sábado, 16 de enero de 2016

El saludo de Wang Wei


Wang Wei y Li Bai son dos de los poetas chinos de todos los tiempos más conocidos en Occidente.
Extrañamente, fueron contemporáneos absolutos. Uno nació en el 699 d.C., el otro en el 701; uno murió en 761, otro en 762.
Florecieron en la Dinastía Tang, acaso la más esplendorosa de la historia de China, a la par de la Han.
Tuvo como sede la actual ciudad de Xi’An, cuyos intestinos conocí hace unos meses. La grandeza inconmensurable que creó la antigua Chang’An aún te deja sin consciencia.
De allí se creó la Ruta de la Seda. De ese viaje a China volví convencido de que la Ruta de la Seda es una madre de las civilizaciones tanto china como euroasiática.
De Xi’An partían los comerciantes a meterse en la Ruta de la Seda hacia el Oeste. Muchos hacían la salida en barco por el río Wei, y se había hecho tradición que los parientes arrancaran de las orillas varas de sauce con las que hacían coronas. Era un momento de mucha tristeza, porque muchos de los que se iban, no volvían.
Estas fueron las palabras con que Wang Wei entregó una de esas coronas a un amigo:

Los aros de sauce ofrecidos a los viajeros
Son verdes y frescos
Y yo brindo por tu bienestar
Ya que partes hacia el sol poniente
Y pronto formarás parte del pasado





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