viernes, 19 de septiembre de 2014

Dos chinicias





Dos chinicias en menos de 16 horas.

Miércoles, 19.36: entro a un super, mujer china a la derecha, medioescondida en el mostrador alto que parece la Administración General, hombre chino en la caja. Compro esto, aquello, cuando llego a la caja escucho que el chino habla en porteño recontraporteño. ¿Por qué habla tan bien? Empiezo rápidamente a hacer cálculos, ¿cuántos años tiene? ¿pudo haber nacido acá? ¿por qué no hay otros como él? Perfecto porteño. Esto será así dentro de 20 años, pienso, pero entonces ya los chinos no se dedicarán a los supermercados.
Me alejo con mis dos compritas en una bolsa y una expresión de boludo perplejo en la cara.

Jueves, 12.41: reunido con dos amigos, proponiéndoles que representen a nuestro proyecto Dang Dai ante las agencias que ofrecen recursos para la divulgación de la cultura china en el exterior. Yo medio chino, uno de ellos alumno de idioma chino, el otro profesor de idioma chino, formateado en China entre los 3 y los 7 años, los tres alrededor del proyecto chino Dang Dai, y enfrente, exactamente enfrente, una señora china disfrazada además de señora china que anda por los arrozales, está adivinando la suerte o haciendo acupuntura, con una mesita y un panel que tiene una lámina de una mano.
Nunca había visto esto.
En el barrio chino hay un chino que hace acupuntura y tiene a la vista carteles parecidos, pero es dentro de un local comercial, y el chino no está disfrazado, y es en medio del barrio chino.
Me golpeo la cabeza con la palma de la mano para entender qué está pasando.


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