martes, 21 de enero de 2014

Entre ratas


El kirchnerismo fue sumando simpatizantes desde que asumió Kirchner hasta algún momento del año pasado.

La muerte de Kirchner demostró hasta dónde había calado  su convocatoria, lo que actuó a su vez como explosivo reimpulso de atracción.

Hoy las adhesiones empiezan a sufrir una decadencia.

Aparecen quienes se sumaron porque siguen la corriente.

Se bajan quienes tuvieron un entusiasmo juvenil, flor de un día.

Abandonan el barco los pragmáticos que sólo se subieron por conveniencia coyuntural.

Desde un lugar descentrado de las aguas peronistas surgió el kirchnerismo y ganó un terreno enorme como fuerza circunstancial.

Podría ser que el escenario en que surgió llegue a su fin. En tal caso, el kirchnerismo se ve ante una prueba histórica que determinará si habrá plantado o no un esquema de poder capaz de obtener el gobierno y gobernar que trascienda a Néstor y Cristina.

De existir, esa estructura, que hoy aparece como La Cámpora, debería estar compuesta por militantes, empresarios, intelectuales y políticos que no se bajen hoy del barco.

Es un buen momento para distinguir quiénes son los que no traicionan y se quedarán.




 

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