viernes, 21 de diciembre de 2012

Vos siempre



En este preciso momento va sentada a mi lado en el vagón del subterráneo una chica bastante robusta, con unas piernas del grosor, cada una, de un secarropas. Aunque lleva un pantalón fucsia muy ajustado, cuando se sentó me ha desplazado y arrinconado en una mitad de mi asiento, habiendo tomado ella la otra mitad, además del suyo entero. Sentados, mis ojos están a la altura del nacimiento de sus prominentes pechos, cada uno de los cuales es mucho más grande que mi cabeza. Tiene el pelo de un rubio luminoso, y tanta cabellera que es como una nube dentro del vagón. Lleva las uñas cortadas rectas y pintadas de blanco. Son tan gruesas que es evidente que están hechas de hueso.
Con sus dedos grandes como salchichas, trabaja sin cesar en el teclado de su teléfono celular. Leo que le escriben: SIEMPRE ENQUILOMBAS TODO.
Y es posible. Muy posible.