Estaba sentado con una amiga junto al río, a la hora que el sol encandila y todo es blanco.
Vimos un pájaro volando a pocos centímetros del agua. Iba rápido y se estrelló contra un gigante motor fuera de borda Mercury negro lustroso. En ese momento supe que no era un pájaro, sino una polilla negra gigante. Hay todo tipo de animales en la isla.
Al rato mi amiga me señaló un palo que flotaba al costado de la lancha que llevaba el motor Mercury. Lo observamos un rato, le dije que era una palo nomás, pero ella notó que se movía diferente y recordamos la mariposa. Entonces mi cabeza, que suele ser más despierta que yo, me dijo que era un murciélago. Eso explicaba que mi amiga hubiera percibido que no era un pájaro y su color negro reconcentrado. Mi mente había descartado antes que fuera un murciélago porque los murciélagos no vuelan de día.
Agarré un palo y me metí al agua para rescatarlo.
Llevé el palo porque unos días atrás había salvado otro murciélago, en una casa los días que me quedé a cuidarla, y noté lo muy capaces que son de morder con muchos dientitos afilados como agujas.
Llegué hasta la lancha, le ofrecí el palo al murciélago y él lo tomó.
Mientras lo llevaba de regreso a la costa, se cayó varias veces de nuevo al agua, y yo volvía a ofrecerle el palo. Una vez en tierra firme ya se había puesto hacia abajo, como hacen los murciélagos.
Mientras yo sostenía el palo con el murciélago, recordamos con mi amiga que habíamos ido juntos en la ciudad que estaba frente a la isla, al último recital que dio Sumo allí, y que Luca Prodan había cantado “A los murciélagos no les importa Batman / Revés al panza tu viendo, revés al panza tu viendo!” Y al final: “Yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos!”
Le tomé una foto, pero -como más tarde me explicó con lucidez otro amigo-, “los vampiros no salen ni en los espejos ni en las fotos”. El murciélago salió tan borroso que no se lo reconoce.
Como ustedes saben, murciélago en chino es 蝙蝠, bian fú, y como la palabra felicidad, 福, se pronuncia igual, fú, se usa la imagen de los murciélagos para desearle a alguien buena suerte.
Quizás el murciélago no se refleja en los espejos porque es uno mismo.
Uno busca y no ve el murciélago, sólo se ve a sí mismo, y eso es porque uno es el murciélago.
Así fue como yo le di suerte al murciélago, que tal vez no existió. Tal vez era yo mismo.
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