Hay un problema, se lo soluciona.
La vida está hecha de fórmulas simples.
Pero un problema quizás no es un problema.
O quizás no es tanto problema.
Y podría ser que no convenga solucionarlo.
Acaso una vida hecha de correr a solucionar problemas no sea una buena vida, ni una vida útil. A lo mejor es sólo obedecer.
Ni qué decir que los modos de encarar un problema son siempre infinitos.
Lo contrario a “lo único que se puede hacer en este caso” o “la única solución”.
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