viernes, 16 de marzo de 2012

Eliminado

Un documental de turismo está conducido por un chinito norteamericano. Viajaron a China. El chinito casi no conoce nada, pero habla el idioma. Con eso cree tener suficiente para traducirle al televidente occidental qué está viviendo.
Nunca baja los brazos en su cometido de reducir a la realidad norteamericana lo que es diferente. Si algo que le dicen o le muestran no tiene palabras en inglés, no intenta reconstruirlo trabajando con los conceptos y las percepciones, sino que lo suprime y pone en su lugar algo suyo.
Estoy refiriéndome al chinito peyorativamente; es posible que él no pueda hacer otra cosa. El tema de Solaris es la tragedia de la traducción. Los hombres (¿rusos, norteamericanos, occidentales?) no saben qué hacer con lo incomprensible. Lo que no pueden asimilar los desespera, intentan disfrazarlo de algo familiar, y si finalmente fracasan, lo destruyen.




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