El calendario marca que la semana que viene es Navidad.
De los buenos amigos y por RR.PP. recibo mensajes de Felices Fiestas.
Decimos LAS Fiestas, ya no “Navidad y Año Nuevo”, y ya
quedó atrás “las Fiestas de Fin de Año”.
Entre todas las del calendario, estas son LAS fiestas.
Son las fiestas de alegría de la familia, de celebrar la vida con un bebé dios, un dios que nace.
Son las fiestas de festejar comiendo juntos, bailando, haciéndonos regalos, llenándonos de colores, de luces, de barullo.
Son las fiestas de viajar hasta la casa de los parientes que viven en otro
lugar y reunirnos y reírnos hasta cualquier hora.
Son las fiestas porque tenemos hermanos, tenemos hijos, esposo, esposa, nietos, padres, amigos, y entre tantas cosas, también los queremos, nos queremos entre nosotros.
Son las fiestas de la ilusión de que algo puede pasar, dios hecho bebé, un cometa, unos reyes magos, hasta un gordo que era de la Coca Cola pero ahora es el tío José Luis disfrazado, medio en pedo y medio desmayado del calor.
Son las fiestas en la que los pibes van a ser felices y les quedará festejo en el corazón para toda la vida; con los regalos, la joda, y porque es el día en que los adultos hacen quilombo igual que ellos.
Son las fiestas de sentir las ganas de que los chicos sean felices, y también la viejita, y los amigos y los compañeros, y también los primos, los tíos, y el amor.
Son los días del año en que podemos dejar salir los buenos sentimientos y podemos abrazar.
Pero entonces no.
Entonces la semana que viene NO ES NAVIDAD.
La peor gente de mierda se está llevando todo lo que tenemos.
Se está llevando el futuro de los chicos.
Han puesto un payaso psicótico de presidente y han decidido aplastarnos.
Consiguieron deprimirnos en lo que deberían ser las fiestas.
No tienen un gramo de decencia, no tienen un gramo remoto de gente, no tienen clemencia.
En este momento estamos en manos de inhumanos.
No es Navidad.
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