Nunca es suficiente con Maradona, siempre hay nuevos
extremos que se condensan en él.
El sábado fuimos a casa de Pablo a ver un partido de
Argentina por el campeonato mundial. Se contaron cosas insólitas hasta lo
pasmoso.
Que Maradona llegaba a su barrio de ricachones en el
gigantesco camión que se había comprado, y que cuando alguno se quejaba
respondía: "yo la guita la hice laburando, no como estos que son todos
ladrones".
Que usa un Rolex en cada muñeca.
Que a su hija le dio un MiniCooper como regalo de cumpleaños
—ella le dijo "papá, ¿cómo me regalás esto? No sabés que recién cumplo
12?"
Que de los aros colgantes que usa penden los dientes de leche
de sus hijos.
Cuando parece que no se puede decir más de él, te vuelve a asombrar,
y quedás asombrado por el asombro.
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