—
¿Por
qué vas a explorar territorios estériles, Piteas?
—
¿Cuáles
esperás que explore?
—
Los
que florecen de riquezas, donde la Naturaleza es pródiga y feliz y donde los
hombres construyen el mundo. Vos sos toda simiente, es necesario que estés
donde fecundes. Aunque tu semilla es cuantiosa, no es infinita. Los dioses te
las han dado, una por una, y miran adónde va cada una. No tenés ni una sola que
sobre, de modo que no hacés bien en desperdiciarlas sembrando donde nada
crecerá.
—
Los
campos buenos ya son buenos, no me necesitan. Estoy llamado a ampliar los
horizontes de la vida. Lo fecundado ya no necesita ser fecundado. Ser fecundo
es crear vida donde no la hay.
—
Pero
es que adónde vas no vas a crear vida, porque la realidad es estéril.
—
¿Cómo
saberlo, hasta no intentarlo?
—
Estás
intentando probar que sos quien querés ser, distraído de tu misión en el mundo.
—
Mi
misión no está cerrada. No me condenes a lo que vos decís que es mi misión.
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