sábado, 9 de enero de 2021

Autanasia

Hacerse el harakiri es como rasgarse las vestiduras, pero en vez de las vestiduras, uno se rasga las tripas.

Los dos gestos tienen mucho de exageración escénica.

Podría pensarse en la alternativa de identificar una misión en la vida, inventar que uno ha sido enviado al mundo para cumplir una gesta, o una cruzada, inclusive una épica, si uno desfruta del dramatismo de clavarse una espada y revolvérsela, y una vez que la cumplió, devolverle el cuerpo a la naturaleza de donde provino.

Sería una especie de eutanasia, si se da el caso de que el cuerpo sigue vivo, después de que uno haya finalizado su misión.

Aunque podría ser que en la hora de la muerte, aún no la haya acabado, y entonces no habría absolutamente nada del dramatismo del harakiri y el rasgarse las vestiduras.




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