sábado, 29 de julio de 2017

Marcela en la estación de tren

En una vida, Marcela, mamá soltera, abandona a su bebé en el hospital porque tiene síndrome de Down. Nadie la puede culpar. Es muy pobre. Sus padres la necesitan; el padre está enfermo, la madre no puede cuidarlo sola, y ella tiene que salir a conseguir plata. Los días que hay mucha nieve le cuesta salir. A veces la leña no alcanza y hace mucho frío en la casa.  ¿Qué vida la daría? ¿Qué ropita le podría comprar? Alguien la adoptará, estará bien.

Piensa que en un mundo paralelo las cosas podrían ser diferentes. Se ve a sí misma con su nenita ya de tres años, en una estación de tren. Es un día extrañamente dulce en medio de un invierno muy crudo. Marcela le canta una canción y le aplaude el ritmo, las dos palmas contra una manito que la nena deja en el aire. La nena tiene unos anteojos de marco rojo que ella le compró. Termina la canción y Marcela la abraza muy fuerte, la envuelve con el abrazo y apoya su cabeza contra su cabecita, tapada con una capucha, y la nena se deja abrazar, feliz. Sólo conoce la felicidad.





En el corazón del Pueblo

No son tan pocas las personas que llegan a los 100 años.
En estos días fue el cumpleaños de Evita, que aún no habría cumplido los 100. Bien podría seguir entre nosotros.
De todos modos, no está, así como está, menos viva.
Quizás el mayor teórico del peronismo le confesó a un amigo que a él no le daba el pinet para ser peronista. Nadie dudaba que lo era; si cualquiera se dice peronista, es admitido inmediatamente sin problemas por peronistas y antiperonistas, pero él decía que ser peronista era tener una fe y vivir a Perón y Evita de un modo directo. El decía: "yo soy peronistista".
Hace pocos años le hice escuchar a una tía la voz de Evita en un vídeo de YouTube. Ella no la había escuchado desde que Evita estaba viva. Se puso a llorar con un desamparo que me obligó a abrazarla. Pensé en cuánta gente se ha abrazado por Eva, cuántos cuerpos y cuántas lágrimas se mezclaron por su nombre.
Esta es la estatua que está en la plaza presidente Juan Domingo Perón. Perón está en lo alto. Muy alto. Me hace pensar que no siento en el panorama actual el gen de los políticos de la gran dimensión, gente que se ponga por arriba de las circunstancias, mire allá lejos y desenrede las miserias del presente poniendo proa a un sueño verdaderamente grande.
Me gusta ver en la estatua de Perón a este hombre que se esfuerza en la base. Sin el idealismo, la rebeldía y la explosividad de los jóvenes, el mundo no marcharía. Sin embargo, creo que esto se ha vuelto cliché. El hombre en esta estatua no es un chico. El artista eligió que fuera un tipo con edad suficiente para tener las convicciones asentadas, y luchar por la fuerza de esas convicciones, antes que por tener fuerza demás.
En fin, algunos nos seguimos juntando, peronistas y peronististas, sobrinos de tías a las que aún les arde Eva, seguimos celebrando el rito del asado, evocando aquellos nombres, propiciando con la fe, el regreso de algo grande.









viernes, 28 de julio de 2017

Bruce Springsteen y Silvio Rodríguez, incómodos

Más de uno ha hecho este cruce:

Bruce Sprigsteen: No podés prender el fuego si estás preocupado por tu pequeño mundo. (You can't start a fire, worryin' about your little world falling apart).


Silvio Rodríguez: Debo dejar la casa y el sillón,hay que quemar el cielo si es preciso.

Todo es presente

Si algo del pasado no está en el presente, no existe.


Sólo existe lo presente.


Ánimo.


Lo que tenemos, todo lo que tenemos, lo bueno y lo demás, lo pongamos en juego hoy.

Sólo existe el presente.






miércoles, 26 de julio de 2017

Contra el piso

Facebook armó semejante toletole en la comunicación humana, con tantísima gente conectada en gran parte de Occidente.

Sin embargo, ¿cuál es el resultado hasta ahora en las vidas de las personas?

Que se enteran de chismes.

Que cuelgan frases que citan sus pensamientos o noticias de política que expresan su posición.

Que muestran fotos "yo estuve aquí" o "increíble" o "somos muy amigos".

Que las hacen más consumidoras.

Bueno, si hablara de otra manera uno diría "caramba", o "¡vaya!": ¿hacía falta tanto toletole, tanta revolución. para ESO?

El oceanógrafo Jacques Cousteau (¡nada menos!) apenas vio aparecer internet dijo "ya estamos en condiciones de hacer una democracia directa".

Se dice que el Gobierno de China teme constantemente que las redes sociales sean el mecanismo tan temido que le permitirá a las masas cambiar el sistema institucional.


Vaya, vaya, en comparación con esas visiones, las redes sociales se parecen a esos cohetes ciclópeos, que arrancan con un bramido que espanta el mundo, y a los quince metros pega la vuelta y achata su narizota contra el piso.




lunes, 24 de julio de 2017

El cartel de la indignación


El indignacionismo, quedarse en la indignación, es anestesiante.
Vaselina.
Lo que sirve es pasar a la acción.
En el campo en que uno sea más útil, con los tiempos que uno maneje mejor, con las mejores herramientas de que se dispone.
Siempre con otros.
Me parece útil que las personas que tienden a observar y pensar, entiendan a quiénes están en el poder.
Que sepan de qué esta hecha la herencia de la que se invisten, que les llega directamente de Sarmiento, Mitre, Roca, Félix Uriburu, Manuel Carlés, Álvaro Alsogaray, Videla, Rojas, Martínez de Hoz y la mayoría de los miembros de sus familias y de las familias Braun, Bullrich, Anchorena, Bunge, etc.
Hace unos meses alguien puso un cartel de turismo en un lugar que le parecía adecuado de la Plaza de Mayo.
Quizás lo dispuso un joven funcionario del PRO.
Quizás no, pero lo interesante es el sentido que tiene que pudo haberlo sido. Un joven que entiende que gobernar es sólo administrar, que gobernar no tiene nada que ver con la política, porque la política es corrupción.
Siempre entendió eso porque sus padres eran apolíticos, y sus hermanos y demás familiares, y sus profesores y compañeros eran todos apolíticos.
Y por eso mismo, el joven no sabía que ese punto donde mandó poner el cartel haciendo cavar pozos para que las columnas que lo sostuvieran tuvieran cimiento y fueran fuertes y el cartel estuviera bien puesto; no sabía el joven que ese punto es parte de un circuito, de un círculo que desde hace 40 años recorren cada jueves en ronda las Madres de Plaza de Mayo.
No lo sabía.
Apenas sabe que existen las Madres de Plaza de Mayo. Le caen un poco bien, porque le suena que tienen que ver con las Abuelas de Plaza de Mayo, que tienen buena fama en Europa, pero sobre todo le caen mal, porque le suena que hacen lío.
Bien. El cartel fue removido.
Eso es esperanzador.
Y fue removido porque algunos no se quedaron satisfechos con su propia indignación, sino que la usaron para actuar.
Sirve menos indignarse con ese joven funcionario que comprenderlo, porque así es como se decide mejor qué hacer con él.







Las trampas


José Hurtado Villegas construía incesantemente trampas para cazar animales que no existían.
— ¿No te importa cazar, José?
— ¿Qué quieres decir? Para cazar es que invento las trampas.
— Pero son trampas para animales que no existen.
— Existen. Cuando concibo la trampa, los invento.
— Ay, me parece que otra vez no nos entendemos. Mira, otros cazan conejos, y comen conejos, ¿tú qué comes?
— Pues, los animales que creo.
— ¡Pero si no los cazas!
— Los concibo.
— ¿Y de qué te sirve?
— ¿De qué sirve comer siempre lo mismo, lo que ya sabes cómo es, lo que ni siquiera sabes cómo es porque no tiene importancia?
— Pues, que te mantienes vivo.
— No vives con eso. Vive tu cuerpo.
— ¡Y bueno!
— No te alcanza, hombre. No te alcanza para vivir. Necesitas más.









lunes, 17 de julio de 2017

Zapatos perfectos


Me cuenta Graciela: "mi papá hace esas cosas sin decir nada. Pero mientras trabaja, mientras fábrica zapatos a mano, uno por uno, él piensa, piensa... cranea todo. Y le encanta. Le gusta lo que hace, pero me parece que más le gusta pensar. Mandó hacer unas etiquetas para ponerle a los zapatos que son increíbles. Las paga una fortuna, las trae de Irán o no sé dónde, que tienen una técnica única. Las quiere porque son inalterables, dentro de diez mil años van a estar igual. Están bordadas, selladas, no sé qué. El me explicó todo el proceso de fabricación, que es complicadísimo. Le pregunté '¿por qué tenés esa obsesión de las etiquetas?' y me dijo que él se imaginaba alguien que había comprado unos zapatos suyos y que los zapatos duraban años y años, que mientras los demás zapatos se le rompían, los de él estaban enteros, sin roturas, sin haberse descosido y con la suela en buen estado. Imagina que el dueño de los zapatos un día piensa '¿pero de dónde son estos zapatos indestructibles?', los revisa y ahí encuentra la etiqueta, con el número de teléfono y la dirección de la zapatería. 'Ese tipo vuelve a comprar mis zapatos', dice'. Dice que esa etiqueta lo obliga a hacer zapatos perfectos".







Tocado


“Le pegaste en la estructura”, me dijo Mariela.
Y yo me quedé con mi propia estructura cimbrando por la frase de Mariela.
Otras expresiones para decir más o menos lo mismo también me parecen muy buenas: “cortar hasta el hueso”, “tocar el nervio”.
En portugués se dice “topar fundo”. Y un psicólogo en Rio de Janeiro me dijo, una vez que un enamoramiento me había llevado más lejos que cualquier otra cosa me hubiera llevado hasta entonces “mexe com o sentido”.
Ayer quise explicarle a una amiga cómo fue el dolor que sentí una semana atrás y me encontré diciéndole que el dolor “había alcanzado el sentido de la vida. Los días siguientes me quedé desorientado, sin saber para qué vivía”.
Hoy me cuelgo observando las fotos de una artista y sé que penetran por mis ojos, por mi nariz cuando inspiro, por los poros de mi piel como se chorrea un líquido por los ejes que giran dentro de un motor, hasta las paredes de las venas. Allí se filtran y se meten en el torrente sanguíneo e impulsadas por mi corazón llegan hasta todos los extremos de mi cuerpo, y hacen contacto con mis nervios. Entonces se produce una electricidad, y esa electricidad altera mi cerebro, mi cuerpo, mi existencia.
Al poco tiempo de mirar una de sus fotos, comienzo a ser otro. Puedo sentirlo claramente.
Creo que exactamente eso es lo que sucede con el arte.





sábado, 15 de julio de 2017

Dormir



Hace unos días compartíamos con unos amigos el lamento de no poder dormir bien, a pata suelta.
Qué bendición es dormir bien.
Algo reparador, algo renovador, un placer de dioses satisfechos, que han entregado todo en la batalla, haciendo en sus actos lo que piensan en sus mentes y sienten en su corazón.
Creo que dormir el sueño de los justos cuando hay un niño sirio ahogándose en el mar o comiendo mal porque su madre fue despedida del trabajo en Argentina y todo está demasiado caro, nos hace indignos.

Si el que duerme tranquilo es alguien que aspira a una posición en el esquema de gobierno, mucho más si ya lo ejerce, es un cínico.





miércoles, 12 de julio de 2017

Cerca


Estos días tuve un problema de salud.
Nada que no hubiera podido encarar solo. Llamo al servicio de emergencias, mientras espero cierro la llave de gas, cierro bien la ventana para que no entre agua si llueve mucho, hago el bolso con lo que necesito en caso de que me internen, me dan una inyección para bloquearme el dolor, me llevan a una clínica, allí me atienden. 
¿Cuál es el misterio?
Sin embargo, me caigo y algo flaquea en mi interior. 
Si me desvanezco de nuevo los de emergencias tocarán el timbre, volverán a tocar y al fin se irán. Todas las personas de mi entorno saben que hoy me iba de viaje, supondrán que viajé. 
Flaqueo y llamo a mi prima, “nada más te aviso. Si a la tarde no vuelvo a llamarte…”
“Voy para ahí”, me dice.
Viene y me acompaña a la clínica y está conmigo.
No era necesario.
Mi cuerpo habría vivido el mismo proceso sin ella.
O sin los amigos que vinieron a visitarme los días siguientes.
Pero no. 
Mi cuerpo no habría vivido el mismo proceso.
No voy a ponerme a desplegar una sintomatología comparada “solo” por un lado y “con amigos”, por otro, pero escribo estas líneas movido por el asombro que me causa el efecto de que alguien se acerque, físicamente, de que alguien lleve su cuerpo hasta cerca del tuyo cuando algo te vulnera.
Esto remite a todo: a la importancia de la institución enfermera o enfermero, a tomar de la mano a alguien, al hablarle a quien está en coma, a la desolación infernal de un bebé en una incubadora día y noche. 
También remite a la militancia. La lucha revolucionaria: los militantes tienen sus cuerpos cerca. Comparten la comida, se miran, se hablan, duermen en el mismo espacio. La tensión es fuerte, la fiesta es explosiva, el sexo es vívido entre los militantes.
Aparece este tema, en esta época en que la comunicación se ha desarrollado hasta tomarlo casi todo, hasta un estado en que lo imposible es no estar comunicado, en que la comunicación es compulsiva, pero a través de aparatos.
Está muy bien planteado en la película Her, de Spike Jonze.
Poner los cuerpos en proximidad comienza a ser un refugio.
El último bastión de la resistencia.







domingo, 9 de julio de 2017

El test para entrar a la secundaria


El primer día de un curso de ingreso que hicimos para entrar en el secundario nos hicieron una prueba. Era un test, pero creíamos que había que aprobarlo para poder entrar y los problemas se ponían cada vez más difíciles, hasta que se hicieron imposibles. Entonces con el amigo que fuimos, que estábamos en el primer banco, cuando la profesora se fue para atrás, le robamos el cuadernillo y copiamos todas las respuestas.
Aún no sé qué consecuencias tuvo eso en nuestra vida.




sábado, 8 de julio de 2017

El mal de Lanvers



Oliver Sacks fue un genio. Llevó la medicina a un plano altamente humanitario. Le devolvió, le dio, humanidad a algo que se ha tornado de un tono espantosamente frío.  Lo hizo escribiendo casos. Hay en el humanista un fuerte mandato ético, que ordena entre otras cosas, la verdad. Humanista al fin, Sacks, nunca mintió llamándose escritor. Escribió para compartir casos. Lo que es mucho más que lo que han hecho la mayoría de los escritores, especialmente porque Sacks escribió en medio de sus lectores, pero sus textos no tuvieron otra literatura que la necesaria para resultar amables y atrapantes. ¡Como si eso fuera poco! Fue enorme, como lo demuestra la influencia general de su obra. Pero no fue arte. Ni lo pretendió ni le salió sin querer. Sus textos no rompen con la realidad. No han sido escritos con la libertad de que resultara cualquier cosa. Algo parecido le pasa a algunos críticos literarios cuando escriben ficción. Carlos Gamerro y David Viñas han alcanzado con su crítica una dimensión enorme, que los ha ubicado en la vanguardia intelectual, pero sus ficciones no consiguen levantar vuelo porque parecen no poder dejar de observar lo que escriben, mientras escriben, con su ojo de crítico. Sacks escribió iluminado por el mandato de ser demoledor de una medicina inhumana, de ser constructivo, esperanzador, "inspiring", sembrar bondad, apelar al lado bueno de la gente. Cuando se escribe ajustado a un fin, lo que puede lograrse es ese fin (escribir correctamente, dar un mensaje, alentar), pero muy difícilmente se logre abrir esa brecha en la realidad por la que entra algo diferente. Bien, Hernán Lanvers lo ha conseguido.
Lanvers, como Sacks, es médico. Dudamos de que sea muy humanitario y ciertamente no se ha jactado de ser un crítico literario. Debe haber leído "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", pero no lo cita directamente en su nota de hoy en Mundos Íntimos, una excepcional sección del diario Clarín. En el texto de Mundos Íntimos y en el de Sacks, la enfermedad es sacada del contexto de la medicina moderna y llevada a un lugar más profundo, al plano de la condición humana. Lanvers despliega la sintomatología de un trastorno neurológico y se lo pone encima, y empieza a contar una cantidad de anécdotas causadas por su enfermedad infinitamente cotidianas y más divertidas de lo que se puede decir de algo relacionado con una enfermedad. Llega un momento en que se duda de que le hayan pasado esas cosas, por mucho que mencione a un tal Freddy Marengo, una Silvana Melitón y a la confitería Tikal de San Nicolás. Luego se empieza a dudar que Lanvers realmente padezca esa enfermedad, e inclusive de que la enfermedad exista. Y entonces uno contiene la necesidad de ir a buscarla en Google porque prefiere no saber. Prefiere quedarse con lo que está leyendo. Es mejor no saber si es verdad o mentira. Qué importa. Lo que importa es que estamos viviendo algo. Eso es lo que aporta el arte a nuestras vidas.


La nota en CLARÍN.

domingo, 2 de julio de 2017

El único pensamiento válido


El ensayista Roger Caillois contaba de una sociedad en la que la realidad de los sueños tenía más entidad que la realidad de la vigilia. Si alguien soñaba que tal persona le había tirado un lanzazo, en la vigilia el agresor debía hacerse cargo. Esto nos suscita espanto y risa —y luego espanto. Pensamos que gracias a Dios vivimos en un mundo donde no pensamos de ese modo salvaje, delirante, estúpido. Muy bien; ahora, pensando como pensamos, ¿a qué resultado hemos llegado? ¿Es la Humanidad forjada por el pensamiento racional que rige mejor que la de aquellos primitivos bestiales?
Esto se está pensando así desde más de un siglo, cada vez más desde Auschwitz e Hiroshima. Y sin embargo, ese pensamiento sigue dominándolo todo.
Cuando aparecen alternativas, los guardianes del pensamiento racional lo reprimen con el razonamiento “¿cualquier cosa vale?”, arrojando toda alternativa a “cualquier cosa”. Podría ser que hubiera alternativas tan espantosas como el pensamiento racional, o podría haber alternativas superadoras, que lo integren, incluso. 


El delirio xenófobo que se viene


Es delirante la xenofobia argentina, habilitada desde el Gobierno —todo lo que un Gobierno habilita en los márgenes de la ley, lo promueve.
Es delirante la noción de que los extranjeros “nos sacan lo nuestro”: el trabajo, las camas en los hospitales, los bancos en las escuelas.
En el delirio xenófo, se los acusa contradictoriamente de ser vagos y de “sacarnos trabajo”.
La verdad es que los inmigrantes, por la necesidad de  instalarse, remitir dinero y suplantar recursos que tenían en su lugar de origen, trabajan mucho más que los nativos.
O sea, generan más riqueza, aportando más recursos al desarrollo de la economía.
Los peruanos, chinos, chilenos, bolivianos y paraguayos trabajan incansablemente. Los sectores de comercio, construcción y parte de la agricultura intensiva de Argentina serían insostenibles sin su trabajo.
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Los progresistas no nos sentiremos aludidos, pensaremos que los xenófbos son “ellos”, los ignorantes, los que escuchan a Baby Etchecopar. Bien, pero los ignorantes nos gobiernan, de modo que el tema no deja de tocarnos porque nosotros sintamos que tenemos el alma bella.
Segundo, no seamos hipócritas: ¿quién no tiene una vena, de la que tal vez se sienta avergonzado, pero por la que corre ese nacionalismo que hace sentir a un extranjero como otro “con el que no tengo nada que ver”?
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Este comentario superabunda de obviedad, se hace todos los días en los países de Europa, Estados Unidos, en todas partes, desde siempre. Y sin embargo vuelvo a escribirlo, y calculo que menos por un afán de quedarme en un tema que por su vigencia. Más que vigencia, por lo enardecido que está y las dimensiones que creo que tomará. Se está preparando un ajuste horrible para los próximos meses. La crisis comenzará a ser insoportable, y en momentos como esos se señala a los extranjeros como chivo expiatorio.