martes, 30 de abril de 2013

All you need is love




Usual reclamo




    ¡Dios santo! ¡No puedo más! ¡Me vas a matar! ¿Qué querés, al final? Decime, por favor qué querés ¡y ya!
    Nada quiero, o cualquier cosa, o todo. Pero te advierto: después te voy a seguir pidiendo. Amo ser carente. No quiero tener: quiero pedir.


lunes, 29 de abril de 2013

Poemas de Jaime Sabines seleccionados por Irina



¿Cuál es la diferencia entre los dos o tres días de la mosca y los doscientos años de la tortuga?

Como ahora no hay maestros sin alumnos, el alumno preguntó a la pared: ¿qué es la sabiduría? Y la pared se hizo transparente.

La policía irrumpió en la casa y atrapó a los participantes de aquella fiesta. Se los llevó a la cárcel por lujuriosos y perversos. Era natural. La policía no puede irrumpir en las calles y acabar con otros escándalos, como el de la miseria.

domingo, 28 de abril de 2013

Algunas claves de la represión en el Hospital Neuropsiquiátrico "José T. Borda"


En la interpelación al ministro de Seguridad Montenegro por parte de la Legislatura de Buenos Aires

El viernes 27 de abril la Policía Metropolitana reprimió a militantes sindicales, periodistas, legisladores y pacientes y trabajadores del “Hospital Psiquiátrico José T. Borda”, dentro del hospital.
El sábado 28 de abril la Legislatura interpeló al ministro de Seguridad y Justicia, Guillermo Montenegro para que respondiera sobre los hechos.

La diputada Gabriela Cerruti puntualizó que no hubo protocolo de disuasión, como tiene cualquier policía del mundo.
De algún modo esto había sido confirmado por el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, la Vicejefa, María Eugenia Vidal, el Jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta y el ministro Montenegro, quienes en bloque explicaron que la policía soportó los ataques hasta que evaluó que debía detener la comisión de ese delito.

El diputado Jorge Selser habló de la teoría de los dos demonios en el discurso de los gobernantes, quienes presentaron en su versión de los hechos dos sujetos, la Policía Metropolitana y los atacantes.  
La diputada Rocío Sánchez Andía denunció que hubo un grupo de policías sin identificación. Precisó que fue el grupo que empezó a disparar.
Gabriela Cerruti sostuvo que el 80% de la plana mayor de la Policía Metropolitana perteneció a la Policía Federal durante la última dictadura militar.

Gabriela Cerruti sostuvo: “Terminó de asustarnos la conferencia de prensa del Gobierno que defendió el accionar policial”.
El diputado Ariel Basteiro puso en evidencia que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires  estaba tratando de “naturalizar la represión”.

Jorge Selser enfatizó que “en ningún lugar del mundo un gobierno mandó 300 policías con armas largas para reprimir dentro de un hospital”.
Rocío Sánchez Andía dijo: “Lo hicieron ahí, donde están los locos más pobres”.
Luego le preguntó al ministro: “¿Usted entiende, señor ministro, lo perverso que es una represión dentro de un hospital psiquiátrico?”






Más claves

El Gobierno de Mauricio Macri estaría retomando la iniciativa en un reordenamiento territorial de la ciudad. Antes que él lo hicieron Adolfo Bullrich, intendente puesto por Julio A. Roca en 1898, y Osvaldo Cacciatore, intendente de una dictadura militar entre 1976 y 1982.

El día de la represión en el Borda se mencionó que luego de las represión de la Policía Metropolitana en el Parque Centenario y la Sala Alberdi, la imagen de Mauricio Macri había subido en las encuestas.

Al referirse a la represión, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló de protección mediática: “Impresionante protección mediática. Debería incluirse como materia en las facultades de comunicación social de todo el país.”



El Pato Cecchi


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Yo conocí como periodista a un par que estuvieron en la selección —a algunos los traté bastante. Pero tuve un solo amigo que jugó, el Pato Jorge Cecchi. Fuimos a la misma secundaria. Me enamoré de su prima. Era hermosa. Él jugaba en Boca. Me invitaba a que fuera a La Candela, la pasamos bien las dos o tres veces que fui. Jugó en la selección un partido contra Rusia. Yo lo vi desde la vereda de Carlos Pellegrini y Diagonal Norte, donde había un local de televisores (creo que aún está). Había otros cuantos mirando desde afuera el partido mudo en el televisor de la vidriera. Había unos crotos que después del partido se fueron a dormir arriba de los respiraderos del subte en la plaza frente al Obelisco. No entendés qué hacen los tipos durmiendo todos apretados en el piso de la pura intemperie hasta que te avivás que de adentro de la tierra sale aire caliente.




El Pato Cecchi jugó rebién, pero en Boca quedó marginado porque fue la época en que llegaron Diego, Brindisi, Escudero, Trobbiani, Morete, Graciani… y no volvieron a llamarlo. Una decepción más del fútbol argentino.



Agustín Rotsztain cuenta AQUÍ la historia del Pato Cecchi.

Adolfo

Adolfo era uno de mis amigos de la Escuela Industrial. Éramos parte de una barra, en la que estaban Fernando Demarco, Eduardo Orlov, Juan Carlos Nuciari, Pablo Makovsky. Luego nos hemos visto poco, pero creo que siempre seguimos sintiéndonos amigos.

Ahora ya somos gente madura, ya pasamos el medio siglo. Ya dejamos atrás la curva del camino. Cada uno ha hecho una trayectoria, ya hay hijos criados, fracasos, algunos logros. Ya hemos vivido mucho.
Siempre me conmueve que una persona, aún grande, siga siendo un hijo. El padre de Adolfo me lo recuerda en esta pequeña carta abierta:


"Adolfo Vergara, es mi hijo primogénito y amigo del alma y de sangre, hasta la muerte!"

Bravo, don Miguel Ángel. 

Y disculpe aquella vez que le rayamos el Falcon porque lo metimos entre unas plantas. Fue sin querer.

Ah, y fue Adolfo.

sábado, 27 de abril de 2013

El servicio ese



Una vez fui a donar sangre a un hospital. Creo que tenía 17 años. Iba todo el camino diciendo el nombre del servicio al que tenía que ir, pero entré y me lo olvidé. Le dije a la señora de la entrada "hola, voy a Homeopatía", y me recagó a pedos porque aquel era un hospital serio y qué se yo, y ya no pude explicarle nada, porque estaba enojadísima. Me fui sin donar un carajo, y a la cuadra me acordé perfecto: Hemoterapia. Pero ya era tarde. Hemoterapia. Hemoterapia. Hemoterapia.

viernes, 26 de abril de 2013

Reacciono, luego existo


Café del Hotel Panamericano. Mi corresponsal extranjero amigo piensa en voz alta: “este embate por la reforma de la Justicia es muy interesante. ¿Todas las iniciativas son del Gobierno? Es un gobierno más challenger que la oposición. En general el Gobierno administra y la oposición es la que asume el rol activo, exigiendo cambios. Aquí la oposición —bueno, los aspirantes a oposición— se engancha, se hace parásito del tema que instala el Gobierno para existir contradiciendo. No sé si tienen razón con su impugnación del proyecto del Gobierno con el tema de la Justicia, pero por la manera en que están hablando, parecen la Reacción. Es todo al revés en tu país: el Gobierno establecido hace un movida que es más que reforma… busca la reforma pero tiene una motivación revolucionaria, porque cambiar la estructura judicial de un país es muy profundo, y la oposición reacciona para mantener el statu quo”. 

miércoles, 24 de abril de 2013

Equilibrio



Una clave de la salud profunda es la capacidad de hacer equilibrio con el cuerpo.

Obsérvese y observe a quienes lo rodean. Si usted puede bailar, correr escaleras abajo y jugar a caminar, entonces está bastante bien.

Puede seguir haciendo macanas.

Gustavo Ng, rata cuer, encantado



Vamos a empezar por acá: no soy macho, machito, no tengo pelotas, soy cagón, cobarde, no soy un bravo ni un valiente ni un corajudo ni audaz, ni siquiera decidido, no empiezo una guerra, no quiero ser superhéroe, ni héroe, ni prócer ni ejemplo; no, doy un paso al frente, no me la juego, no soy ni noble ni íntegro; ni siquiera sé si soy leal o buen amigo y posiblemente cometa agachadas, traiciones y otras ruindades.

Lo lamento por mí y por las personas que tienen la desdicha de cruzarse conmigo.

Lamento informarle a todos que soy así. Me esfuerzo por cambiar, pero mucho me temo que fracase.

Esto es lo que hay.

Hecha la advertencia, ahora sí: Gustavo Ng, tanto gusto.


Una vez



Me enamoré con picante de Paula Ponce de León aquella noche en que desplegó toda su franqueza bestial. "Mirá, hay temas que me interesan para escribir una nota para la revista. Hay bandas que me interesan como para escuchar un sólo tema, tal vez menos. Hay películas y libros que me da para ver o leer una vez. Una. Vos, por ejemplo, con vos estaría un rato".



Penélope y Amaranta




Nos ha quedado muy claro que Penélope hacía y deshacía su tejido esperando a Ulises.
Y nos ha quedado igualmente claro que Amaranta Buendía hacía y deshacía su mortaja para engañar a la muerte.
De Penélope nos han pasado la imagen sentimentalota y boba de que aquello la tenía hondamente triste y desconsolada.
Quizás nos estemos perdiendo que en realidad estaba enamorada de esperar a Ulises. El que Ulises llegara un día y el que Ulises no llegara jamás, el que la Muerte llegara un día y el que la Muerte no llegara jamás, se había convertido en el sentido de la vida de estas dos muchachas. Acaso estaban gozosamente aferradas a ese nudo, que cada día volvían a fabricar.



Películas proyectadas en la bóveda del planetario

Pasaron una serie de cortos en el Planetario, en el marco del BAFICI. Había una vez Cinerama; la cúpula del Planetario es más complicada, pero igual de 3D.
Cinerama era mágico para las filmaciones supersubjetivas. La cúpula es mejor, pero en Cinerama uno se movía hacia adelante, como hace en la vida, mientras en las películas de cúpula uno se tiene que mover hacia arriba. Y casi nunca nos movemos hacia arriba -porque en realidad casi no no usamos más que dos dimensiones y excepcionalmente subimos o bajamos.
Vieran lo difícil que hace la realización de películas. Pensá: ¿en qué situaciones vas hacia arriba mirando? Demasiado pocas para construir escenarios para una película.
Bueno, estas películas, a saber The Beautiful, The Sublime, El Universo De Escher y Kilpisjärvellä, no dieron pie con bola.
Hubo otras, varias con nombre de temas del rock, pero no las vi.




lunes, 22 de abril de 2013

Corrupción

Corrupción en el Gobierno argentino. En el de Japón. De Italia. De Brasil. De Estados Unidos. De Rusia. De Cuba. Corrupción se me hace que hay demás cuando una economía habilita que algunos se compren unos zapatos que cuestan el presupuesto que evitaría la muerte por enfermedad derivada del hambre de un chico. De ahí en más, ¿qué no es corrupción?

viernes, 19 de abril de 2013

Almuerzo con mi mamá y Clark



Mi mamá me pidió:
— Anotá el número de Clark, así lo llamás.
Clark es su novio.
Mi mamá tiene 72 años. Hasta donde sé, Clark es su tercer pareja.
— No me parece, conocerlo así. Él vive acá en Buenos Aires, ¿no? ¿Por qué no venís y me lo presentás en un almuerzo?
El sábado pasado tuvimos el almuerzo. Tanto mi mamá como Clark parecían muy expectantes. Fuimos a Manolo, un bodegón de San Telmo. En un momento apareció Néstor, en los pantalones cortos porque iba a jugar al fútbol al club de al lado. Saludó, le entregué dinero que le debía, saludó, se fue.
Clark estaba callado. Me habían dicho que hablaba mucho. Al rato dijo que conocía el restaurante y el barrio, y habló de otras cosas que conoce. Parece que conoce mucho. También dijo cómo hay que hacer esto y lo otro. Me dijo qué tengo que hacer para curarme de la gota.
Mi mamá hacía lo que hace mi hija, no decía nada ni miraba nada, hasta que quedó desapercibida. Es su estrategia para espiar la realidad. Cuando uno descubre que eso es lo que hace, resulta muy divertido observarla. Es como una laucha. Pero invisible y todo, sentí que mi mamá estaba contenta. Estaba nerviosa y luego también feliz, cuando fue sintiendo que yo bendecía su noviazgo. Tenía unas cosquillas, unas hormiguitas en el ánimo, una pequeña primavera.
A lo largo del almuerzo fui entendiendo que Clark quiere su bien. Creo que es un tipo que disfruta mucho queriendo. Por lo bajo me dijo que quiere ir llevándola a Santiago del Estero, donde él tiene una fábrica de ladrillos, y a Buenos Aires.
Hace trece años le diagnosticaron a mi mamá un cáncer de pecho. Fue como si la arrollara un tren, el de la enfermedad, y luego otro tren en dirección contraria, el del tratamiento. Quedó aterrorizada, no haciendo otra cosa que mirar fijamente la puerta por la que volvería a entrar el cáncer. Todos estos años desde entonces, su vida estuvo condenada a la pasividad. No pudo tener otra actitud que aquella pasividad estupefacta. Así, todo lo que vivió fueron episodios que "le tocó" vivir: cuidar de una hermana enferma hasta su muerte, ayudar a su hija en su taller, esperar que otro pariente la necesitara. Había sido enterrada para siempre la joven brava, casi temeraria de la que yo me enorgullecía cuando ella tenía 27 años. Y he aquí que la tenía de regreso ante mis ojos. Volvía a ser la mujer romántica, fresca, resuelta, atrevida, con entusiasmo de vivir y ganas de aventuras, que tomaba decisiones como un martillazo y encaraba los días como si se largara a galopar sobre un caballo que temblaba de energía.
Así que me quedé muy alegre y muy aliviado. Antes de terminar el almuerzo me enteré de que Clark inventó algo decisivo para la industria de la hojalata, que está ancho de orgullo por sus hijos y que cuidó durante años a uno de sus nietos, hasta que murió hace poco. Coincidimos en lo poco que hablamos de política (una de las primeras frases de mi mamá para referirse a él fue "es quien me metió en el socialismo"). Noté que es vivo e inquieto para los negocios, cosa que mi madre disfruta mucho en un hombre.
En fin, tuvimos aquel almuerzo. Hicimos una buena sobremesa, con grandes copas heladas —nos fotografiamos con ellas y bromeamos mandándole las fotos a mi hermana, que aguardaba en San Nicolás el resultado de la reunión— y nos despedimos. Yo me fui a trabajar, ellos se iban a pasear por la enorme feria de San Telmo, colorida y romántica.
A propósito, en la misma circunstancia le presenté a mi mamá a Victoria. Pero, bueno, ese ya es otro capítulo.







La palabra del cacerolazo del 18A


Registro aquí algunas de las consignas en carteles de la protesta de anoche contra el Gobierno Nacional, que tomó la forma de un cacerolazo multitudinario en Buenos Aires, ciudades del interior y en otros países.

Como los cacerolazos anteriores, fue violentamente agresivo contra el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner:

BASTA DE CORRUPTOS Y LADRONES
CRISTINA MIENTE Y ROBA
DELINKUENTE$ RIKO$ / PUEBLO POBRE
CRISTINA MALA
LAVAME ESTA (pancarta que lleva una señorita)
TENEMOS DEMOKRACIA PERO NOS ROBASTE LA REPÚBLICA
BASTA DE K-CHORROS
PETERA (otras dos señoritas)
MUERE YEGUA
VIEJA TERCA LOCA Y FASCISTA
KOMUNISTAS / KORRUPTOS / KCRIMINALES

Además de acusaciones, abundaron las amenazas:

LOS VAMOS A JUZGAR
JUICIO POLÍTICO A CFK
PREPAREMOS LAS SOGAS
IMPEACHMENT
ACA MANDA EL PUEBLO Y NO LA YEGUA / FUERA YEGUA
VAMOS POR TODOS
PRENDAMOS FUEGO LA ROSADA
POR UN 2015 SIN CRISTINA
BASTA DE KAKA
QUE SE VAYAN TODOS

Hubo consignas de afirmación patriótica:

DEFENSA DE LA REPÚBLICA
NO QUEREMOS MARXISMO EN ARGENTINA
KISNERISMO / COMUNISMO
NO QUIERO VIVIR EN ARGENZUELA
QUEREMOS LICEOS MILITARES Y REPÚBLICA
NI CUBA NI VENEZUELA / ARGENTINA / CARAJO
TENEMOS UN PAPA ARGENTINO / QUEREMOS UN GOBIERNO ARGENTINO

Algunos carteles se ensañaron contra el peronismo al que identifican al Gobierno Nacional:

NO A LA CAMPORIZACIÓN DE LA JUSTICIA
MÁS AMOR MENOS PERONISMO
CFK: ¿QUERÉS VOLVER A 1973 CUANDO CÁMPORA ERA PRESIDENTE?

Fue masiva la presencia de consignas que atendían a la coyuntura; contra la iniciativa del Gobierno Nacional de reformar el sistema judicial:

POR UNA JUSTICIA INDEPENDIENTE
NO A LA REFORMA JUDICIAL
CON LA JUSTICIA NO
SIN JUSTICIA NO HAY FUTURO
AGUANTE EL PODER JUDICIAL / NO SE DEJEN ATROPELLAR

Aunque menos que en protestas anteriores, no faltaron los reclamos puntuales:
NECESITO 50 GRS, DE EUROS / ¿A QUIÉN SE LOS PIDO?

Estas últimas consignas son las que más desnudamente identifican la protesta con la defensa de intereses de clase.

La presencia de personas de los sectores de alto poder adquisitivo fue protagonista, pero no eran las únicas. La defensa de los intereses de clase media alta, en fin, es la defensa de un esquema social en que existen clases que están muy bien, y que alguien no pertenezca a esos sectores no significa que no quiera pertenecer, y por lo tanto quiere que existan.

Protestar en defensa del bienestar individual en un esquema en que eso va en detrimento de otros, y no en defensa del bienestar general resulta extraño. Pero se ha instalado definitivamente, especialmente desde el 2001, cuando las protestas masivas fueron motivadas porque el Gobierno afectó los depósitos en dólares.

La violencia de las consignas es un dato. Amalgamado con el tono amenazador y desestabilizador, evoca inevitablemente el apoyo a las dictaduras militares que derrocaron gobiernos democráticos para instalarse en el poder.

La gran mayoría de las consignas eran vacías, y entre ellas muchas podrían ser esgrimidas por los simpatizantes al Gobierno de CFK: contra la corrupción, por una Justicia independiente, la defensa de la República. Esto plantea el inconveniente de no poder distinguir la oposición del oficialismo.



 

jueves, 18 de abril de 2013

Unos minutos en el Jardín Botánico de Rio de Janeiro






























Aviso clasificado: cambio pava ingrata

Tengo la misma pava desde 1922. 
En esa época las cosas se hacían para que duraran una vida. No es el caso de esta pava. Está desvencijada y rota desde que la empecé a usar. No es un noble objeto.
Pero como me acompañó un trayecto tan largo, me cuesta tirarla al tacho de la basura.
Y eso que le tengo ganas, porque es una porquería de pava, con la manija que se le cae a un costado y el fuego le revienta el plástico negro, con agujeros y la tapa sin cabito.
Esto no es un texto costumbrista.
CAMBIO la pava por una pava en BUEN ESTADO. Por una que sea NOBLE.
Para incentivar el trueque, agrego un retrato de vos, o algo que me cobres para llevarte este trasto.

miércoles, 17 de abril de 2013

Triste amorcito ya sin flores



Te traje flores, no tan esmeradamente como para que nunca faltaran en tu casa, pero sí bastante seguido. Al principio las agradeciste, luego ya no. Y luego ya las dejabas arriba de algún lugar, por ahí. Iba yo y las desenvolvía, le cortaba las puntas y las acomodaba en el florero. Pensé que no las valorabas porque te las traía sin permitirte desearlas y entonces ya no te llevé más. Pero no volviste a pedirlas. Ahora nada me indica que las extrañes, ni que las desees, ni que las recuerdes.

Chocolate



Vengo de tomar un café con Camila. Me dijo que cree que estar enamorada se parece un poco a “me regalé una historia de amor”. Mucho más que una novela en un libro, que vive con los ojos y la fantasía. La historia que ha tenido con Joaco fue una fantasía materializada que le dió placer y dicha también por los oídos, la lengua, los aromas, la piel, el sexo. Más aún, le llenó el sentido de la vida. “Me zampé una historia de amor”, me dijo, y me confesó que los primeros meses se pasaba las horas lamiendo, mordiendo y sorbiendo el cuerpo de Joaco como si fuera un chocolate, más grande de lo que su imaginación podía concebir.
“Fue una historia de puro egoísmo”, me dijo. “No tuve ni un átomo de amor por Joaco. Fui yo con mi placer y mi tesoro”.
“Creo que tengo que acudir a Enamoradizos Anónimos”. Concluyó.

Cantos Cuentos Colombianos en la Casa Daros


La Casa Daros inauguró su sede latinoamericana en Rio de Janeiro con la exposición de obras de los artistas  colombianos Fernando Arias, María Fernanda Cardoso, Juan Manuel Echavarría, Oswaldo Macià, Oscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo, Miguel Ángel Rojas, Doris Salcedo y Rosemberg Sandoval.

El edificio es un monumento descomunal. Es para celebrar que haya pasado a manos de esta fundación que viene haciendo trabajos bastante buenos en América Latina.

La muestra está muy bien en la superficie y es arrasadora a pocos centímetros de profundidad. El tufo a muerte en Colombia es atrapante y queda impregnado. No es la muerte cómica que han sabido hacer los mexicanos, ni la muerte grave de los españoles, sino una tragedia que no termina.





Fue convento de monjas, luego escuela religiosa de señoritas.



La instalación de cachos de bananas de José Alejandro Restrepo en esta instalación me evoca aquella noche en que los dueños de la Compañía Bananera de Cien años de soledad reunión a todo el pueblo en la plaza y luego el tren que no acababa de pasar. Eso porque al fondo sobre una pantalla suenan videos de Juan Manuela Echavarría "Bocas de ceniza", en los que víctimas de la violencia cantan canciones compuestas por ellos para digerir lo indigerible.





Nadín Ospina forzó unos ídolos.




Registro botánico de la muerte, también de Juan Manuel Echavarría.


El Sol negro de María Fernanda Cardoso está hecho de moscas.

María Fernanda Cardoso con otro sol, de rayos formados por saltamontes negros.

Desastre



No pretendo sentenciar, proponer ni afirmar un criterio estético con esto que quiero decir.

Las playas me resultan un tren fantasma, un show del horror, el resultado espantoso de lo que ha hecho la humanidad con los cuerpos de los humanos. Casi todos están inconcebiblemente arruinados, abandonados, achacados, expandidos, aflojados, degenerados, flácidos, hinchados, descangayados o deformados.
O todo ello.
Gran trabajo, el de la sociedad y los individuos: lograr la metamorfosis en adefesio de algo tan milagroso como un cuerpo humano.

Siento que mi mirada tiene una desagradable carga nazi, y en todo caso me parece condenable porque habilita la discriminación, y es neurótica e intolerante.
Sin embargo, no creo que sea bueno para nadie ni que favorezca la solidaridad quedarme impasible ante la triste escena de la gente corrompiendo sus hermosos, diría sagrados, cuerpos.

viernes, 12 de abril de 2013

Julián



Espero jubilarme pronto, ya que deposito en aquella época —que no sé si viene hacia mí o si voy yo hacia ella— la capacidad de contar una historia demasiado simple (nadie es culpable de que la historia que le ha salido sea demasiado simple) de un modo que no resulte estúpido.
Dejaré aquí registro, entonces, en espera o procura del futuro, la historia del muchacho, un rubión corpulento, más bien enorme, que conserva la juventud virginal pero ya se acerca a los 40, con los largos cabellos espaciándose y las arrugas de la cara profundizándose. Julián. Julián mira fijamente un pie de su papá, otro gigante, ya patriarca. El viejo rey habla, con su voz de ultrasonido que hace vibrar las cosas y Julián lo escucha, mientras ha clavado sus ojos hermosos, que tan fácilmente se concentran en furia, en el gran pie señorial, en el dedo gordo imposiblemente grande, en su uña del tamaño de una almeja. La uña es de un noble material transparente y muestra una carne rosada debajo y una media luna blanca, perfectamente blanca, hermosa. Parece recién hecha. Es absoluta, esculpida con esmero impecable. Es una expresión emocionante de la salud de un cuerpo. Y sin embargo, el Gran Emperador se está muriendo. Julián viene soportando la decadencia de su padre; no niega su fin inminente, no deja de verlo, escondiéndose asustado, no da la muerte ya por acontecida. Enfrenta el dolor insoportable que vendrá, que está llegando, cuya sombra horripilante ya aplasta el amor. Lo aguanta, pero hay momentos en que su voluntad maciza se doblega, como éste en que observa la salud perfecta de aquel dedo, que sigue viviendo rutilante ignorando la corrupción inmunda que va deshaciendo el resto del cuerpo.
Contaré qué le pasará a Julián cuando su padre finalmente muera. La desazón que le revolverá todos los años vividos, el sinsentido, la desorientación insoportable.
Y luego habré de contar la anécdota boba, el miedo de Julián a padecer la misma enfermedad del padre, la confusión de la historia clínica, Julián llevándose un informe que correspondía a otro paciente, trastornado por el terror a la muerte que devora lentamente, y arrojando su cuerpo por ahí. Tan trágico. Tan estúpido.


Parentela China


Desde que lo recuerdo, mi padre ha pavoneado su manejo virtuoso del idioma español. Nació en China, donde aprendió el cantonés y el inglés, y aprendió español a los 17 años. Siempre cuenta que al subir al barco no sabía decir "hola", pero que al desembarcar tres meses después en Buenos Aires ya era el intérprete de todo el grupo con el que viajó y se puso a charlar con unos changarines que "parloteaban un cocoliche horroroso, a medio camino entre el italiano olvidado y el español aún no aprendido".
Creo que la estrategia de mi padre fue negarse sistemáticamente a traducir. Dejó el cantonés atrás y volvió a aprender a hablar de nuevo, en castellano. Prueba de ello es que cada vez que le pedí que tradujera algo del chino al español o viceversa, lo vi en un brete, enredándose cada vez más en un embrollo entre lógico, semántico y filosófico tremendo, del que salía con malos resultados.
Si le preguntaba cómo se decía en chino "calabaza", rebuscaba dentro de los arcones de su vocabulario, relacionaba, retorcía, forzaba palabras hasta dar con el magro facilismo: "calabaza china". Siempre recelé cada vez que le añadía a un sustantivo el calificativo "chino".
También estaba el caso de la parentela. Yo quería saber cómo se decía en chino "primo segundo", "tatarabuelo" o "bisnieto"; él repujaba alguna respuesta hasta que simplificaba engañosamente: "a todos los de la generación del padre se les dice 'tíos', a todos los de la misma generación, salvo a los hermanos, se les dice 'primo'".

Papá: tengo que decirte que nunca me tragué ese hueso.

Y ahora encuentro este video:





Santa Teresa, Rio de Janeiro




















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Las muchas vidas



En Rio de Janeiro habitan a muchas personas un conjunto de tipos fisonómicos. Wanderley se parece a Chico, a Zé Roberto, a Carlos. Dilma se parece a Joao, a Letícia, a Pedro. Andrea se parece a Didí, a José, a María. Unos ojos de un azul luminoso van con una piel aceitunada y cabellos ensortijados tirando a rubios. Unos labios grandes van con un cabello negrísimo, grande ojos separados en lo alto de la cara y una estructura robusta. Una cara larga y flaca, con líneas rectas muy definidas, van con grandes orejas y dientes de color marfil maduro. Algunas personas llevan el sistema entero de un tipo fisonómico, la mayoría combina rasgos de diferentes tipos, pero aún son fácilmente identificables.
Los busco cuando vuelvo a Rio. No puedo resistir observarlos, es una de las miradas que no es posible reprimir. Luego, inmediatamente, uno aparta la mirada, pero para entonces el impulso ya había actuado y capturado para trastorno de la mente, una imagen, penetrante, sobrecargada de un significado que quizás nunca desentrañaremos, destinada a permanecer siempre en el presente entre nuestros recuerdos.
Así observo las fisonomías, en un instante salvaje, que me conmueve y me asoma a un fugaz abismo. Y así observo también en Rio las plantas, que se hinchan, se enredan entre sí, se reproducen, agazapándose para invadirlo todo el momento en que no se las controle a tijeretazos de poda. Observo las construcciones coloniales, señoriales junto a monos, frutas y pájaros indomables del trópico siempre tibio, los contundentes aromas de comida que salen de las ventanas para envolver al caminante, los detalles vivaces y coloridos en todas partes —los frentes de las casas, las ropas, los graffittis, las imágenes publicitarias, los automóviles, la decoración del interior de las viviendas. Observo los pies de la gente, las veredas hechas con piedras blancas y negras que dibujan ondas, las voces altisonantes, la música que se escucha a cada paso saliendo de aquí y de allá como si la ciudad fuese en realidad un laberinto cuyos vericuetos están marcados por focos de música.
Ando y me asalta el sentimiento de que nunca me fui. Residí aquí entre 1990 y 1993. Vuelvo 20 años después, luego de haber vivido en Bariloche y en Buenos Aires. Pasaron muchas cosas en esos 20 años, toda una vida: trabajé en la televisión, acumulé una cantidad de viajes, fui pobre y luego no tanto, hice los talleres para que los linyeras escribieran como si fueran escritores, intenté amar, tuve amigos a quienes he querido desde el fondo de mí, escribí mucho. Adopté como tío legendario a un viejo chino, hice una revista y fui a visitar a mi padre allá lejos donde vive, todo para poder alcanzarlo, como si quiera tocar la luna. Tuve y crié una hija, crié otros hijos, tuve otra hija. Fueron muchas cosas, y sin embargo, al estar de nuevo en Rio me veo sumergido en la sensación un poco alienante de que no hubo interrupción en el presente del momento. Nada capaz de convertirse en pasado puede vivir en un pliegue de este vívido ahora, este instante en que las plantas crecen, se huele un aroma de pescado frito, unas voces fuertes entonan un samba con un tambor y dos latas, los colores de las casas brillan y las garzas de la selva vuelan lentamente, muy alto sobre el mar.
No hay conciliación entre este presente que impera ignorándolo todo y aquel pasado indiscutible por irremediable. Mi mente empieza a sospechar que esos veinte años fuera de Rio fueron producto de mi fantasía. Es probable que yo haya tenido un accidente, me haya golpeado la cabeza y haya vivido con amnesia. En esos veinte años fui otra persona en Rio, ciudad de la que nunca salí. Alguien que se construyó sobre el sufrimiento de no saber quién era. El que soy quedó latente imaginándose aquella vida en Bariloche y Buenos Aires, y ahora ha recuperado la memoria y vuelve al Rio de 1993, creyendo que todo aquello es realidad.
O quizás es más que eso. Podría ser que nunca abandonara Nueva York, a los 15 años. Lo sentí claramente cuando regresé a los 38 años. No encontraba modo de contradecir que en todo aquel tiempo yo siempre había sentido el frío del invierno en Columbus avenue, al salir de una pizzería.
Y una vez descubierta, esta trampa diabólica no tiene fin. Resulta obvio que jamás me fui de San Nicolás, del ancho río del color del barro, las charlas con los amigos con el mate circulando, el cementerio en donde está casi toda mi familia.

Rio de Janeiro (?), 2 de abril de 2013