Ružica, curadora de arte, vive en una
casa bastante grande en un barrio de Novi Sad, Serbia. Es una casa de su
familia paterna, donde vivió con su pareja, hasta que se separaron y él se fue
a Moscú. No tuvieron hijos, y Ružica cree que ya no los tendrá. Sus
actividades son intensas, viaja bastante, no ve que haya lugar para hijos. Sus
amigos tienen vidas bastante parecidas, muy lejos de asentarse, formar una
familia, todos han hecho más o menos lo que les ha gustado hacer, sin trabajos
estructurados, sin rutinas rígidas, y dedicados con pasión a lo suyo. En otra
época, se habría dicho que eran bohemios, pero ellos trabajan muchísimo, no
viven abandonados a la poesía, sino que militan como una profesión aquello que
hacen. No han sentido la presión por seguir un camino seguro, consolidado, una
carrera, progresar. Sus propios padres han dudado de todo eso, y ellos partieron
de ese cuestionamiento.
Cuestión
que una tarde Ružica se cae cuando baja del tren y
se rompe la clavícula en tres pedazos y se fisura dos costillas. En el hospital
le dan analgésicos y le dicen que tiene que irse a su casa a esperar que puedan
operarla, en diez o quince días. Le preguntan qué familiar la va a ir a buscar,
Ružica llama a su amiga Marina. Su hermano está en
Belgrado, no quiere molestarlo, y no tiene mayor trato con los parientes que
conserva en Novi Sad. En cambio, Marina es como una hermana. Piensa, además,
que tiene confianza con sus amigos para pedirles que la ayuden. En esos días
hasta la operación, su brazo inutilizado y el dolor le impedirán limpiar la
casa, hacer las compras, cocinarse, vestirse.
Marina
va a buscarla en su auto y en el camino a casa arman una lista con los amigos
que la ayudarán. El ejercicio les resulta interesante, porque es una forma
nueva de ver a sus amigos.
— Vamos
a hacer un calendario —dice Marina. No sirve que cada quien venga cuando se le
antoje, necesitás alguien fijo cada día. Y no sirve que vengan "de
visita", como si estuvieras bien, o como si estuvieras en el hospital,
porque no estarás de ánimo para hacer sociales, ni habrá alguien para
atenderlos, ni que limpie todo cuando se hayan ido.
Marina
es una chica con mucha personalidad. Convoca a los amigos, les habla
claramente. Todos entienden.
De
repente, aquel estilo de vida que tienen en común, ha tomado forma en un
esquema de emergencia.
Y es
un episodio único, algo singular, pero destinado a revelar algo de la nueva
sociabilidad que protagonizan.
El
tema podría ser teórico (de hecho Nenad, el antropólogo, está bastante
obsesionado explicándoselo a todos), salvo que se vuelve intensamente real en
un punto: la ducha.
Es
verano, el calor no es agobiante en Novi Sad, pero Ružica necesita bañarse todos los días. Al
principio, sólo la baña Marina, pero un día Marina no está, y está Gordana. No
es que necesite gran ayuda, pero hay partes del cuerpo adonde no llega, con una
sola mano. Gordana, a quien apenas ha tratado, la ayuda.
Al
otro día, vuelve a bañarla Marina. Cuando salen del baño, Nenad y Stefan están
tomando unos tragos que prepararon y sacan el tema de la ducha.
— ¿Ustedes...?
—bromea Nenad, como implicando una complicidad homosexual.
— Sos
un anticuado. No, pero si la pasáramos bien, ¿qué?
— ¿Nunca
se habían bañado una a la otra?
— No.
¿Vos bañaste a un hombre?
— No,
pero mi padre bañó a mi abuelo y yo los vi. Mi abuelo decía "bañame como
si fuera un animal". Creo que fue una frase amable, para quitarle
incomodidad a mi padre, pero mi padre disfrutó, porque quiere mucho a mi
abuelo.
— ¿Te
podría bañar yo? — le pregunta Stefan a Ružica.
— Sí,
¿por qué no?
— ¿No
implicaría un contacto demasiado íntimo, sexual?
— ¡Por
Dios, los hombres! — dice Marina. Implicaría que la estás ayudando.
— Todo contacto o no contacto es sexual —dice
Nenad.
— Bueno, es un tema muy interesante — dice
Stefan. Quizás esta lista que hizo Marina de los amigos que vienen cada día a
ayudarte, podría sincerarse. Podría ser la lista de quién te ducha el martes,
quién el miércoles...
Todos
ríen. Y todos se lo empiezan a tomar en serio.
— ¿Qué
decís, Ružica? — pregunta Marina.
— Que está muy bien.
Marina
manda un mensaje a todos los amigos, que están en un grupo de whatsapp:
"será importante que los que le comprometieron ayuda a Ružica, cumplan. Cada uno que vaya a su casa,
deberá ayudarla a ducharse. Si alguien tiene algún prurito con eso, avise, así
es reemplazado".
Se
formaliza, así, lo que de un modo algo jocoso, Stefan bautiza The Shower Club.
En
los días siguientes, las relaciones que Ružica tenía
con sus amigos habrán ganado la extraña experiencia de la ayuda en la ducha.
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