sábado, 10 de julio de 2021

Messi protagoniza una tragedia griega

Messi jugará por primera vez una final sin Diego.

La primera final con la camiseta de la selección con Diego muerto.

No tendrá que padecer lo que dirá Diego al final del partido.

No sentirá la mirada de Diego mientras juega, en los millones de futboleros que están mirando lo que hace.

Estos partidos desde el 25 de noviembre, Messi jugó. 

Jugó como dice Riquelme “ser felí”. Jugar como jugar a las escondidas, o como los perros juegan a correme que te corro.

Muerto Diego, Messi viene jugando libre, divirtiéndose, suelto, PlayStation.

Juega con los chicos.

Juega a la pelota.

No tiene que ganarle al otro equipo, ganarle a sus compañeros que no juegan bien, ganarle a los millones de futboleros que lo miran como asesinos, ganarle a los periodistas sedientos de sangre, ganarle a Maradona que pesa más que la presa de las Tres Gargantas, en la China.

Le han impuesto que eso sea ganar, para él.

Ganar es competir con Diego, que es Todo, es un Planeta de la Muerte, es Dios y el Diablo. Lo arrojan a que le gane a algo que es inabordable.

Él quiere ganar, pero nada más que ganar.

Ganarle a todos, ganarle al mejor equipo, ganar todos los campeonatos, pero de este mundo. No quiere que la gente lo adore más que a Diego, no quiere trastornarle la vida a la gente, no quiere devolverle a los argentinos la dignidad por haber perdido una guerra, haciendo el mejor gol de la Historia.

Hoy es la primera final de Messi liberado de la presencia infernal de Diego.

Y justo le toca con Brasil, que está afiladísimo, que le lleva tres cuerpos de ventaja al segundo mejor del mundo.

La vez que Messi consigue jugar una final, va y le toca jugar con un equipo frente al que no tiene chances, con una cancha con público, todos brasileños que le van a cantar los goles en la cara, 30.000 ojos en el estadio gritándole a él los goles de Brasil.

En un rato asistiremos a un momento apoteótico de una tragedia griega.

Messi sólo quiso jugar al fútbol, no quiso ser el protagonista de un drama que alcanza toda la estatura humana, pero lo es.













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