lunes, 23 de marzo de 2020

Sobre Byung-Chul Han y el coronavirus



Pido permiso para hacer algunos comentarios, advirtiendo que no me siento realmente autorizado a cuestionar a un filósofo como Byung-Chul Han, que se merece el respeto de tantas miles de personas. Soy sólo un argentino encuarentenado que no puedo salir de la nube de información y alarmas por la pandemia. En esta situación, me alegra mucho ver una nota de análisis de alguien que se planta ante la corriente del maremágnum.

En la nota tuve la impresión de que el filósofo da por hecho temas que uno esperaría que fueran cuestionado por alguien tan aclamado por la élite de la intelectualidad: “La conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente”, o “Estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán o Singapur tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado.”
Sólo el Departamento de Estado de Pompeo o personas como Jair Bolsonaro (ni siquiera su vicepresidente) dan por hecho estos datos.
Leo: “Ni en China ni en otros Estados asiáticos como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán o Japón existe una conciencia crítica ante la vigilancia digital o el big data. La digitalización directamente los embriaga. Eso obedece también a un motivo cultural. En Asia impera el colectivismo. No hay un individualismo acentuado.”
Algo así decían los europeos que visitaban China a principios del siglo XIX; yo esperaría que un filósofo que piensa el siglo XXI presentara el tema un poco digerido.
Sentencia que “La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa.”
¿Por qué no?
A continuación agrega: “No podemos dejar la revolución en manos del virus”.
¿Ser solidarios es dejar la revolución en manos del virus?
En otro tema, explica que “Los peligros no acechan hoy desde la negatividad del enemigo, sino desde el exceso de positividad”.
Con todo el respeto que le tengo, sólo puedo darle la razón porque supongo que en su libro sobre el tema desarrolla el razonamiento. En la nota, sólo está la sentencia, ante la cual sólo me queda doblegarme y deponer preguntas como ¿Trump, líder con alta representatividad, no ve enemigos? ¿China no es enemigo? Para Europa, ¿las hordas de miserables no son enemigos?
Me parece formidable que alguien plantee la relación entre el virus virtual y el virus real: “en la época posfáctica de las fake newsy los deepfakes surge una apatía hacia la realidad. Así pues, aquí es un virus real, y no un virus de ordenador, el que causa una conmoción. La realidad, la resistencia, vuelve a hacerse notar en forma de un virus enemigo. La violenta y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad.”
Sin embargo,¿no es un poco simplista decir que la gente se asustó porque el lobo es real? Parece un elemento muy poco significativo.
Finalmente, en la discusión que plantea con Slavoj Zizek no encuentro argumentos ni suyos ni de Zizek, sólo es un “él dice que sí, yo digo que no”.
Vuelvo a pedir disculpas si molesto con estas observaciones. En todo caso, ruego que sean tomadas como preguntas antes que impugnaciones.

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