Acabo de encontrarme con mi amigo del alma, pero amigazo, lo
quiero acá desde el pecho peludo y desnudo, amigo de bestialidades, mi buen
hermano Jorgito Garber. Sigue pareciendo un pibe. Alto, con los rulos rubios y
la nariz; sólo le faltaba la camiseta de Boca para que sea el mismo de veinte
años atrás. Se sigue cagando de risa de todo, y así me dice que está muy feliz
porque su chica está feliz porque está enamorada de él. Sé cuánto es capaz de
hacer que una chica se enamoré de él y cuán feliz será la chica. Qué te parió,
Jorgito, amigo.
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