Yo había ido a un recital de Almendra, cuando volvieron, con
mi primo El Loco, pero fue Fausto quien realmente me enseñó Spinetta.
Su muerte no me pareció un acontecimiento, tal como me
sucedió con mi tía Chela, Alfonsín y Mastroianni.
Hasta me irritan los que hacen duelo.
Es lo que me pasa con las muertes.
Quizás las niego, quizás ya las incorporé, como se cuentan
de antemano las pérdidas de una cosecha.
Las únicas muertes que me afectan son las que sucedieron
hace mucho. Cuando recuerdo que se murió el Bueno Laver me parte la pena.
Y se murió en un accidente de autos cuando teníamos 14 años.
Hace 36 años.
Quizás soy muy lento y me creo que los muertos siguen vivos.
Hace unos días hubo un problema en la familia de mi madre y
le dije a ella "pedile a Irma que rece". Irma es su hermana que murió
hace varios años y cuando vivía rezaba por los demás.
Ayer me vino a la cabeza el tema de Spinetta La pelicana y el androide.
A la noche lo escuché y luego toda la noche soñé con el
tema.
Iba recordando la letra, fijando algunas imágenes, tratando
de entender por qué Spinetta habia compuesto aquello. En el medio de las
reflexiones veía una película de ciencia ficción formidable.
Aún estoy tomado por el sueño y esto que escribo es quizás
una estrategia para poder salir.
Pero me pregunto por qué me habrá venido el tema a la cabeza
ayer.
Pienso en esas explicaciones que apelan al espíritu, a un
ángel o lo que sea, que llega para susurrar algo, una profecía, una alerta, un
anuncio.
Siempre en clave.