martes, 16 de enero de 2024

Coyuntura - Posiciones en pugna

Dice Alejandro

Es indispensable que alguien defienda los subsidios a los poetas, el derecho de autor de los coreógrafos, la legislación para la supervivencia de las lechuzas y demás derechos de los animales y la ampliación de programas tendientes a la libertad de identificación de género, pero fue la defensa de esos asuntos, olvidándose de los “reclamos reales” de la gente, de trabajo, comida, educación, salud y, en fin, un futuro, lo que terminó dándole el triunfo al desopilante payaso que gobierna para que los más ricos saqueen la Argentina.


Dice Alejandra

Es maravilloso que hasta el que tiene el reclamo más marginal, alce su voz.

Prueba que todos podemos luchar por una causa, aunque sea muy puntual y pequeña.

Si hay alguien que se pone al frente de una causa mínima, eso es la promesa de que quienes defiendan causas gigantes arrasarán con este estado de locura cínica.

En una época, cuando todos estaban callados, la protesta social la hicieron los más inesperados, las maestras y los jubilados. Al principio, era casi ridículo que fueran las maestras, encargadas de la disciplina, de que los alumnos permanecieran en silencio y sentados, fueran quienes armaran escándalo por las calles. Y también era casi ridículo que fueran los jubilados, viejos, con poca energía, sin un largo futuro por el que pelear, los que pusieran el pecho ante la policía.

Ahora aparecen, otra vez, dos actores que sorprenden por su absurdo. Por un lado, los gordos de la CGT, a quienes dábamos por enterrados en su grasa y su corrupción, y por otro, la Cultura, que está en el otro extremo del Pan y Trabajo.

Si salen ellos, los menos esperados, entonces saldrán los demás y esos realmente van a rugir.


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