jueves, 9 de octubre de 2025

Mussolini en Parque Saavedra


 

Los fascistas de Mussolini tenían este lema: “me ne frego”.

“Me importa un carajo”.

“Me chupa un huevo”.

“Me cago en todos”.

La serie Mussolini – El hijo del siglo parece inspirada en Milei.

Mussolini es el coso nuevo que aparece en una crisis de representación y una crisis económica —nadie se alza en defensa del Pueblo que sufre un desastre de explotación y prostitución.

Es un payaso dictador con una farsa mística que siembra violencia delirante.

Una violencia delirante que acaba devorándoselo.

(¿Y los otros, los que no hicieron nada ante la crisis porque estaban aferrados a su cargo, que obtuvieron militando en Todos por un Cargo, que no lo soltaron ni siquiera cuando le pusieron un tiro en la cara, ellos, los qué quilombo se va a armar? Pero estaban aferrados en masa a un cargo que no era de jubilación de privilegio, a lo mejor era de estar parado en un pasillo del Centro Cultural Kirchner, o de tallerista en una biblioteca de Claypole. La crisis no era sólo para los me importa un carajo).

Ahora, la serie habla de Mussolini, no como parodia de Milei, ni como biografía apócrifa de Mussolini, sino que usa la vida de Mussolini para mirar de qué están hechos los fascismos que brotan en Estados Unidos, Hungría, Ecuador, Suecia, Brasil, Italia.

A Mussolini lo cazaron cuando intentaba huir disfrazado de soldado alemán, lo fusilaron y lo colgaron boca abajo en la Piazzale Loreto de Milán. Bolsonaro está preso, y Milei empieza a destartalarse.

Pero el me ne frego es más profundo que Milei.

Los últimos días, después de la paliza del 7 de septiembre, un ejército de policía de ocupación echó a los manteros de Parque Saavedra y hubo una ovación de vecinos que aplaudían.

El me ne frego está allá en el fondo, calienta la tierra sobre la que vivimos y quizás no se enfríe hasta que una nueva cría reemplace a esta infamia.

 



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