lunes, 29 de mayo de 2017

Rumbo a un País Normal


Los años que siguieron a la desaparición de la Unión Soviética fueron durísimos en Cuba, porque dejó de recibir, entre otros bienes que garantizaban la vida, alimentos. Los cubanos encararon el desastre con biotecnología y habilitando viejas chacras en desuso. Para trabajar en ellas, invitaron a militares, militantes de la Juventud Comunista y en tercer lugar del Partido Comunista, y a quien quisiera, a donar sus vacaciones trabajando en el campo.
Creo que mucha gente en Argentina estaría muy contenta si donara parte de su tiempo en chacras que dispusieran el Estado Nacional, las provincias o los municipios para producir alimentos. O en la construcción de casas. O en arreglar escuelas. O en acompañar a personas en los hospitales. Los argentinos somos muy fachos, pero también solidarios.
Pero por algún motivo no existen proyectos así, y parecería que no pueden existir. Parecería que eso sería en otro país.
Quizás desde el 2002 fuimos perdiendo perspectiva. El Gobierno actual nos está haciendo el invalorable regalo de devolvérnosla, al dirigirse a un rumbo que olvidamos por completo. Nos quedamos con ir hacia una sociedad que rumbeaba hacia el estado de derecho y hacia la justicia social. Más o menos, pero la proa apuntaba hacia ahí. Y nos quedamos con que el rumbo, por fijado, estaba fijo.
Nos olvidamos de que a los logros hay que mantenerlos. No alcanza con haber llegado. Mucho menos cuando los que quieren otra cosa han estado no sólo vivitos y coleando, sino en control de una parte gigantesca del poder.
Ahora ganaron el Gobierno y, claro, ponen rumbo en la dirección contraria.
Y nos agarran en offside. Nos ponemos a chillar, escandalizados.
Lo que votamos fue una idea de país que está en las antípodas del rumbo que creímos garantizado.
Ahora vamos hacia una normalidad, un país normal, en el que todo se paga caro, y el que no tiene, que trabaje, y si no consigue trabajo o no le alcanza, que aprenda a no ser parásito del resto de los argentinos durante los gobiernos populistas; y que no moleste a los demás con paros ni manifestaciones ni desorden, porque las Fuerzas del Orden van a actuar. Este es un país en el que más claramente que nunca estamos nosotros, y los otros, los negos, los pobres, los limítrofes.
Tenemos frente a nosotros una idea de país muy clara, tanto que es una oportunidad inmejorable de sacudirnos la modorra y pensar a fondo cómo es la sociedad que queremos. 

domingo, 28 de mayo de 2017

Un traje menos


Casi nunca veo a mi primo Alberto, pero los otros días vino porque me regalaron unos trajes y le dije que se probara si alguno le quedaba bien. Su hermana Estelita aprovechó y vino también.
Un traje le quedó bastante bien, aunque el saco le apretaba si se lo abotonaba. Nos reímos con Estelita de que estuviera gordo. Siempre fue flaquito, pero con los años le vino una panza. Lo mismo se llevó el traje.
Estelita trajo una montaña de medialunas, tomamos mate y charlamos de nuestra familia. Muy poco de lo que queda, porque queda poco, y mucho recordando el pasado y los muertos.
Pasamos una linda tarde, los tres primos. La misma sangre, el mismo apellido.
Luego se fueron, cada uno a su casa. Estelita tenía que hacer la cena, Alberto vive lejos y al otro día se levantaba temprano para trabajar.
Los acompañé hasta la esquina, luego volví a mi departamento. Quedaban medialunas, sobre la mesa estaba el termo y el mate. Me cebé uno más. Estaba ya muy tibio; mientras pensaba que no debí tomarlo, miré los trajes. No se notaba que Alberto se había llevado uno.
Uno no sabe cuán solo está hasta que se va la gente. Luego lo olvida apenas se pone a hacer algo. Siempre hay mucho que hacer. No alcanza la vida.











lunes, 22 de mayo de 2017

Escuchemé


El señor alto de la gorra no sólo concurre a la verdulería frente a su casa para someter al verdulero a temas que a nadie le importan, ni siquiera a él, sino que se pone muy exigente con el verdulero, "¿ME ESCUCHA LO QUE LE ESTOY CONTANDO?" —mientras el verdulero está tratando de atender a otros clientes, que, a diferencia del señor, van realmente a comprar. Y para colmo abunda con pretericiones. Da largas referencias de lo que va a decir, como acotaciones previas, sin darle al verdulero la menor pista de qué va a decir.  ("lo que le voy a contar es algo con lo que muy poca gente, pero MUY poca gente está de acuerdo, ¿o no?"). Yo me desespero tanto que me voy.



Feo


Una mujer le dice a otra en el aeropuerto, esperando que se haga la hora para tomar el avión: "Cuando estaba enamorada de él, sólo veía lo que tenía de luminoso. Era un príncipe, altivo, soberbio, con esa cabellera como de un dragón. Y tenía ese toque de hijo de puta que me mataba. Ahora que eso se me pasó, estoy enamorada de su fealdad".
La otra ríe. Ella continúa:
"¿No es feo? A veces lo miro y pienso '¿cómo puede haber un hombre tan feo?' Y justo me tocó a mí. Peor, ¡lo elegí!"
La otra ríe a carcajadas.
"Pero podés creer que es por eso que me gusta. ¿Me podés explicar eso?"
"No".
"Y vos no te rías tanto, que el tuyo no es Alain Delon".









domingo, 21 de mayo de 2017

Rito de paso


Marce le enseña a su sobrino ahijado: “Tu vieja, Martita y la Noni (hermanas del sobrino) y las mujeres de tus amigos, no son mujeres. Con el resto de las mujeres del mundo permitís que pase lo que sea. Lo que no está prohibido, está permitido. ¿Me entendés?”
















sábado, 20 de mayo de 2017

Una lengua fantasma – Chatstorming con Miguel Ángel Petrecca


Miguel Ángel Petrecca
De los efectos secundarios del trabajo de la traducción, o de las cosas que podés soñar cuando estás en la recta final de la traducción (la más obsesiva) de una novela muy negra. Primero soñé que me perseguían por un crimen, como al protagonista de la novela. Después soñé que me estaban torturando o a punto de torturar en un sótano. De repente, sin embargo, me daba cuenta que mi torturador era chino, y debo haber pensado, oh, estoy salvado. Como quien cree que tiene un as en la manga, le dije, en chino: lentamente, por favor, pensando lograr así, en realidad, no sólo que fuera más suave, sino que, apiadándose de mí al descubrir que hablaba su lengua, se pusiera de mi lado y desistiera de torturarme. Pensamiento ingenuo y vanidoso.

Gustavo Ng
¿El torturador es tu soñado o sos el soñado por un torturador? Yo por intentar seguir tus pasos y meterme a jugar con algunos signos chinos, ahora tengo como efecto secundario, la tortura de que una cantidad creciente de palabras del castellano me parecen horribles, extranjerismos absolutamente inaceptables, pero sobre todo, palabras que arruinan nuestro idioma; voy camino a la pesadilla de que todo el castellano se transforme en algo espantoso.

Miguel Ángel Petrecca
Es que el chino es tu lengua materna fantasma.

Gustavo Ng
Esa es una pesadilla aún mayor.

Miguel Ángel Petrecca
O el fantasma de la lengua materna que podrías haber tenido.

Gustavo Ng
¿Tener como torturador, ser víctima de una lengua que no podés hablar, como una suerte de afasia existencial? Escribí ese cuento, por favor.

Miguel Ángel Petrecca
Me parece que sos vos el que lo tiene que escribir.





jueves, 18 de mayo de 2017

Corrientes y contracorrientes


Algunas chicas que reniegan de la femineidad obligatoria se dan de frente con el castigo de que, menos mujer, más varón se hacen, más le gustan a los tipos que menos les gustan.












miércoles, 17 de mayo de 2017

El disparo de la obra


Hay criterios íntimos para decidir la calidad de una obra literaria o una pintura, escultura, película, pieza musical.

Cada crítico debería ser honesto y confesar las suyas.

Para Vicente Moscuffo la coherencia interna, los sentimientos que causan, el sentido trascendente y especialmente el significado que aporta, son criterios excluyentes.

Pero sobre todo sobre todos ellos, Moscuffo dice que está la capacidad de la obra para disparar el pensamiento.




martes, 16 de mayo de 2017

Gente por ahí


Esto es lo que escribió una amiga esta mañana:

En el bar la acompañante le lee al anciano el horóscopo del diario. Ella es de Capricornio y «vos sos de Piscis, no Rober?», le pregunta. También le cuenta que «Macri se junta con empresarios en China». Él, como respuesta a todo, ofrece un silencio dócil, sospecho que fruto de la sordera. «Ah, mirá, esta está buena: Macri propone que los jueces paguen ganacias. Como pagamos todos», agrega la acompañante con acento provinciano.

Entusiasmado al leer lo que escribió mi amiga, sentado en un banco en la vereda veo que viene un tuerto. Un ojo lo tiene celeste lechoso y el otro muy entornado, como haciendo fuerza para ver por los dos. Va vestido con ropa de trabajo, pantalón y camisa caqui y borceguíes negros con punta de acero.
Lo sigo con la mirada. Quiero ver cómo anda, entre mucha gente, tuerto.
Poco después de pasarme, un grandote también con ropa de trabajo, igual, pero con un pulóver marrón, lo empuja y lo agarra desde el lado del ojo tuerto.
El otro tambalea y se pone tenso,  pero el grandote ya está a los gritos, con mucho júbilo.
El tuerto empieza a reírse también y entonces hacen una fiesta, gritándose cosas en un acento que no se entiende.
Cuando giran, en el momento en que yo me pregunto por el chiste que le ha hecho el grandote de atacarlo por el lado ciego, veo que el grandote también es tuerto.
Ellos siguen a las carcajadas. No me ven.












Horas


Me quedan tantos años por delante y sin embargo vivo estas horas como las horas aceleradas y desestructuradas de antes de partir en un viaje definitivo.









lunes, 15 de mayo de 2017

Historias, viajes y amigos

ojalá pudiera tener como esos artistas
casa en la playa
lancha
nodriza extranjera para los niños
cualquier ropa que quiero

pero cuento cuentos por viajar y por contarle a otra gente
y porque pasen cosas que pueda contar.

y no tengo
ni casa
ni lancha
ni nodriza y
ropa, bastante mala

pero tengo historias
y viajes
y amigos.










Imágenes del documental Cerca y Lejos, de la cadena china de televisión CCTV.



viernes, 12 de mayo de 2017

jueves, 11 de mayo de 2017

Sólo corazón


Todos los años que me sobraban
los días
las horas que tenía demás
se me quedaron en un bar del barrio de Kädikoy

La gente se agitaba alrededor
Y el mar se hamacaba tranquilo al fondo, calle abajo.
Desde ese tarde sólo tengo tiempo para gastar
en alguien que escuche
en viajes definitivos
en buenas discusiones
en libros que me asombren
en gestos que den fruto
en cosas que no se pueden repetir

Me queda mucho tiempo para vivir
pero ni un solo día de más

Sólo tengo corazón frente a mí











miércoles, 10 de mayo de 2017

Lo que quedó lejos


Luego de varios días de haber regresado, en Buenos Aires, sentado esperando que llegue todo lo que llevé, me resigno y me levanto.
Asumo que ya no volveré entero el que fui.
Dejé demasiado allá.
Jirones de nubes enredadas en las copas de los árboles altos de la montaña. El día resplandece, el aire se hace total, la claridad es perfecta, y entonces los trozos de las nubes desaparecen.
Pero no volvieron a mí.
Pasó algo con ellos allí arriba.
Ya no los recuperaré.
Deberé recomponerme sin ellos.
O más bien, con ellos allá.











martes, 9 de mayo de 2017

Consejos para Ariosto

(Fragmento de la ópera Ariosto Haeckl, de Márcio da Silvia Borges)

(…)

Padre: Ariosto, tu padre no vivirá mucho más tiempo. Tienes que escucharme, y recordar estas palabras. En el futuro será tu mente, con su memoria, que me harán revivir al repetirte lo que te diré.

Ariosto: Nada recuerdo claramente, Padre.

Padre: No tenemos otra solución. Intenta recordar, hijo querido de mi corazón. Las demás personas mal comprenden que eres como un idiota que nació muy inteligente. Te tratan como un igual, pero no lo eres. Pareces un igual porque Dios te dio, con la rareza, la capacidad de igualar a los demás, pero eres como un pez entre los perros. Has sabido convertir tus escamas en pelos y tu silencio en ladrido, pero tu naturaleza es la del pez.

Ariosto: Ya no sufro…

Padre: Eres muy valiente, Ariosto.

Ariosto: ¿Cuál es tu consejo, Padre?

Padre: Cuando elijas una mujer para casarte, debes elegir una que conozca tu verdadera naturaleza. Busca quien entienda que ves más allá del mundo, pero no ves el mundo. Busca alguien que florezca con tus palabras más de lo que padezca tu cortedad mundana. No la vas a hallar fácilmente, porque una mujer necesita un hombre que sepa cazar para alimentar a su familia y que sepa protegerla, y tú no puedes hacer nada de eso. Muchas veces vas a perder toda esperanza, al encontrar la certeza de que no darás con esa mujer. Y quizás tengas razón. Pero aún así no debes perder las esperanzas, porque si lo hicieras, entonces te casarías prometiendo lo que no podrás dar, y entonces harías infeliz a la mujer y a ti mismo. Debes mantenerte firme en tu debilidad. Asume que eres un inútil en aquello que el más silvestre de los hombres es un campeón. Naciste así.

Ariosto: Lo sé. Maldigo al Dios que hizo esto de mí…

Padre: Sí, tienes razón. Yo lo maldigo también, y espero que al morir me lleve el Demonio, porque no quiero verle la cara. Él es el verdadero demonio… Pero también debes pensar que hay algo mágico en ti. Algo que no se halla en todo el Universo. Es esa mirada que tienes, que todo lo traspasa, que ve lo que nadie ve, que te da la vida a ti y que hace brotar la vida allí donde una buena tierra la aloja. Dios, que te ha castigado miserablemente, por otro lado, te ha dado una gota de su sangre. La mujer que te elija debe ver esto en ti. Eres algo maravilloso envuelto en harapos inmundos.

(…)










El Pacto de Adelma

  
Adelma atrapó a la mujer que había visto cerca de la Virgen.
No necesitó ser violenta, pero sí firme.
La agarró el brazo con una determinación tremenda. La mujer hubiera podido zafar, pero le habría dejado el brazo a Adelma.
De algún modo, Adelma retuvo a la mujer cerca de ella.
La mujer era muy blanca vestida de blanco, con el pelo gris y los ojos grises, no malos sino inexpresivos, aunque más bien buenos y quizás tristes, se sentó junto a Adelma, resignada.
Y así se quedó.
En un momento Adelma le dijo que la soltaría sólo cuando la mujer le hubiera hecho un regalo.
Sin hablar, la mujer le hizo saber que ella sólo hacía regalos como parte de un Pacto.
Entonces impuso un Pacto que Adelma no pudo discutir.
Adelma viviría aún 12.245 días, pero tendría que hacer tantas cosas que los 12.245 días apenas le alcanzarían. No tendría ni siquiera un solo día demás.
Entonces Adelma soltó a la mujer, pero, ya que habían hecho un Pacto, la mujer se quedó a su lado.
Adelma nunca más estuvo sola.