Hoy
hace 42 años que el negro Bob Beamon estableció una marca de 8,90 en
salto en largo, lo que sería el récord más duradero del atletismo.
Fue en los
Juegos Olímpicos de México, el mismo día en que el Comité Olímpico
Estadounidense suspendió a dos atletas negros por hacer el saludo del «black
power».
Difícil asunto, ser negro. En cualquier lugar del mundo. En
las listas de famosos que cumplen años hoy están el genial Wynton Marsalis, que
cumple 51, el cantante de Rythm and Blues Ne-Yo y muy poquitos más.
Se da la paradoja de que los negros, siendo oscuros no
pueden ocultar su negritud. Los negros han sido, son, blanco de la crueldad más
diabólica, por parte de otro negros y de blancos. Fueron traídos a las Américas
como animales de trabajo entre 9 y 12 millones de africanos. Muchos fueron a
los Estados Unidos, donde ese castigo no fue suficiente. Apareció el Ku Klux
Klan, que linchó entre 3.000 y 5.000 negros entre 1882 y 1964.
Estamos diciendo 1964.
El KKK tenía cuatro millones de miembros en 1925 y
obviamente reaccionó ante la unción de un negro en la presidencia de la Nación.
“¡Arrepiéntete América!” fue la exclamación de sus militantes. Cada tanto
aparece un negro o una negra muerta de un tiro.
Claro que eso es show. Pese al negro Barack, casi el 25% de
la población negra en Estados Unidos vive bajo el umbral de la pobreza, el 40%
de los presos son negros, mientras sólo el 18% de los negros tienen título
universitario.
Esta situación no es mucho mejor en Brasil. "Cinco campeonatos del mundo en fútbol, con equipos en los que los negros fueron los jugadores más importantes, y nunca tuvo un Director Técnico negro", anota el periodista Marcelo Parra.
Y Argentina parece haber sido más cínica. El antropólogo
Alejandro Grimson demostró que en el siglo XIX nuestra sociedad tenía una
enorme presencia de negros. De alguna manera nos deshicimos de ellos e hicimos
creer la sucia mentira de que somos un país tan blanco como Suiza.
Asunto complicado, nacer negro.