo que escribió es su hijo, y que cualquier cosa que le hagan es un abuso, una castración, cualquier cosa que exprese: “tu hijo no es perfecto”, no puede pretender publicar.

Tengo una amiga que sacó a su hijo de la escuela en primer grado y lo educó ella porque la maestra no veía en él la maravilla que ella veía.

Me dolió mucho cuando presentamos La intimidad de las islas y al final de la presentación un amigo me dijo: “Muy bien. Ya podés dedicarte a la ficción”.

Sentí que me decía que lo que yo había hecho hasta entonces era algo de baja categoría, una especie de primeros pasos.

 

La diferencia entre la ficción y la mentira en un cuento o una novela es que la mentira usa la realidad.

Así, la mentira incluye una tensión ética.

También incluye la incógnita sobre qué es verdad y qué es mentira, o cómo es verdad y cómo es mentira lo que se lee.

jueves, 23 de noviembre de 2023

El momento en el que entramos

"El Pueblo argentino pasó épocas mucho más oscuras que esta", dice Ofelia Fernández, a quien considero carne de líder.

Pero "esta época" aún no llegó.

Estoy notando que los jóvenes subestiman en masa lo que está por venir, básicamente porque en los últimos diez años fue construyéndose un sentido común que rebajó a la condición de nacionalismo vetusto, muerto, lo que pasó en la dictadura, Malvinas, los ataques de Rico y Seineldín.

Han conseguido hacernos perder la consciencia de que cada asesinato, cada entrega de un bebé robado, cada tortura sigue vivo.

Los chicos más lúcidos advierten esa maniobra en el diseño del relato, conocen la historia, vieron Argentina 1985, pero no vivieron con el cuerpo esos momentos.

No conocemos cuál será la oscuridad de esta época.

Lo que sí vemos es que desde Alfonsín vivimos en un estado constitucional, un estado de derecho, con la vigencia de la ley y, aún con patinadas, en un marco democrático.

Ya no lo vemos porque lo naturalizamos. 

Estamos entrando en una zona fuera de ese estado.

Cuanto más rápido tomemos consciencia de ello, más rápido vamos a poder reaccionar y defendernos -con líderes como Ofelia Fernández a la cabeza.

martes, 21 de noviembre de 2023

Como en toda materia humana, el relato que se impuso a la realidad

Mi vecina casi me mata cuando le dije que la gente que tengo alrededor estaba mejor que hace cuatro años.

Se puso muy mal, como yo me pondría si una persona amiga empieza a defender la dictadura del 76.

Milei le parece un loco insensato, Patricia Bullrich le parece otra desquiciada violenta, va a votar a Masa con resignación, y entre sus argumentos de por qué estamos tan mal, me decía que hace décadas que los políticos nos están arruinando, robándose todo.

Me impresionó el modo en que ese cuento de “hace décadas” ha ganado por completo el sentido común. 

Es un argumento central en el triunfo de Milei.

Por supuesto no estamos bien, no voy a sostener esa burrada, lo dije para discutir. Sin embargo, tendría cuidado en naturalizar ese “hace décadas”.

El gobierno de Alfonsín enjuició a los militares, el gobierno de Kirchner fue uno de los mejores de la historia argentina y los primeros gobiernos de Perón hicieron digna la vida de la masa de negros de Argentina.

El apoyo a Milei es calcado al apoyo que tuvieron los militares en el golpe de marzo del 76. La palabra “casta” hubiera descripto muy bien al gobierno de Isabel.

El relato se impone a la realidad. Nos agarra de la nuca. Toma el nivel tectónico de nuestro sentido común. Se nos hace realidad patente, no podemos ver que las cosas sean de otra manera y hasta lo defendemos con nuestra vida.


viernes, 17 de noviembre de 2023

Rebeldía y Reacción

Chupando el mate y cada tanto dándose un manotazo para matar un mosquito (estábamos sumergidos en una nube parda de mosquitos), afuera de su casa de madera en una isla del delta, Cacho me responde cuando le pregunto por qué tanta gente quiere que Milei sea presidente.

— Hay mucha bronca.

— ¿Tiene fundamento la bronca?

— Sí, sí. Mucha gente anda mal y ve que los de arriba se cagan en eso. Pero los de más arriba, también fogonean el mal humor, ¿eh? Entonces cualquiera dice que hace 70 años que gobierna el peronismo, y hubo más años de militares y oligarcas gobernando que de peronistas.




— ¿Vos decís que es por la bronca, nomás, que quieren a Milei?

— No, no. No digo eso. Digo que hay mucha bronca, nomás. Y la bronca no sé si prefiere a Milei, nada más lo vota contra al peronismo.

— ¿Decís que hay otras cosas?

— Parece. Parece. “Hagan lío”, dijo el Papa, y mirá. Mirá si no están haciendo lío. Le hacen lío a las feministas, a las pibas, a eso de hablar con la e. ¿O no? Le hacen lío a los ecologistas, le hacen lío a los que defienden a los mapuches, a los que quieren más ciencia, a todas las causas.

— ¿Vos decís que es rebeldía?

— Y… rebeldía es. Es rebeldía contra la democracia, ¿o no defienden la dictadura? Es rebeldía contra el Estado, contra todo lo público —la educación, la salud, el transporte, los discapacitados, los viejos, la seguridad. Hasta el manejo del dinero, a lo mejor hasta quieren privatizar el Gobierno. Es rebeldía contra todo lo que se fue haciendo institución. Los chicos quieren hacer una realidad ellos, no quieren la que está. No quieren el nacionalismo, las Malvinas, Perón, Alfonsín, las Madres. Los chicos no quieren todo eso, y los que siempre están a favor de los milicos, menos. La rebelión es contra lo que está y no se puede tocar.

— ¿Vos decís que de este lado no hay rebeldía?

— La verdad, mucha rebeldía no veo… Las pibas… ¿Qué más? “Si la tocan a Cristina…” Le pusieron un tiro en la cara, y ¿adónde apareció “el quilombo que se va a armar”, la rebeldía? Ahora salió, sí, la gente de Palermo, pero no sé qué rebeldía hay cuando no se te juega nada. Qué vas a querer cambiar si vos te acomodaste, te vas de vacaciones, estás más o menos como querés. Ahora están indignados porque hay pobres. “Ellos, los pobres”, dicen. Y se indignan con los pobres porque votan a Milei. No empezaron ellos. Empezaron los otros, dieron la primera trompada. La gente anda tumbada por las veredas —familias, no crotos—, ¿y dónde está la rebeldía contra eso?

— Pero Cacho, esta es una rebeldía para atrás. Así cualquiera. Cualquiera es rebelde volviendo a la esclavitud.

— Eso es cierto. Pero es el único camino de rebeldía que hay. La rabia de Perón se metió por estos porque los otros se quedaron dormidos; los políticos, haciendo su negocio, la militancia, no sé, sin alma. Entonces gana la rebeldía para volver atrás y que todos vivan en la miseria. Parece que en Perú, en la pandemia, el que tenía a su padre internado en un hospital con un respirador, tenía que llevar el oxígeno, y que en la salida del hospital estaban los vendedores de oxígeno, con los tubos arriba de mantas en la vereda. Hacia ahí va esta rebeldía. Ahora, la rebeldía para mejorar, ¿vos la ves? Yo no la veo.








miércoles, 8 de noviembre de 2023

Huérfanos después de la pandemia

 Sentimos que faltan elaboraciones de la pandemia. 

Qué pasó. 

Hubo interpretaciones instantáneas de los filósofos rock stars, tan inmediatas que casi parecieron profecías. Biffo, Byung-Chul Han, Agamben , Zizek. Pero se quedó ahí. Después empezamos a quedarnos huérfanos de explicaciones, y ahora que la pandemia está en suspenso o que ya pasó, o que está en suspenso, o que ya pasó, nos quedamos llenos de cosas, pero sin palabras propias de los que dicen lo que pensamos todos pero no podemos formular.

Alguien debería decirnos que el estado de pandemia nos pegó en lugares muy primitivos del cerebro. Que nos clavó un palo en el miedo al hambre. Que nos dio un garrotazo en el lugar donde tenemos miedo de la guerra. Y todavía tenemos el palo clavado. Todavía tenemos miedo de morirnos.

Y necesitamos que alguien nos explique que la pandemia nos puso en un estado de insensatez.

Y que nos diga que la pandemia nos tiene la cabeza hundida en una histeria porque todo se va a ir a la mierda y entonces explotamos en la contrafobia, como los norteamericanos que entran en estado de pánico y empiezan a disparar en todas direcciones su arma con los ojos cerrados.


A mediados de los 90 intenté recolectar historias de vida de personas que fueron militantes políticos entre 1966 y 1976. Me contaron cosas diferentes, pero todos coincidieron en que nunca antes habían contado lo que hicieron esos años.

Alguien me recuerda que no se pudieron editar los libros de Primo Levi sobre lo que había vivido en Auschwitz hasta entrados los años 60.

Quizás hace falta una perspectiva.

Quizás aún estamos dentro del pozo.


Pero mientras estamos en este estado de indefensión, cada uno con su consciencia abombada en soledad, suceden cosas que, por estar vulnerables, nos pueden hacer mal. 


martes, 7 de noviembre de 2023

Mi amiga la rubia

¿Hasta qué profundidad puede llegar una persona en el camino de decirse la verdad sobre sí misma, antes de encontrar un tope?

Hace muchos años tuve una amiga que se teñía de rubio platinado. A 100 metros, brillaba como un sol.

Los años que la conocí siempre usaba la misma tintura.

Un día le pregunté a qué edad había empezado a teñirse de aquel color y me fulminó con la mirada.

— Yo no me tiño. Es mi color —me dijo.

Me reí, pero cuando la miré seguía con los ojos asesinos clavados en mí.

— Dale —le dije, implicándole “déjate de joder, hablemos la verdad”.

— ¿Qué te pasa? ¿Sos agresivo con las mujeres?

— ¿No te teñís? 

— Es mi color natural —me cortó, fría como una navaja.

Tuve que mantenerle la mirada para saber si me estaba haciendo un chiste o si estaba loca.

Era una situación absurda. Como si yo le dijera a ella que era un canguro o que tenía 140 años.

Pero comencé a comprender que por muy amigos que fuéramos y aunque ella tuviera una ética impecable, no podía admitir la verdad de que se teñía.


Me quedo pensando cuáles son las verdades de mí que no permito que me digan, ni me digo, ni reconozco.



domingo, 5 de noviembre de 2023

La educación como signo chino

Este es el signo chino para “educación” (yù).

El libro “Un compendio gráfico de los caracteres chinos” explica la composición del sinograma por un niño cabeza abajo (rasgo superior) y una madre, representada por la carne (rasgo inferior).

El libro deduce “parición”. Le asignan al caracter significados relacionados como nutrir, criar y otras ideas que para la cultura china son de la familia de “educación”.

He encontrado en China que estas explicaciones son muy controversiales y que, además, algunas personas consideran una pavada detenerse en la explicación de los signos.

Creo que es lo más interesante que tiene el idioma chino, y si me apuran, creo que es lo más interesante que tiene China.

Por ejemplo, el signo lleva a pensar que aquello que los sinogramas sugieren es mucho más potente que lo que enuncian de un modo que los occidentales podemos comprender automáticamente.