Las casas
asentadas sobre una larga loma
no quietas: mirándote
unas de frente
otras espiándote sobre el hombro
de las que tienen delante.
Arriba de ellas no hay más que cielo
y de noche
el infinito inconcebible.
Cuando llegue la penumbra,
de los ojos ventanas ahora negros
saldrá la luz ambarina y temblorosa
de la vida de los hombres.
Salta, 2 de octubre de 2011
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