Hija, estoy muy contento con las botas que te compraste.
Porque es la primera vez que te comprás botas sola.
Porque te quedan muy lindas.
Porque son muy lindas.
Porque te quedan cómodas.
Por las hebillas que tienen a los costados.
Porque son negras.
Porque son de cuero.
Porque son calentitas, dijiste.
Porque me las mostraste orgullosa.
Me dan ganas de dibujarlas.
Por la sonrisa que tenías cuando te las mirabas mientras me las mostrabas.
Porque no se te mojaron los pies, hoy que fuiste a la escuela mientras llovía desatadamente.
Buenas botas, hija.
Uno tiene que calzarse una buenas botas en la vida. Ahí es donde empieza la cosa.
Tu padre
Gracias Chino. Muy bueno.
ResponderEliminarLeandro, ¡cuántos de estos cuentos vas a tener vos!
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