domingo, 7 de agosto de 2016

Los únicos privilegiados son los bárbaros


Son ignorantes y están orgullosos de serlo.
Conocen el daño que causa su brutalidad y gozan con ello.
Disfrutan la impunidad de su analfabetismo.
Y no son los bárbaros, sino exactamente la crema de la Civilización.
Son los que tienen fortunas en cuentas en paraísos fiscales, los que siempre fueron dueños locales del país, los que estudiaron en universidades privadas, los que vivieron toda su vida apartados de la gente.
Hoy tienen las llaves de la economía argentina y las fuerzas de represión, y se las entregan con naturalidad a los que están encima de ellos.
En su cabeza conciben un Orden. No necesitan saber mucho para decidir que debe imponerse de nuevo la Normalidad que tienen en la cabeza, en que su clase hace lo que se le antoja a su favor y el resto es mantenido en su lugar, el lugar del que "no han sabido salir", el lugar "al que están destinados".

Aunque se queje por las molestias que le causa, la mayoría de ese resto, casi toda la sociedad, aprueba la vuelta al Orden.
La Barbarie es feliz puesta de rodillas por una caterva de perversos.
Mientras unos pocos se escandalizan por la ignorancia de los gobernantes, la mayoría la acepta porque ve en ella la comprobación de que no son políticos tradicionales, o sea, que son gente como uno, pero que se toma el compromiso por la Argentina en serio, y entonces se ponen al frente, haciéndose cargo del Gobierno.
Los gobernantes repiten "estamos aprendiendo".
Y la frase funciona.









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