Escuché a Borges contar un cuento. Mencionó quién era el autor y el nombre del cuento, pero resultó un detalle inútil. Un tipo vuelve del trabajo y encuentra dentro de su casa un zorro. El zorro lo mira asustado pero no se escapa. Él se queda estático. Se miran a los ojos. El hombre ve que además de susto, en los ojos del zorro hay angustia y pena. Y también se da cuenta de que es la mirada de su esposa. Su esposa se había convertido en un zorro. Ahí empieza todo el asunto de qué decide hacer el hombre, hasta que decide que seguirá la vida que habían tenido siempre. Claro, la mujer ya no cocina, ni habla, no nada. Es un zorro. Pero en su mirada, el tipo ve que entiende. Se comunican él hablándole y ella mirándolo. Terminan resignándose, se adaptan, aceptan los cambios y al fin estabilizan la relación. Él le lee poemas, la esposa escucha, duermen en la misma cama, ella le lame la cara a veces, él la peina con el peine de carey que ella ha usado desde joven. Pasa el tiempo. En un momento él empieza a notar que la esposa está menos atenta a los poemas. No le dice nada pero la observa, y entonces comprueba lo que sospechaba. Hasta que empieza a irse mientras él lee. Ahí empieza otra fase, que termina cuando el marido encuentra el gallinero hecho un desastre, todas las gallinas muertas, entra en la casa y la mujer echada en el piso tiene sangre y plumas en el hocico. Días después desaparece. Vuelve tres o cuatro veces, y él nota que no se entienden. Y entonces desaparece ya para siempre. Él la busca, no la encuentra, consigue perros para rastrearla, y finalmente da con ella. Está dentro de una madriguera, como las que hacen los zorros en la tierra. En la cueva hay tres cachorritos. Mientras la mente del tipo sólo está azorada, los perros la matan, como matan a los zorros.
Un escritor debería aspirar a escribir historias que la gente pueda contar como se chismosean las cosas más banales en el interior de una familia. Que la gente pueda repetir sus cuentos haciéndolos propios, modificándolos, sin que le importe quién los escribió, porque lo importante es el sentido que tienen.
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