jueves, 4 de enero de 2018

Mi Santa Madre



A ver qué tenéis que decir de mi Santa Madre, tan santa como la que más del santoral entero de la Santa Iglesia Católica
Su hermana Remedios me dijo además que fue casi Virgen, porque aquello, sólo para concebir a mis tres hermanos y a mí, que luego, Virgencita para toda la vida.
Pues cuando yo reñía con mi hermana mi Madre me decía “¡So marica! ¿Otra vez riñendo con la pobrecita de tu hermana? ¿Qué no ves que es mujer? ¡A ver si te vas por ahí y te das puños con el primer gitano que encuentres!”
Y lo he hecho. Por la memoria de mi Santa Madre, Casi Virgen, no me ha temblado nunca la mano cuando he tratado con esta escoria humana de africanos, refugiados sirios y demás calañas, que no hacen sino venir a vivir a costa de nosotros, que somos quienes trabajamos. Bastante trabajo nos ha costado levantar este país, para que vengan estos vivillos a comerse la torta.
Y mi hermana también ha aprendido la disciplina, que tiene el cinturón a mano, y cuando los hijos tienen la dichosa idea de hacerse los levantiscos, menudo concierto arma ella haciendo sonar el cinturón contra las espaldas. Y lo que ella les da a los críos no se compara con lo que hace su marido. Se ha buscado un hombre de verdad, cabal, que sabe poner orden, con los niños y si es necesario con ella también, que es mujer, y a las mujeres no hay que darles rienda. Que si le das su merecido, aunque tú no sepas por qué, ella lo sabe, porque algo habrá hecho que te has cruzado. Así lo decía mi Madre Santísima.



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