A ver qué tenéis
que decir de mi Santa Madre, tan santa como la que más del santoral entero de
la Santa Iglesia Católica
Su hermana Remedios
me dijo además que fue casi Virgen, porque aquello, sólo para concebir a mis
tres hermanos y a mí, que luego, Virgencita para toda la vida.
Pues cuando yo
reñía con mi hermana mi Madre me decía “¡So marica! ¿Otra vez riñendo con la
pobrecita de tu hermana? ¿Qué no ves que es mujer? ¡A ver si te vas por ahí y
te das puños con el primer gitano que encuentres!”
Y lo he hecho. Por
la memoria de mi Santa Madre, Casi Virgen, no me ha temblado nunca la mano
cuando he tratado con esta escoria humana de africanos, refugiados sirios y
demás calañas, que no hacen sino venir a vivir a costa de nosotros, que somos
quienes trabajamos. Bastante trabajo nos ha costado levantar este país, para
que vengan estos vivillos a comerse la torta.
Y mi hermana
también ha aprendido la disciplina, que tiene el cinturón a mano, y cuando los
hijos tienen la dichosa idea de hacerse los levantiscos, menudo concierto arma
ella haciendo sonar el cinturón contra las espaldas. Y lo que ella les da a los
críos no se compara con lo que hace su marido. Se ha buscado un hombre de
verdad, cabal, que sabe poner orden, con los niños y si es necesario con ella
también, que es mujer, y a las mujeres no hay que darles rienda. Que si le das
su merecido, aunque tú no sepas por qué, ella lo sabe, porque algo habrá hecho
que te has cruzado. Así lo decía mi Madre Santísima.
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