lunes, 19 de mayo de 2014

Conti sucedió



Cuando todos dicen “no sucedió”, inclusive los que estuvieron allí, y alguien dice “sí sucedió”.
Es un héroe desesperado, que luchará contra la enajenación y la demencia del olvido. Luchará para que no se desvanezca su realidad, y la de miles, por la que muchos dieron la vida.
Apenas terminada la dictadura del 76 Camilo Sánchez y Néstor Restivo salieron a recorrer las huellas aún frescas de Haroldo Conti, asesinado por los militares. Tan caliente estaba el material con el que trabajaron, que en muchos casos fueron ellos, preguntando por Conti, quienes enteraron a varias personas de que había sido asesinado.
Y aún así, consiguieron que la biografía no derivara hacia el cauce de la noticia necrológica ni enfocara el ego del escritor, sino, como dijo Silvana Perl “abre las puertas a la obra de Haroldo Conti”.
Es una desagradable realidad que no se hayan reeditado últimamente las obras de Conti. La societé de la literatura editada, en su emulación del cholulismo, divismo y vacuidad del ámbito de putas caras y empresarios vulgares, lo ha dejado de lado.
Incluso cuando fue inaugurada la casa de Conti en el Delta del Tigre como lugar patrimonial, por el entonces intendente de Tigre Sergio Massa y su par de Chacabuco, vergonzosamente se habló de Conti como un gran escritor obviando el detalle de que fue secuestrado, desaparecido, torturado y asesinado por su obra.
Algo hay en sus relatos, su ética, el modo en que crea libertad, su manera de crear amistad y su concepción del mundo que llevó a los militares a decidir su muerte y a los dueños del mercado editorial actual a mantenerlo desaparecido.
Sin embargo, algunos dicen “sí, sucedió”. Gracias a Marcelo y Alejandra, hijos de Conti, a la gente de Chacabuco que viajó ayer hasta la casa del Delta, a la gente de Tigre que habilitó, a Andrés Cuervo, a Federico von Baumbach, a Camilo y a Néstor.



Camilo Sánchez, Alejandra Conti, Néstor Restivo.


Néstor y Camilo con Marcelo Conti.


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