martes, 10 de octubre de 2023

“No estamos tan mal”

La demostración de que el sentido común ha sido realmente ganado es que hasta los más críticos no pueden verlo.

Se ha copado el sentido común cuando la “realidad” se hace más que natural, patente. Cuando deja de percibirse y ya no es posible objetivarse. Para todas las personas las cosas no pueden ser de otra manera.

Fui testigo de esta escena. En un grupo de universitarios, intelectuales, inclaudicables, demoledores de todo argumento, inclusive de aquellos con lo que estaban muy de acuerdo, acusaban de insensato a alguien que, con desparpajo impune, afirmaba que “las cosas están bien en Argentina, la gente está mejor que hace cuatro años”.

Claramente, el insensato estaba diciendo una barrabasada, pero más allá de tratar de dilucidar si tenía razón o no, lo que parecía estar en juego era la construcción del sentido común.

En el grupo de indignados pareciera haberse instalado lo que Marx llamaba “ideología” como una representación de la realidad que actúa como un velo —funcional al interés de quien hegemoniza el sentido común.

Se podría dudar de si hay una verdad detrás del velo, pero en aquella escena era evidente que las personas habían hecho patente, indiscutible, premisa, que los argentinos estamos muy, pero muy mal, y que llevamos mucho tiempo cayendo.

Esto era tan verdad para aquellas personas, que inclusive se violentaron con quien lo cuestionaba. Es decir, defendían una “realidad”.

Tal blindaje es otra característica de un sentido común tomado. Las personas estructuran su representación mental con una realidad y su vida actúa esa representación. Creen, tienen fe, sostienen esa realidad, y amenazarla es poner en riesgo la estabilidad de las personas, por mucho que padezcan la representación.




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