Nos vamos olvidando de lo que dijimos que no debíamos olvidar:
Que aún no se ha podido evaluar ni un mínimo de las consecuencias fisiológicas, psicológicas, sociales de la pandemia.
Muchas personas quedaron con una necesidad de correr a encerrarse.
A muchas les cuesta juntarse con otras.
Muchas continúan con el síndrome de acumular papel higiénico.
Muchos no salen de hacer gran parte de su vida individualmente, cortado de los demás.
Mucha, mucha gente se acomodó a que no hay solución, que la vida sea mala, y que no se puede hacer nada ante aquello que nos somete.
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