martes, 28 de febrero de 2017

El infierno del cotidiano

Allá en mi planeta está brotando una maroma de asuntos, criaturas, acontecimientos, que viven un tiempo y después pasan.

Pero yo estoy acá, resolviendo situaciones que se vuelven a recrear y hay que volver a solucionar, como si tejiera una mortaja que apenas termino, se desteje sola.



jueves, 23 de febrero de 2017

Una amiga que escribe en facebook

Tengo una amiga que escribe en facebook todo lo que piensa.
− ¿Qué querés, que me lo guarde?, me dice.
− ¿No te parece mejor escribirlo en un cuaderno?
− ¿Y después?
− ¿Y por qué escribís?
− Qué sé yo.
− ¿Son mensajes?
− No sé. Son ocurrencias. Hablo porque estoy sola.
− Son cosas que le dirías a un novio.
− No sé. A lo mejor las pensaría lo mismo, y a lo mejor a él no le interesarían, pero no las pondría en facebook. No tendría tiempo. No estaría en esta situación, de estar todo el día con la compu.
− Pobre.
− ¿Por?
− ¿Se te ocurre decir algo ahora?
− Sí algo mejor que esta charla que estamos teniendo.
La veo que escribe:
A la gente de una casa le molesta que otro vaya y se ponga a lavarle los platos. ¿Por qué? No tienen ganas de lavar los platos y vos los ponés en situación de lavar los platos.





lunes, 20 de febrero de 2017

Cymatics



Acabo de enterarme de la Cymatics, disciplina creada por el médico suizo Hans Jenny (1904-1972), para estudiar los efectos que tienen el sonido y la vibración en la materia. 

Jenny comprobó que el mayor o menor grado de complejidad molecular y evolutiva de un ser depende de las frecuencias de energía que reciba su cuerpo.






Cada uno en lo suyo


Tengo un amigo que sólo se dedica al lifestyle. Se siente un playboy.

Una amiga sólo presta atención a los temas de las "chicas": uñas, zapatos, lentes, chismes de famosos, pelo, botox.


Un amigo está concentrado en el crossfit. 


Otra amiga milita el derecho de los animales. Cuelga muchos vídeos en Facebook, adopta perritos.


Todo esto me parece muy bien, salvo que se me hace un poco monstruoso que no vean el incendio que está avanzando.


Por un lado, calculan que nunca va a llegar hasta ellos. Por otro, este cálculo es tan miserable como la indiferencia ante las personas que están muriendo incendiadas.









martes, 14 de febrero de 2017

La musiquita



Paul Simon escuchaba coros cuando compuso Graceland.
¿Qué escuchaba Toto cuando compuso Africa?
¿Oía el coro de miles de voces?

Un poema no puede ser traducido desde el chino al español.
Ni desde el danés al alemán.
Ni desde el francés al italiano.
Ni del español al español.
De la misma forma, las composiciones son la traducción, la evocación, lo que puede hacer una criatura insignificante, un gusano divino como es el humano, con aquello que capta del infinito.

El Tao Te King concentra su energía en la explicación de que el agua no lucha, sino que se adapta. Adapta su forma al continente que la recibe, a la circunstancia en que vive.

Estamos hechos de pequeñas estructuras moleculares. Una cantidad masiva de esas moléculas son de agua. Si nos sacaran el agua del cuerpo quedaríamos como un trapo de piso seco.
Esas moléculas de agua son moldeadas por la música.

No estoy diciendo algo figurado. Es algo físico, muy fácil de comprobar en el laboratorio más rudimentario. Los sonidos mueven el agua y si esos sonidos tienen un patrón, como la música, el agua adquiere una forma determinada por ese patrón.

Puedo hacer una lista de los temas musicales que me ponen a llorar, incluso antes de que se me generen sentimientos.

En Jajouka, Marruecos, una banda de músicos tocaba una vez al año durante varios días. La gente de los pueblos de los alrededores le llevaban los enfermos para que la música los curara.

Entonces, si tus hijos adolescentes se la pasan todo el día escuchando música, pensá que tal vez son más sabios que vos. Sentate al lado y escuchá con ellos.







Un lector


Está el poema en que Machado dice "quien habla solo espera hablar a Dios un día". Yo cuando escribo, sin quererlo, espero que exista alguien que lea lo que está más allá de lo que escribo. O espero que exista un lector que pueda recibir lo que yo quiero decir, y no lo que se le ocurre leer.
O sea, escribo en la esperanza de que habrá un lector de mí.
Una vez escribí un cuento, lo compartí, lo mandé a un par de concursos, lo dejé un tiempo, años después pagué para que entrara en un libro que tenía una selección de cuentos de varios autores. Y sólo cuando pasaron muchos más años aún, alguien que encontró aquel libro en una mesa de saldos repleta de libros largamente desahuciados, cargados de polvo viejo, leyó el cuento y tuvo la extrañísima idea de mandarme un comentario.
Alguien había leído lo que soy.
Mientras leí el comentario sentí que yo estaba todo cagado y el lector me desnudó, me tiró a un arroyo y ahí me tiró baldazos de agua con jabón y me refregó con una escoba hasta que mi alma quedó nueva.







lunes, 6 de febrero de 2017

La señora Cecilia


La señora Cecilia era una mujer parecida a un pájaro exótico de cuerpo minúsculo y de cabeza enorme y extravagante.

(El autómata, Alberto Moravia)