domingo, 5 de julio de 2015

Algunas noches

Ya lo había sentido en este departamento luego de que murió Lo Yuao. Entonces el televisor se encendía solo a determinada hora de la noche, a las dos, las tres. Yo daba un salto en la cama. Pensaba que a esa hora Lo Yuao miraba la televisión.

Como en aquella época, duermo solo. Anoche sentí un frío súbito en los pies, inexplicable. El ambiente estaba frío, pero yo estaba abrigado. Y de golpe un hielo me agarró los pies juntos. Inmediatamente entendí que alguien estaba visitándome. ¿Qué quería de mí? Me quedé quieto, mirando la oscuridad. Las pequeñas lucecitas del router se volvieron muy fuertes y las cosas cobraron su volumen. Todo estaba tieso en esa penumbra, incluso yo, incluso mis ojos abiertos. Sin embargo, el aire se movía y no pasó mucho antes de que una sombra pasara delante de las luces. Algo como un trapo gigante o un animal ni muy lento ni muy rápido.







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