miércoles, 12 de junio de 2013

El cazador de nubes


El ángel le dijo al chico: "te ensombreciste. No pienses que sos dado a la melancolía, no te reproches ni te incrimines por tu tristeza. No tenés culpa, lo que ha sucedido es que una nube cruza tapándote el sol. Vení, vamos al arroyo. Vamos a sentarnos un rato al lado del agua, debajo del viejo puente de madera, por el que ya no pasa el tren. Te regalaré 
mi porfía en atrapar nubes, traeremos a la tierra esa que te apena, la despatarraremos, le peinaremos alborotados peinados en la cabeza, le revolveremos el interior a palabrazos, la haremos buena, dulce, le comeremos las puntas y cuando sople el viento la lanzaremos al cielo e iremos prendidos de ella, a ver la luna transparente gigante y a ver cómo las tristezas se hacen pequeñas allí abajo".