domingo, 25 de enero de 2015

Cuando se empezaron a mirar


Me revolvieron el alma las imágenes que ella trabajaba. Quise conocerla y tuvimos un affaire fulgurante. Faltaba poco para que se mudara a otro país. No teníamos amigos en común, todo fue privado, exclusivo, sólo tuvimos intimidad. La conocí por sus imágenes, en algunos bares y luego, vastamente, en la cama.

Un día salimos con una amiga suya. No sabíamos cómo tratarnos, estuvimos los tres incómodos. Después me contaría “mi amiga me dijo «cuando se empezaron a mirar me incomodé más... Se prendieron fuego. Eran dos demonios»”. Era la clave de lo que todo lo que hicimos.  

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