Hay dos tangos, Te
llaman malevo y Malevaje. Las
letras son de dos de los mejores letristas del género; el primero de Homero
Expósito, el segundo de Enrique Santos Discépolo.
Recordemos Te llaman
Malevo:
Nació en un barrio con
malvón y luna
por donde el hambre
suele hacer gambetas
y desde pibe fue
poniendo el hombro
y anchó a trabajo su
sonrisa buena.
La sal del tiempo le
oxidó la cara
cuando una mina lo
dejó en chancleta
y entonces solo, para
siempre solo,
largó el laburo y se
metió en la huella.
Malevo, te olvidaste
en los boliches
los anhelos de tu
vieja.
Malevo, se agrandaron
tus hazañas
con las copas de
ginebra.
Por ella, tan sólo por
ella,
dejaste una huella de
amargo rencor.
Malevo, ¡qué triste!
jugaste y perdiste
tan sólo por ella
que nunca volvió.
Tambor de tacos
redoblando calles
para que se entren las
muchachas buenas
y allí el silencio que
mastica el pucho
dejando siempre la
mirada a cuenta.
Dicen que dicen que
una noche zurda
con el cuchillo
deshojó la espera
y entonces solo, como
flor de orilla,
largó el cansancio y
se mató por ella.
La mina se piantó y el tipo se volvió maula. Es un bastardeo
del mito. El bastardeo consiste en rebajarlo a un término del costumbrismo. Ofrece
sólo el placer de la familiaridad, que da siempre lo mismo.
El mito, en cambio, no da siempre lo mismo, sino que siempre
da más.
Si se quiere un mito que revele cómo una mina transforma a
un guapo, recuérdese Malevaje.
Decí, por Dios, ¿qué
me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin
comprender...
Me ve perdiendo el
cartel
de guapo que ayer
brillaba en la
acción...
¿No ves que estoy
embretao,
vencido y maniao
en tu corazón?
Te vi pasar tangueando
altanera
con un compás tan
hondo y sensual
que no fue más que
verte y perder
la fe, el coraje,
el ansia 'e guapear.
No me has dejao ni el
pucho en la oreja
de aquel pasao malevo
y feroz...
¡Ya no me falta pa'
completar
más que ir a misa e
hincarme a rezar!
Ayer, de miedo a
matar,
en vez de pelear
me puse a correr...
Me vi a la sombra o
finao;
pensé en no verte y
temblé...
¡Si yo, -que nunca
aflojé-
de noche angustiao
me encierro a
yorar!...
Decí, por Dios, ¿qué
me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
Hay que explicar por qué Me
llaman malevo dio lugar a una telenovela y (el Malevo era Rodolfo Bebán), mientras
Malevaje nunca fue recogida por la televisión
ni el cine.
Con admiración, dedico este breve pensamiento a Mariela. Creo que su rescate de Malevaje es meritorio de hacer de ese tango un mito de la altura del de Edipo.
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