Algún escritor argentino tuvo la ocurrencia de que los gauchos, no teniendo en su paisaje más que la nada, eran filósofos naturales, como habían sido los griegos y los árabes.
Y otro escritor, nicoleño, me contó que el Gaucho Mario una vuelta le dijo: “hay que ver, ese muchacho. Quiere tener la razón en todas las discusiones. Quiere ganar siempre. Muy débil, piensa que es”.

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