La película The Matrix encontró uno de esos conceptos que consiguen expresar una clave que todo el mundo quería decir, que todo el mundo tenía en la cabeza, y nadie conseguía formular. (Así es como se representa a la masa, cognitiva, ideológica, políticamente).
El concepto era “un error en la Matrix”.
Muchos lo adoptamos inmediatamente, no como algo externo,
sino que hicimos nuestro el término que expresaba una idea que ya teníamos.
Pronunciada, nos permitía transmitir mejor nuestro pensamiento y nos permitía
ver más fluidamente la realidad.
Resulta interesante que eso que festejamos poder decir, un error
sea positivo, porque es la llave para: 1) comprender que no vivimos en una
realidad real, por así decirlo, sino en una ficción, en un software, y 2) la
posibilidad de liberarnos de esa realidad, que, naturalizada como real, nos
somete, esclaviza y parasita.
El error es la oportunidad de la liberación.
“La máquina no puede ser boluda”, dice Miguel Benasayag
para argumentar que mas máquinas están hechas para no errar.
PD. Llego a este pensamiento porque tuve la antipatiquísima,
noción de que los hijos varones, en tanto coincidimos con nuestra mamá, le damos
la razón fervorosamente, somos su soldado que cumple sus deseos, su abogado
defensor, su apoyo voluntario y entusiasta, su prótesis; en esa posición, somos
un error de la Matrix.
Si aprendemos eso como hijos, a los papás de varones nos toca estar conscientes del tema.

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