domingo, 4 de octubre de 2020

Mackentor, empresa desaparecida

 En los años 90, hablé con una serie de amigas y amigos que habían sido adolescentes en los 60 y tuvieron alguna participación política antes de la dictadura del 76.

Les pregunté por su militancia.

Los relatos eran impactantes, por su contenido, por el modo en que daban nueva forma a la versión oficial de lo que pasó en esos años y porque la mayor parte de lo que contaban, era la primera vez que lo contaban.

Este último punto era recurrente. Y una y otra vez yo les preguntaba: “¿por qué creés que no contaste esto antes?”

Eran memorias desaparecidas y no había explicación de por qué seguían desaparecidas. Lo más plausible lo dijo la mamá de un compañerito de tercer grado de mi hijo: “porque nos dura el miedo”.


Años después conocí a Fabián García, periodista excepcional y persona de una sola pieza. Me contó que hacia 15 años que investigaba el caso de Mackentor, una empresa cordobesa del sector de cemento, cuyo dueño, Natalio Kejner, había asumido el desafío de una forma distinta de hacer empresa. Y le estaba yendo bien, llegó a ser una de las grandes del rubro.

Fabián buscaba demostrar el modo en que la dictadura militar destrozó la empresa, bajo las órdenes de Julián Astolfoni y Franco Macri, los dueños de su competidora Supercemento.

 

Fabián García ha llegado a demostrarlo. Necesitaba eso para dar por terminado el libro “Mackentor, Crónica de un saqueo. Los oscuros negocios de Supercemento, Franco Macri y el Estado”, que mañana sale a la ventaen formato electrónico.

 

Empeños como este son indispensables para que los argentinos podamos mirar a nuestros hijos con la frente bien alta.

  

 

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