Los Bienvenido a los 50s de la generación que fue adolescente
bajo la Dictadura son, primero, el autoengaño increíblemente infantil de que no
viviendo se conseguirá no morir, y segundo, ser carne de un stress tal que el
momento del día en que peor nos sentimos es al levantarnos, porque dormimos
sometidos a un retorcimiento general de músculos, órganos, tendones y
pensamientos.
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