Observo cómo se tratan estos dos animales, bestias que no han
sido terminadas de criar, criaturas silvestres, y sin embargo más evolucionados
que todos quienes sienten flemática repugnancia por ellos. Me parece milagrosa
la forma en que han alcanzado uno de los puntos más altos en la vida humana: se
pueden decir que se desean, uno puede decirlo, el otro escucharlo, y luego seguir
hablando de trabajo, de cualquier cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario