lunes, 18 de febrero de 2019

Cuentos que prometen

Hay temas para cuentos que son formidables. Cuando uno los escucha o se le ocurren, quiere salir corriendo a escribirlo, así a los gritos con las manos en alto y agitando las palmas. Sin embargo, el escritor de peluche ya apolillado, el pobre sexagenario con irremediables problemas de salud, sabe que esos temas decepcionan cuando se escriben. Su gracia se termina en proponerse como geniales.
Es así que Ricardo Piglia todo el tiempo decía “con eso se podría escribir un gran cuento“ o Kurt Vonnegut mechaba en sus novelas a un escritor de ciencia ficción que enunciaba el tema de muchos cuentos, pero no los desarrollaba.
El sábado me contaron de una señora de los gatos, ese personaje urbano infaltable, que vivía en un lugar muy bonito de Belgrano.
Como en todos los casos similares, era increíble la cantidad de gatos que se amontonaban en cada lugar de su casa. La gente que pasaba veía el techo alfombrado de gatos, los tapiales con una fila de gatos encima y así.
La señora no vivía sola, sino con dos hijas. Una era mala y otra era buena, las dos muy viejas también. Resultó que la buena mataba algunos gatos y los vendía por kilo.
Diríase que hacía una poda o que cosechaba.



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