Nadie merece ser celebrado, festejado, ni siquiera aprobado, presuntamente.
Es una falta de respeto insultante decirle a alguien que hizo algo bien, sin haberse tomado todo el tiempo necesario para valorar críticamente y hacer contacto con lo que ha hecho.
Se le puede decir a cualquier persona que ha creado algo: “valoro que lo hayas hecho”.
Pero es un desprecio felicitar por una escultura, un traje, un poema, una obra de teatro, una interpretación musical, una novela, un edificio, una película, lo que sea, si esa obra no nos conmueve, no nos afecta existencialmente y no nos causa fascinación, por mucho que la resistamos.

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