miércoles, 28 de diciembre de 2022

2022, el año en que China se propuso ser moderna

China se propone ser moderna.

Un occidental lee esa declamación de propósito con cierto azoramiento. En el propósito encuentra un despropósito, desde que Occidente ha comenzado el intento de superar la Modernidad hace más de un siglo.

¿China, adelantada en tanto campos, atrasa tanto en otros?

¿O es que es necesario un trabajo más cabal en la traducción del término "moderno"?

La traducción al español del informe del Comité Central, que es el corazón del XX Congreso del Partido Comunista celebrado en octubre de este año, tiene en su primer párrafo la palabra “expedición”.

Dice: “el pueblo de todas las etnias del país han emprendido una nueva expedición de construcción integral de un país socialista moderno”. 

La traducción de los términos claves de los eslogan de China a otros idiomas, suele traer complicaciones. Sucede, sin ir más lejos, con ese término clave que es la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Apenas se dio a conocer, en Occidente un académico la llamó "Nueva Ruta de la Seda", nombre que es de captación automática y perfecta para el público occidental. Sin embargo, por ser acuñado por un extranjero, el Departamento de Publicidad del Partido Comunista Chino (中宣部) lo censuró y mandó que el nombre oficial fuera "Un Cinturón, Un Camino" (一带一路), traducido al inglés como "OBOR" por "One Belt, One Road". Este nombre resultó, resulta aún, una confusión muy incómoda para el público occidental, primero, porque no se entiende por qué tomó el lugar de "Nueva Ruta de la Seda", que era tan accesible, y segundo porque no hay ningún contexto que permita adivinar por qué antes era una cosa (ruta) y ahora son dos (ruta y cinturón), o a qué se refiere el "cinturón" y a qué el "camino". Para empeorar las cosas, al tiempo el Departamento de Publicidad volvió a cambiar el nombre por "Iniciativa de la Franja y la Ruta" ("Belt and Road Initiative"), sin explicar por qué.

En el caso de “expedición”, ha sido también traducida como “travesía” y otros sinónimos que no terminan de convencer. Los dos conceptos remiten a un viaje que tiene algo de intrascendente y de ninguna manera puede modificar el rumbo del todo, sino que es una acción marginal.

En chino, el término es 征程, que para el caso de un país gigante que emprende todo entero un camino de un siglo, es menos “expedición” que “marcha”, incluyendo las reminiscencias a la “larga marcha” de Mao Zedong. 

Marcha, emprendimiento, misión, conquista de la “construcción integral de un poderoso país socialista moderno”, según dice el informe en el capítulo III.

La pujanza china, su espíritu revolucionario, se pone en movimiento hacia la “revitalización”, el “rejuvenecimiento”, sobre la plataforma de un marxismo adaptado a China y a los tiempos actuales.

El XX Congreso determinó que los principios ordenadores de este movimiento son la supremacía del pueblo, la combinación de principios fundamentales con la innovación, la estrategia de avanzar resolviendo problemas, una visión holística y la atención a las condiciones que impone el resto del mundo.

La marcha es concebida como una causa que le dé sentido a la vida de la gente. Se apela al “espíritu de lucha”, que traerá un “futuro brillante” enfrentando amenazas. Los peligros se superarán garantizando la “seguridad nacional”, que es militar, económica, política, social, cultural, y también alimentaria, de las cadenas de suministro, de la energía, de la ciencia y la tecnología.

En fin, si resulta llamativo que cuando Occidente décadas asumiendo las falencias de la Modernidad, aceptando la Posmodernidad, China ponga la Modernidad en su futuro, debe comprenderse que el Partido Comunista Chino (PCCh) habla de otra Modernidad, una Modernidad socialista y china.

Se trata de una Modernidad dirigida por el PCCh, considerando las condiciones del país, que incluyen una enorme magnitud poblacional, el mandato de la prosperidad de toda la sociedad, el objetivo de una Comunidad de Destino Compartido como propuesta para el mundo (el informe llega a mencionar que China propondrá “nuevas formas de civilización humana”), una “democracia de proceso integral” y las armonías, por un lado entre el orden material y el espiritual, y por otro, entre el hombre y la naturaleza.

La Modernidad china también se plantea en el plano de una “democracia el proceso integral”. El PCCh se propone el objetivo del “perfeccionamiento del sistema político” a través de la ampliación de los cauces de participación: una mejor estructuración de los sindicatos, mayor protagonismo de la Liga Juvenil Comunista, las federaciones de mujeres, otras organizaciones sociales y, sobre todo, las asambleas populares, consideradas emblemas de la una democracia consultiva, de base y directa —aunque supervisada por el PCCh.

El desarrollo económico se armonizaría con las “fuerzas espirituales” a través del aumento de “la convicción en nuestra cultura”: “una cultura socialista, científica y popular, orientada a la modernización, al mundo y el futuro”.

Los elementos de esta base simbólica planteados por el congreso son el patriotismo, el marxismo, el colectivismo, la voluntad popular, la moralidad cívica, el despliegue de la imagen de China, y la cultura revolucionaria, la cultura tradicional, una concepción “omnimediática” que incluye el ecosistema cibernético y también “aumentar la influencia de la cultura china en el mundo”.

La armonía entre el hombre y la naturaleza será una característica de una China moderna si se consigue la aceleración de los modos ecológicos en el desarrollo. Para eso, el país debería buscar una industria y un consumo más ecológico, bajar la contaminación ambiental, lograr ecosistemas diversos, sostenibles y estables, y continuar con la revolución energética hacia fuentes limpias.

Una China socialista moderna sofistica el desarrollo hacia una “alta calidad”, lo que requiere una base sólida en lo material y lo tecnológico. Esto implica el mantenimiento del mercado socialista y de la “doble circulación”, o sea, de la articulación entre la economía interna y la externa; una mayor demanda interna, una mejora en el comercio exterior, en la productividad, en la coordinación tanto entre ciudades y zona rurales como entre regiones; el desarrollo del capital público tanto como el privado, la modernización del sistema industrial, y un país fuerte y autosuficiente en agricultura.

La base material tendría como motor a la ciencia y la tecnología, lo que requiere una mayor educación y otorga protagonismo a las nuevas generaciones. El XX Congreso ordenó buscar la autosuficiencia científico-tecnológica y también ganar espacios y tomar la delantera mundial en determinadas áreas.

También se reconoce como cimiento el “imperio de la ley” como condición estabilizadora de expectativas”. 

Finalmente, el XX Congreso consideró que será condición decisiva para la construcción de un país socialista moderno el bienestar social. Esto demanda mejoras en la distribución de las riquezas, a través de mejores ingresos y “priorización del empleo”, avances en la igualdad de género, en la atención a los discapacitados y un sistema de seguridad social que llegue a toda la población, lo que incluye la cobertura de salud, con una mejor prevención de pandemias. 

En un planeta que tiene a la mayor parte de su población padeciendo una distopía en la que se hunde la Era de los Imperios Coloniales que comenzó hace seis siglos, China aparece como una isla gigantesca y floreciente. Sus gobernantes quieren que los habitantes de esa isla vivan en un estado de Modernidad, para lo cual retuercen el sentido que le dio Occidente.




martes, 27 de diciembre de 2022

"Tengo tanto amor y no sé qué hacer"

Hay egoísmo adentro de las personas.

Eso ya lo sabemos.

Lo sabemos porque hay muchas maneras, muchas oportunidades de ser egoísta.


Pero también mucha solidaridad.

Quizás hay tanta solidaridad como egoísmo.


El problema es que no sabemos dónde ser solidarios.

No sabemos qué hacer con nuestro amor.


No tenemos muchas oportunidades de servir.


Todo está hecho para odiar a los demás, competir, cagar a los otros.

Hay muy pocas formas de ayudar y de amar a quienes lo necesitan.

El gusano y el sapo

Se puede no tener, 

Pero se puede tener

UNA COSA

una SOLA cosa

para hacer hoy,

que justifique el día.


O se puede dejar que la vida suceda, sin uno intervenir, como se deja que crezcan y mueran las plantas, o como no se hace nada ante un presidente cobarde que se arrodilla ante los poderosos, o como se reacciona con una indignación pasiva al saber que un macho abusa de su hija. o como se observa cómo un gusano es comido por un sapo.


Hay quien vive tranquilo dejando que la vida la lleve el alma como el agua que se escurre por una rejilla.





sábado, 24 de diciembre de 2022

Jesús

En China no se vivió el Mundial.

No es tema de ellos.

Así como no creo que nadie en Argentina se haya enterado de que Indonesia ganó el Campeonato Mundial de Pencack Silat, que se jugó en julio, tuvo la asistencia de más de 40 países y fue seguido por millones de hinchas.


Hoy en China no se vive Navidad.

Para los chinos, Navidad es una fiesta tan ajena como el Pencack Silat para nosotros.

No festejan Navidad en Argentina los chinos.

Como tampoco los judíos, los musulmanes o los budistas. O los ateos.

Pero sí. Porque no es algo lógico. Toda la Argentina está envuelta en la Navidad, como China estará envuelta en el Año Nuevo la semana del próximo 22 de enero.

¿Quiénes somos “nosotros”?

Los argentinos, que festejamos Navidad.

Pero en la casa de los chinos, los judíos o los ateos, no se despliegan arbolito, pan dulce, cena con vitel toné, turrones, sidra, regalos, Papá Noel.


Con la mamá de mis hijos conseguimos liberarlos del peso de la herencia católica. 

Tuvimos bastante éxito. Nuestros hijos son tan ateos como los indios salvajes de Calfucurá. Carecen de sentimientos cristianos.

Incluso yo me espanto de constatar que no hay en ellos la mínima marca del sentido católico de la vida —culpa, hipocresía, caridad, familia, sadismo, sacralidad.


Nos quedan las maravillosas navidades que organizaba la familia de mi madre en San Nicolás, cuando la familia era grande y feliz, que los chicos disfrutaban como locos.

Nos quedan como pasado.

Hasta ahora yo seguía con esas navidades en el corazón, y cada 25 de diciembre me afligía porque no le daba a los chicos una alegría como aquellas.

Esta semana hablamos con mi hija Irina y asumí que la Navidad ya no tiene entidad para ella, sus hermanos y yo.

En el presente, nos resulta algo tan ajeno como el Pencack Silat.


Como estamos en Argentina, iremos a festejar con amigos, naturalmente.

Y me dieron ganar de recordarles la canción “Gesú Bambino”, de Lúcio Dalla, que tuvo una versión muy linda de Chico Buarque.


Él llegó sin seducir mucho, sin dar explicaciones

Sólo sé que hablaba y olía fuerte y le gustaba el mar

Sé que tenía un tatuaje en el brazo y un diente dorado

Y que mi madre se entregó a este hombre perdidamente


Así como vino, se fue, no se sabe adónde

Y dejó a mi madre con la mirada cada vez más lejana 

Esperando, parada, clavada en la piedra del puerto

Con su único viejo vestido cada día más corto


Cuando por fin nací, mi madre me envolvió en un manto

Me vistió como si yo fuera una especie de santo

Pero por no recordar canciones de cuna, la pobre

Me arrullaba cantando canciones de cabaret


Mi madre no tardó en alertar a todo el vecindario

Mostrando que yo era más que una simple criatura

Y no estoy seguro de si por ironía o amor

Decidió ponerme el nombre de Nuestro Señor


Mi historia es ese nombre que aún hoy llevo conmigo

Cuando voy de bar en bar, tumbo las mesas, grito, bebo y peleo

Los ladrones y las amantes, mis amigos de copa y de cruz

Sólo me conocen por mi nombre, Niño Jesús




Ele vinha sem muita conversa, sem muito explicar

Eu só sei que falava e cheirava e gostava de mar

Sei que tinha tatuagem no braço e dourado no dente

E minha mãe se entregou a esse homem perdidamente


Ele assim como veio partiu não se sabe pra onde

E deixou minha mãe com o olhar cada dia mais longe

Esperando, parada, pregada na pedra do porto

Com seu único velho vestido cada dia mais curto


Quando enfim eu nasci minha mãe embrulhou-me num manto

Me vestiu como se eu fosse assim uma espécie de santo

Mas por não se lembrar de acalantos, a pobre mulher

Me ninava cantando cantigas de cabaré


Minha mãe não tardou a alertar toda a vizinhança

A mostrar que ali estava bem mais que uma simples criança

E não sei bem se por ironia ou se por amor

Resolveu me chamar com o nome do Nosso Senhor


Minha história é esse nome que ainda hoje carrego comigo

Quando vou bar em bar, viro a mesa, berro, bebo e brigo

Os ladrões e as amantes, meus colegas de copo e de cruz

Me conhecem só pelo meu nome de Menino Jesus


Os ladrões e as amantes, meus colegas de copo e de cruz

Me conhecem só pelo meu nome de Menino Jesus


viernes, 23 de diciembre de 2022

El momento

Alberto cometió esa audacia vivificante de ir a la asunción de su presidencia en su coche, manejándolo el mismo.

Un acto rotundo, perfecto para convertirse en un hecho fundacional.

Pero su presidencia terminó allí. Su discurso inaugural, maravilloso, fue también el discurso de cierre de su mandato.

Alberto demostró rápidamente que no tenía deseo de poder ni valor para ejercerlo, de modo que debió ser el títere de Cristina.

Pero entonces, Cristina no estaba.

Cada tanto aparecía y le daba una zamarreada al títere por no tener alma, pero no se avenía a manejarlo.

Zamarreaba al títere y nos decía la verdad a todos, que la admirábamos fascinados como a un ser de inteligencia divina al que le es permitido iluminar a los desahuciados un instante con la condición de desvanecerse, como la Virgen de Guadalupe con Juan Diego, la Virgen de Lourdes con los Pastorcitos y etcétera de vírgenes.


Cuando el hijo de un matrimonio amigo cumplió seis años, uno de sus tíos le hizo un regalo completamente estrambótico, no recuerdo bien qué era, como si dijera dos docenas de guantes quirúrgicos, o una pequeña caja fuerte, una iguana embalsamada o un ojo de vidrio.

El padre del niño observó el regalo con cierta reprobación y se fue, y el niño miró a su madre para saber cómo debía reaccionar. 

No tenía idea de si debía asustarse, alegrarse o qué.





martes, 20 de diciembre de 2022

Salsa

 Las cosas sucedieron de esta manera.

Jorge me presentó a Silvia.

Silvia era separada y yo había enviudado hacía poco.

Silvia me gustó, pero como pensé que había algo entre Jorge y Silvia, no hice nada. Pero al tiempo dudé de mi primera impresión. Entonces llamé a Jorge, charlamos de esto y aquello, y en un momento le pregunté si estaba saliendo con Silvia.

Me dijo que no, que de ninguna manera.

Sin que yo se lo pidiera, me explicó que no le gustaba Silvia, que le parecía medio corta, que lo aburría, que él vivía aventuras de amor y que Silvia era para una pareja estable.

Así que llamé a Silvia, fuimos a tomar un café.

Luego fuimos a cenar y la invité a unas clases de salsa.

Al final nos pusimos de novios.

Eso fue hace cinco años.

Estamos muy bien.

Hace dos años me enfermé de cáncer y Silvia me cuidó, no hubiera salido sin ella.

Yo tengo mis años. Jorge también, pero bueno, a mí Silvia no me parece medio corta, ni me aburre, no quiero vivir aventuras de amor y una pareja estable es lo mejor que me puede pasar.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El domingo tenemos que ganar

 "Solo el genio de Messi puede hacer una jugada así, que vuelve a poner a Maradona en un campo de fútbol. Elude a todos, hasta a los camellos del desierto y le da la pelota a Julián Álvarez. "Zigzaguea a lo largo de la línea lateral, no lo agarran nunca, no lo ven nunca; frena, arranca, no hay espacio, lo crea, lo inventa, gambetea a todos los hombres y brinda amor, a todos, con una pelota de fútbol.

"Esto está haciendo Messi. Rediseña los límites de su destino, influye a todos, compañeros, adversarios, todos.

"Messi sonríe, es un Messi liviano, sonríe con los ojos de un niño que ama el fútbol, y que se lo da a todos.
"Ábranse, incluso los que no saben amar. Aprieten sus corazones, agradezcan, porque Messi está jugando para todos."

Monty Python hizo aquel memorable partido de fútbol entre filósofos alemanes y filósofos griegos, y hemos escuchado varias veces a relatores con posadas o auténticas aspiraciones literarias. Siempre imaginamos cómo sería un relato de Soriano, García Márquez, Chico Buarque, Onetti.
Este relato es de Lele Adani.
Se ha hecho muy famoso estos días, porque parece sentir el juego de Argentina mejor que los relatores argentinos.
Lo interesante es que no es escritor, sino exfutbolista.

La expresión más masiva de apoyo al fútbol argentino aparece espontáneamente cada Mundial. Todos triunfalistas, aman a la Argentina más que al fútbol, muchos no saben nada de fútbol, no comprenden sus códigos, que son bastante encriptados, no por otra cosa que porque se forman con ver fútbol todo el tiempo, saber de fútbol, sentir al club que se ama de un modo enfermo.
La masa de hinchas de Argentina es colorida, hermosa, alegre. Siente el fútbol con alegría (mientras los enfermos de fútbol lo sienten como angustia).
Tiene una alegría desbordante porque Argentina llegó a la final.
No necesita más.
Ya está, Argentina llegó a lo más alto del mundo.
Gane o pierda la final, los jugadores cumplieron.
Pero entonces, podría suceder que a Messi no le alcance, y salga el domingo a la cancha como capitán para vencer.
La felicidad de los hinchas lo alegra, pero adentro necesita ganar.
Como un enfermo, necesita ganar.
Ese es el día que no será leyenda por su calidad, sino por líder y por héroe.
Eso es lo que lo va a igualar a Maradona, lo que va a terminar de poner a Maradona en la cancha.
Salir a la cancha el domingo con la sangre caliente a comerse al rival estará por adelante del pueblo argentino, que está enredado como un mentecato, votando a los que lo abusan, sin líderes, sin deseos, sin animarse a nada.
Por eso Messi y los demás serán nuestros líderes.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Un farmacéutico de alma

Juanca, el del puesto de diarios, le consiguió a su pibe, el Sebas, que lo emplearan en la farmacia de la esquina.

Sebas es un poco vago (cada vez que Juanca le preguntaba si había conseguido trabajo, le decía “tire currículums”), pero se entusiasmó con la farmacia. Al toque empezó a aprender los nombres y para qué servían los medicamentos, y no pasaron unas semanas que ya estaba dando recomendaciones.

“Hágame caso, señora (a una señora de la edad de su abuela), tómese dos pastillas la primera vez y después, aunque se sienta bien, siga tomándolas hasta que termine la caja”. Y así.

Cuando iba a la casa de alguien se metía en el baño a chusmearle todos los remedios que tenía en el botiquín.

“Así conozco todo de las personas”, me dijo.

Yo no había sospechado que le interesaran las demás personas.




Enfermitos

Me sorprendió que una piba que sabe mucho de fútbol me diera una coz cuando le dije que su entusiasmo por Argentina en el mundial estaba un poco desubicado.

“No te envidio la amargura”, me dijo (buena respuesta, por lo demás).

El fracasado Luis Enrique habría dicho estas horas que Argentina se merece llegar lejos en el Mundial porque tiene la “afición más pasional del mundo”, o algo así.

Creo que dice la verdad. Sin embargo, hay pueblos enteros que sienten el fútbol como nosotros, entre ellos, quizás especialmente, los ingleses.

Un escritor inglés, fanático de un equipo chico, arrancó un libro sosteniendo que quienes miran de afuera a los hinchas de fútbol, se creen que sus expresiones, gritos y colores, banderas, camisetas, bombos, vuvuzelas, son muestras de que están siempre felices. 

Las personas que creen esto, se visten de patriotismo futbolero cada cuatro años, se convierten en hinchas de su selección nacional y viven el fútbol como el fenómeno alegre que creen ver en los fanáticos. 

Si su equipo pierde, lloran, pero rápidamente son convencidos por un periodista deportivo lobotomizado que sostiene que lo importante es el juego, la confraternización de los países, la sana competencia y otra sarta de taradeces.

La verdad, dice este escritor, es que las personas que siguen el fútbol cada día, aquellos a quienes no les alcanza ver los partidos del campeonato en el que juega su equipo y terminan viendo en la televisión cualquier partido horrible de cualquier campeonato, porque son viciosos, esos son quilomberos pero no son felices.

Tienen una explosión de dicha psicótica si su club sale campeón, pero aún mientras el equipo está ganando la final, ya están preocupados por tal o cual jugador, por la gestión que viene haciendo la dirigencia del club, por el director técnico, por el futuro.

Con mucha exactitud la cultura ha encontrado para esas personas el adjetivo de “enfermas”.






lunes, 5 de diciembre de 2022

60.2

Cumplí mis 60 años en Beijing enfrascado en la coyuntura –de China, de la pandemia, de la espera de un premio.

Nos confundimos con un amigo y él se quedó esperándome en un restaurante con otro amigo y con una amiga —de quien estábamos enamorados los tres—, y yo me quedé solo en el departamento que me alquilaron los diplomáticos jubilados de China, hasta que más tarde desenredamos el lío, y vinieron conmigo, con una torta de 10 kilos, y a las 2 de la mañana, en una ciudad fantasmagórica, con todo el mundo enclaustrado por la pandemia, nos fuimos a bailar a una cueva en la que mil personas de todos los países se revolvían en una orgía de música tecno y alcohol.

Allí adentro, en un refriegue de aquelarre, no tuve ninguna oportunidad de reflexionar sobre la edad. 

Los 60 años fueron lo que me pasó mientras yo estaba ocupado haciendo otros planes.

Lejos de mirar el bosque, los 60 me encontraron mirando una hormiga que entraba en un agujerito de la corteza de un tronco. Yo no miraba ni siquiera el árbol.

Y no sé si estuvo tan mal.


Sesenta

Con Javi siempre fuimos tan diferentes como el blanco y el negro, pero a la vez tuvimos convergencias sorprendentes, seguramente porque nacimos en el mismo año y en la misma ciudad y fuimos a la misma escuela.

Una vez, cuando teníamos 15 años, me asombré al escucharlo recitar, palabra por palabra sin equivocarse: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.”

Me asombré porque yo también me lo había aprendido de memoria. Cientos de miles de personas lo sabían de memoria, pero no creo que muchos otros chicos de 15 años la pudieran recitar, además de Javier y yo, en San Nicolás.

Me asombró la coincidencia –aunque con el tiempo comprendí que Javier sabía de memoria el comienzo de muchos otros libros.


Años antes, cuando yo tenía nueve años, en una remota noche mi padre me llevó a conocer el teatro. 

Fue la primera y la única vez que me llevó al teatro. Y fue mi primera vez en el teatro. Un gran estreno, porque el Teatro Rafael de Aguiar era magnífico, construido en escala como copia de los teatros de ópera europeos, con pinturas celestiales en la cúpula, escalinatas de mármol de Carrara, un telón pintado en Nápoles y el mobiliario traído de Viena.

Todo me resultaba portentoso, pero más los actores. En un momento de la obra, que era El pan de la locura, uno de los personajes se paró en el medio del escenario y desenmascaró la miseria del dueño de la panadería. Era un héroe, tenía una voz que hizo temblar el teatro. Todo el público estaba electrificado y los demás actores lo miraban como si hubiera aparecido un dios.

Mi padre me susurró al oído:

– Ese es el papá de Javier Tisera.

Mi fascinación con este nuevo dato se hizo tan profunda que sentí que no tenía fondo.


Ahora que cumplimos con Javier 60 años, le dije que el partido ya terminó y empezamos a jugar el tiempo de alargue.

Le dije que desde aquella noche en el teatro supe que él heredaba un mundo infinito. Le recordé una parte de un poema de González Tuñón:


Toma este mundo, cuídalo.

Es una cosa seria y es una simple cosa.

Conquístalo, contémplalo, ámalo para siempre,

musical niño mío,

predilecto del pan y de la rosa.


Te lo regalo, es tuyo.

Y te regalo un barco

y te regalo un barco dentro de una botella.

Una bota de vino

que vino del Mesón del Segoviano.

Un farol marinante.

Las golondrinas y las mariposas.

Una sirena anclada en el estante.

La bandalisa de los circos pobres.

La luna en el espejo.

Un mapa, un numeroso y palpitante mapa,

un mapa con las rutas

que siguiera Juancito Caminador, tu viejo.

La Esperanza.

Y una caja de música que traje de la estrella.

Toma este mundo, tómalo. ¡La vida es vasta y bella!

Mira siempre allá lejos, hijo mío… Allá lejos.


Naturalmente, Javier puede recitar de memoria este poema. Su memoria prodigiosa es parte de esta obra El pan de la locura arriba de un escenario, Javier en el centro, yo en un costado. 

Y es parte de la obra hablar del tiempo de alargue, tiempo de descuento, bonus track, y el comienzo de Cien años de soledad, los amigos en común como Camilo Sánchez, que colgó el poema de González Tuñón cuando vivimos juntos; como son parte de la obra nuestros padres, mi viejito chino en Brooklyn, el de Javi que murió a los 36 años. 

Una obra en la que las cosas eran todas la primera vez cuando nos conocimos y ahora vuelven a ganar el brillo fascinante que les da ser únicas, porque será la última vez que las haremos, dignos y felices porque, ganamos y perdimos, pero siempre actuamos con toda la voz, para llenar el espacio del teatro y para recorrer los caminos del vasto mundo que nos dieron. 






sábado, 3 de diciembre de 2022

PROBLEMATIZACIONISMO

Muchas cosas se nos presentan o se nos construyen o se nos transforman como PROBLEMAS.

Cosas que NO son problemas.

Como cuando se dice de alguien: “se hace problema por todo”

Típico de adolescentes hacerse problemas con la autoridad.

Típico de viejos gruñones hacerse problemas con esto, con aquello que nadie se hace problema.

Típico de románticos hacerse problemas de amor (desamor).

Típico de periodistas deportivos hacerse problemas por tal jugador o por cómo juega el equipo.

Hay gente que tiene TANTOS problemas.

No hablo de problemas de verdad, hablo de ESOS problemas.

Esos problemas, como si no hubiera problemas de verdad.

Uno podría, ante cada problema, preguntarse si de verdad está ante un problema.

Uno podría, ante cada problema, preguntarse si está ante un problema de verdad.