Nos tomamos el sexo tan en serio. El demonio hecho serpiente, hizo que Adán y Eva hicieran la porquería, y ahí empezó el sufrimiento, el dolor, el castigo, la condena, el sacrificio.
Sueño con unos salvajes que en vez de sufrir el sexo, juegan. Pueden estar con cualquiera, como nosotros podemos hablar con cualquiera. Una vez en un cine se corrió la película y dejaron de leerse los subtítulos. Hubo murmullos de malestar hasta que un gordo del último asiento empezó a decir en voz alta lo que hablaban los actores. Fue tan gracioso que todo el cine estalló de risa. Podríamos tener sexo unos muchos como muchos nos reímos ese día.
Pero claro, que alguien te guste, hasta que se te agiten las moléculas cuando estás cerca de tu cuerpo, que goces con el color de tu piel, que adora el calor de tus manos, que cuando lo mires a los ojos no puedas apartar la mirada, no puedas pensar y que necesites besar a ese humano, que necesites sentir su boca, eso es otra cosa.
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