domingo, 7 de julio de 2019

Tiene razón


Los amigos tienen siempre la razón.
No me importa que venga Jesucristo y su madre y me demuestren que mi amigo está equivocado.
Tiene razón.
Hay un punto en que uno debe equivocarse adrede, mancharse, ensuciarse, sin perdón, con todas las condenas que le quepan.
Hay un punto en que hay que cometer un pecado.



*          *          *

Cazador blanco, corazón negro es una película en la que Clint Eastwood remeda el tiempo en que John Houston filmó en Congo y en Uganda The African Queen.
En la siguiente escena, John, el director, va a cazar elefantes con Pete, el guionista, el cazador Kivu y el traductor Ziv.

 ¿A dónde vamos esta mañana, John?
 A un lugar que Kivu conoce. Dice que muchos elefantes van allí en esta época del año.

Andan un tramo largo en un jeep atravesando la sabana.

— Dice que nos estamos acercando. Dice que están allí, pero cree que es mejor si solo van dos tiradores.

John baja del jeep. Pete no se mueve de su asiento.

 Pete, ¿estás listo?
 No, tú y Zib son suficientes.
 ¿No vendrás?
 No, voy a esperar aquí.
 Ahora, mira, niño. Nunca te he dado consejos. Nunca te he obligado a hacer nada, pero esta vez es diferente. Creo que deberías venir. Te lo pido como amigo.
 No, anda tú, John. Esperaré aquí.
 Si no vienes, lo vas a lamentar toda la vida.
 No quiero dispararle a un elefante.
— Ese no es el punto. Si no vienes, es porque tienes miedo. Y tú lo sabes.
— Bueno, supongo que tendré que vivir con eso.

En la situación de la caza, cuando unh elefante está cerca:

— John, ¡no dispares, no dispares! Es muy peligroso. Vuelve lentamente.
 Este es el que estoy buscando.
 No es seguro. Hay demasiadas vacas alrededor. Vuelve lentamente. Venga. Acaba de llegar. Haz lo que te digo.

John ha vuelto al jeep. A lo lejos se ven los elefantes. Pete:

 Nunca había visto uno antes, fuera del circo o del zoológico. Son tan majestuosos. Tan indestructibles. Son parte de la tierra. Nos hacen sentir como pequeños perversos.
Criaturas de otro planeta, sin ninguna dignidad. Hace que uno crea en Dios. En el milagro de la creación. Son fantásticos. Son parte de un mundo que ya no existe, Dios mío. Me hacen sentir un tiempo invencible.
—Sin duda tienes el don de la palabra, Pete. No es de extrañar que seas un escritor.

Finalmente se van del lugar.

 Seamos sinceros. Este país es demasiado duro para nosotros. Sólo somos personajes de Vine Street, no dos héroes de una de tus películas.
—Ya sabes, niño, vamos a terminar juntos. Cuando seamos viejos. Probablemente viva en una cabaña en las Sierras y busque oro. Nos sentaremos alrededor de la fogata por la noche y nos contaremos mentiras el uno al otro
 Sí.
 Sobre todas las cosas que hemos hecho. Las guerras que luchamos. Libros que has escrito, películas que he hecho.
 No lo dudo, John.

Más tarde:

  Todo bien. Todo bien. Olvídalo. Lo intentaremos de nuevo mañana. Mañana por la mañana, y mañana por la tarde, nos vamos.
 Tienes que empezar con la película, John.
 Puedes irte si quieres. Me quedaré.
 La compañía llega a Entebbe pasado mañana.
 Me quedaré.
 ¡Jesucristo! ¿Serás razonable?
 Estoy siendo razonable. No me importa una mierda si la compañía llega aquí mañana o si llegó hace tres días. Me quedo hasta que consiga mi elefante.
—Necesitas a alguien contigo. No se puede cazar solo.
 Kivu irá conmigo.
— John, ¿cuánto tiempo planeas quedarte?
 Bueno, eso depende de los elefantes. Y de las guías. Si Ogilvy resulta ser otra anciana como el resto de ustedes, puede llevar meses. Pero si es la mitad del hombre que es Kivu,
puede no tardar en absoluto

Más tarde:

— ¿Qué pasa, chico? Escúpelo. Estás sentado alrededor guisando como una dama que acaba de ser echada de la cama.
— Estás loco o eres el hijo de puta más egocéntrico e irresponsable que he conocido. Estás a punto de cagar toda esta película, John. ¿Y para qué? Para cometer un crimen. Para matar a una de las criaturas más extrañas y nobles que vagan por la faz de esta tierra de mala muerte. Para cometer este crimen, estás dispuesto a olvidarte de todos nosotros y dejar que toda esta maldita cosa se vaya a la mierda.
 Te equivocas, niño. No es un crimen matar un elefante. Es más grande que todo eso. Es un pecado matar a un elefante. ¿Lo entiendes? Es un pecado.







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