En las películas,
con uno basta para que caiga muerto instantáneamente.
A Ricardo Jáuregui
le metieron dieciséis tiros, en la casa de su hermana, en Casilda.
Dieciséis tiros, y
quedó vivo.
No murió como en
las películas, pero como en las películas, escribió en un papel “fue Sergio
Pérez”.
Lo que tengo para
decir me urge tanto decirlo, y tengo tanto para decir, que no tengo tiempo para
escribir.
No me queda otro
remedio que dejarle esa tarea a otro.
Tengo que utilizar
el tiempo que me queda para llegar a escribir “fue Sergio Pérez”.
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