Hacía cuatro años que estábamos enamorados.
Cuatro años, y cuando hablábamos por teléfono no podíamos cortar.
— Cortá vos.
— No, cortá vos.
— Cortamos juntos a la una, a las dos, a las tres —nos reíamos.
Para ella no significaba nada, porque era una chiquilla, pero yo estaba muy asombrado, porque ya tenía casi 50 años y nunca me había sucedido aquello.
Ahora lo recuerdo, casi 30 años después, y pienso que nunca más me pasó.
Nunca estuve enamorado en mi vida.
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